No pierden el tiempo con las imágenes escabrosas en “Things Bad Begun”, décimo quinto episodio de *Fear the Walking Dead*: empezamos con un carrito de la compra sanguinolento por las cabezas cercenadas de zombis que Nick Clark (Frank Dillane) está recolectando como quien colma un cesto de setas para almorzar. Y uno supone que lo hace por algo relacionado con lo que Matarife (Miguel Pérez) les dio a probar a Troy Otto (Daniel Sharman) y a él durante “El matadero” (3x14) en su rincón de la plaza de toros de Mexicali, que les proporcionó un subidón alarmante, muy especialmente, a Nick.
Troy se percata de que los llamados Supervisores van a atacar la presa hasta arriba de la droga del Matarife, y avisa a Nick de que su madre, Madison (Kim Dickens) corre peligro, al igual que Qaletqa Walker (Michael Greyeyes), Daniel Salazar (Ribén Blades), Lola Guerrero (Lisandra Tena) y compañía, Perro Loco (Justin Rain) y, supuestamente, Victor Strand (Colman Domingo), que allí se encuentran. Pero uno ya se huele que este último arreglaría a un trato con el tal John (Ray McKinnon), jefe de la plaza y de los Supervisores, en el capítulo anterior para hacerse con la presa.
Además, ambiciona convertir el territorio cercano al embalse en un paraíso de agricultura y ganadería, y es lo que le cuenta a Madison. En otra parte, unos bandarras agreden a Alicia Clark (Alycia Debnam-Carey) y Diana (Edwina Findley Dickerson) para robarles su botín, pero la primera los espanta con su fusil, no sin que la segunda sea herida. Después, Nick y Troy previenen del ataque a la presa. Allí deciden colocar explosivos como amenaza o último recurso, y Efraín Morales (Jesse Borrego) insiste en que abran las compuertas y liberen el agua que almacenan, como ya había insistido durante “La serpiente” (3x11).
Taqa y Perro Loco abandonan la presa y aseguran que se irán al norte, siguiendo a otros supervivientes de su grupo. Madison no se chupa el dedo e intuye que su hijo se ha drogado en la plaza, y es a este a quien confiesa Strand su acuerdo con los Supervisores para facilitarles la toma de control de la presa, al que ya aspiraban, a cambio de respetar sus vidas y permitirle dirigir el emplazamiento. Y Daniel tampoco se chupa el dedo, y no se traga las explicaciones que le dan sobre la muerte de su hija Ofelia (Mercedes Mason), así que presiona a Nick para que le cuente la verdad, pero lo único que consigue es que le diga que fue Jake (Sam Underwood) quien guio a la horda que acabó arrasando Broke Jaw en “Brother’s Keeper” (3x12) y, así, condujo al fallecimiento de Ofelia en el capítulo anterior después de que un zombi la mordiera durante “This Land Is Your Land” (3x13).
En esta tesitura, lo curioso es que Alicia conoce a John cuando su médico, Eddie (James Le Gros), se encarga de curar a Diana, y este le pide que le asista en una operación tumoral que nos recuerda a otra semejante que practicaron en *Perdidos* (J. J. Abrams, Jeffrey Lieber y Damon Lindelof, 2004-2010). La joven Clark se ve obligada a distraer a un John consciente hablando con él mientras Eddie le extirpa la masa tumoral de la espalda. La operación sale bien, para alivio de los tres implicados, y John pretende llevarse a Alicia a su toma de la presa, de la que no está informada.
Nick acude a donde Madison y Troy estaban poniendo los explosivos en la para instarles a irse por lo que se avecina con Strand y los Supervisores, e intuyendo que no ha convencido a Daniel, de que tal vez se proponga liquidar a Troy. Entonces, este admite ante Madison, sin arrepentimiento alguno, que envió a la multitud de zombis contra Broke Jaw, lo que a ella le produce el impulso de sacudirle con un martillo en la sien y abandonarle con las cargas explosivas: después de todos sus esfuerzos y sacrificios para lograr paz con el grupo de Walker, Troy lo echó todo a perder; y ella, que le había salvado la vida antes, es quien finalmente se la arrebata. A continuación, el ladino de Strand se enfrenta a Daniel y Lola y lastima al primero. Los Supervisores ocupan la presa, asesinando a Efraín, y Strand esconde a Nick y a Madison, que le entrega el detonador de los explosivos.
Si bien parece que “Sleigh Ride” (3x16) se inicia con algún momento pasado de las fiestas navideñas los Clark, tal como se había referido Madison a las mismas en el capítulo precedente, luego la cosa da un vuelco y uno piensa que quizá se trate de una pesadilla futurista y, al fin, le asalta la terrible idea de que pueda ser un flashforward, pero resulta demasiado onírico para ello, y con unos sonidos anormales. Seguidamente, observamos la llegada de John y Alicia a la presa, que son recibidos por Strand, y este la informa de la situación de Nick y Madison. Ellos dos intercambian unas cuantas palabras ingratas a cuenta de lo que la madre le ha hecho a Troy.
Y, como tomar la presa no ha sido coser y cantar porque estaban avisados, el acuerdo de Strand con los Supervisores se ha ido a pique, pero John ha notado que Alicia conoce a Strand, y acaba concediéndole la supervivencia de su madre si se marcha con él a Houston. Daniel y Lola también se han ocultado de los invasores, y al salir ella en busca de Efraín y descubrirlo muerto a tiros, se lanza contra sus verdugos y acaba igual a manos del propio John en el mismo momento en que Strand intentaba ayudar a Nick y Madison a que escapasen. Pese a este embrollo, la decisión de ejecutar a Nick, y seguidamente a Madison por no poder confiar nunca en ella a raíz de esto, aparte de a Strand, no se explica lo mejor posible. Pero la puesta en práctica se le tuerce al Supervisor jefe cuando Nick le sustrae hábilmente a Strand el detonador de los explosivos al que pretendía recurrir como amenaza disuasoria.
Y lo que nos confirman en la secuencia sucesiva es que lo que habíamos visto al comienzo del episodio era una fantasía tétrica, que se sigue ampliando ahora, y que tal vez es lo que asaltará la mente de Madison cuando Nick destruya la presa y esté bajo el agua: aquí los sonidos acuosos se escuchan con mayor claridad. Su hijo logra que pueda largarse con Alicia y Strand en una de las zodiacs. Daniel reaparece, acaba con algunos de los Supervisores, encuentra el cadáver de Lola, en cuya mano inerte pone la cruz de Ofelia que Taqa le había entregado. El indio y Perro Loco se revelan como francotiradores en el instante en que los lacayos de John pretendían arrebatar a Nick el detonador explosivo, que finalmente acciona. Daniel se une a él para salir de allí, y Taqa y Perro Loco se van al norte.
La presa revienta, el agua fluye por el cauce del río, con un plano de Efraín muerto de lo más elocuente. La zodiac no aguanta la succión, así que Strand, Alicia y Madison caen de la misma; y es cuando esta última, en la inconsciencia bajo el agua, tiene las oscuras alucinaciones navideñas en las que nos brindan la aparición de Luciana Gálvez (Danay García), Jeremiah Otto (Dayton Callie), Coop (Matt Lasky) y, oh, sí, Travis Manawa (Cliff Curtis). El montaje de la tumba de Jeremiah, que arrastra a Madison bajo tierra, con el de la misma en medio de la fuerte corriente de agua es significativo y de una gran inteligencia fílmica; y cuando Madison consigue emerger a la superficie y alcanzar las márgenes del río, donde la gente ya recoge el agua que necesita, a uno no le cabe duda de que acaba de contemplar, *no sólo el mejor cierre de temporada, sino también el mejor episodio de Fear the Walking Dead hasta la fecha*.