Un fuerte terremoto de magnitud 7,1 ha vuelto a sacudir México. El epicentro del sismo, que ocurrió a 57 kilómetros de profundidad, tuvo lugar a 12 km al sureste de Axochiapan (Morelos). Según las informaciones disponibles actualmente, el temblor ha causado decenas de muertos y el derrumbe de muchos edificios de Ciudad de México y otras localidades, coincidiendo además con el aniversario del terrible terremoto del 19 de septiembre de 1985, que causó miles de víctimas.
El seísmo que ha golpeado de nuevo al país llega solo once días después del mayor terremoto registrado en México en el último siglo. El pasado 8 de septiembre, se detectó un temblor de magnitud 8,2 cuyo epicentro tuvo lugar en el estado de Chiapas y que también afectó a otras regiones como Hidalgo, Puebla, Veracruz y la Ciudad de México. Aquel primer seísmo, seguido posteriormente de miles de réplicas, se originó por el acercamiento de dos placas tectónicas, las de Cocos y del Caribe, e incluso fue registrado por un observatorio de Barcelona.
El sismo tuvo causas diferentes
El terremoto que ha sacudido hace unas horas a México, sin embargo, presenta unas causas ligeramente diferentes. Aunque el temblor se ha producido por las placas tectónicas, las porciones de la litosfera que flotan sobre el manto terrestre como si fueran unas galletas encima de unas natillas, el sismo más reciente se debe a causas diferentes, según informa el Servicio Sismológico Nacional de México. En esta ocasión, el mecanismo focal del sismo muestra una falla de tipo normal, lo que se relaciona con un terremoto intraplaca, es decir, que ha tenido lugar dentro de la placa de Cocos. Dicha porción de la litosfera terrestre se introduce por debajo de la placa de Norteamérica en esta región, es decir, la primera placa realiza un movimiento de subducción por debajo de la segunda, lo que da lugar a sismos de forma más o menos frecuente.
Tal y como recuerda el propio Servicio Sismológico Nacional, no es la primera vez que los estados de Puebla y Morelos sufren terremotos parecidos. El 24 de octubre de 1980, por ejemplo, se registró un sismo de magnitud 7,1 cerca de Acatlán de Osorio, que produjo diversos daños en Puebla. Por otra parte, México se encuentra en una región de alta sismicidad, donde los expertos detectan un promedio de cuarenta terremotos por día. Además de las placas de Cocos y Norteamérica donde ha sucedido el temblor más reciente en el país con numerosos daños personales y materiales, existen otras tres placas (Rivera, Pacífico y Caribe), cuyo desplazamiento también puede dar lugar a fuertes seísmos.
Los especialistas señalan además que, una vez que ha sucedido un terremoto de una gran magnitud, es posible que se registren decenas o centenares de réplicas durante los días o las semanas siguientes. El motivo es que las rocas que se hallan en la zona de la ruptura del subsuelo deben reacomodarse, un proceso que puede originar a su vez nuevos temblores. Por desgracia, la ciencia no ha conseguido por el momento desarrollar técnicas para predecir con exactitud cuándo y dónde sucederá el próximo sismo, aunque sí se sabe qué países presentan un mayor riesgo de sufrir terremotos. Por este motivo, los expertos aconsejan reforzar las medidas de prevención e información, así como mejorar la seguridad de los edificios y construcciones para evitar el mayor número posible de víctimas y daños materiales.