El Servicio Sismológico Nacional ha registrado 1.018 réplicas hasta las 22:00 h (hora local) del 10 de septiembre tras el histórico terremoto de México, el más fuerte de los últimos cien años. El seísmo, que ocurrió a una profundidad de 58 kilómetros en las cercanías de Pijijiapan (Chiapas), provocó decenas de muertos y numerosos daños materiales. Tras el fuerte temblor, se han sucedido miles de réplicas que han generado una gran incertidumbre y temor entre la población afectada.
El terremoto de magnitud 8,2 se debe a la alta sismicidad que existe históricamente en Chiapas. En esta región, los temblores ocurren por el desplazamiento de dos placas tectónicas, la de Cocos y la del Caribe. El movimiento convergente de estas porciones de la litosfera terrestre provoca la subducción de la primera placa, en otras palabras, Cocos se sumerge por debajo del Caribe en la costa del Pacífico.
Es el desplazamiento de estas dos placas tectónicas el motivo que explica la elevada frecuencia de temblores en Chiapas, que ha registrado múltiples terremotos de magnitud superior a 7 desde principios del siglo XX. La alta sismicidad que se observa en México, donde se detectan quince temblores de magnitud superior a 2 cada día, se debe al movimiento de otras placas tectónicas, tales como Pacífico, Norteamérica y Rivera. El desplazamiento de las porciones de la litosfera terrestre provoca tensiones en el terreno, que termina por romperse dando lugar a las fallas.
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Como explican desde el Servicio Sismológico Nacional, las rocas del terreno que se encuentren cerca de la zona de ruptura han de reacomodarse tras un terremoto. El movimiento de los bloques en el subsuelo causa una serie de temblores posteriores al propio sismo denominados réplicas. Según los expertos, el número de réplicas puede variar desde unas decenas a cientos de eventos durante los días o semanas siguientes al sismo principal.
Por desgracia, los científicos no han conseguido por el momento desarrollar técnicas que permitan determinar con precisión cuándo sucederá el próximo seísmo, aunque sí se conocen qué países presentan más riesgo de sufrir un terremoto. Como se sabe el riesgo de sismicidad, pero no cuándo y dónde temblará el terreno, es importante implementar medidas de información, prevención y seguridad, mejorando especialmente "la adecuación de las construcciones a la magnitud de terremotos que pueden esperarse", según explicaba a Hipertextual la Dra. María José Jurado Rodríguez, investigadora del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA-CSIC).
"Lo cierto es que los terremotos no causan víctimas en general, como mucho desprendimientos en montañas con pendientes inestables, como sucedió en el Tíbet. Son las construcciones que se derrumban lo que causa víctimas", afirma la especialista en conversación telefónica con este medio. El fuerte terremoto vivido en Chiapas ha vuelto a dejar numerosas víctimas mortales y cuantiosos daños materiales, aunque menores que los registrados en Ciudad de México en 1985. El motivo es que tras el seísmo que asoló la capital se llevaron a cabo medidas para mejorar y modernizar las infraestructuras y edificaciones. La tragedia que ha vuelto a golpear a México, junto con las réplicas posteriores, vuelven a recordar la importancia de realizar estudios de vulnerabilidad sobre las construcciones y mejorar las medidas de alertas, información y prevención sobre estos desastres naturales.