El E3 de 2017 nos ha dejado muchas noticias interesantes. Entre ellas, un buen catálogo de juegos para todas las plataformas, aunque para ver muchos de estos nuevos títulos habrá que esperar hasta bien entrado 2018. No obstante, el E3 también nos ha dejado algunas incógnitas, y muchas de ellas tienen que ver con los planes de Microsoft y su nueva consola, la Xbox One X y, sobre todo, con cómo encaja en la línea de negocio actual de la compañía en lo que se refiere a la venta de hardware en términos de costo/beneficio.

Aunque era un secreto a voces, ha sido en un entrevista reciente cuando Phil Spencer, la cabeza visible y director actual de la división de Xbox de la compañía, ha confirmado que, básicamente, al precio al que llegará al mercado la Xbox One X la compañía perderá dinero con cada unidad vendida, al menos en lo que se refiere a la relación entre lo que cuesta fabricar la consola y lo que ingresa por cada venta.

Y es que el hardware, la producción de la consola y los costes asociados a la la misma son mayores que el precio de venta, lo que supone que Microsoft quiere utilizar el hardware para vender juegos, que es donde está realmente el negocio. Al menos desde el punto de vista de la plataforma:

“Se debe pensar en el hardware como parte del negocio, no como la parte que genera el dinero. Eso se consigue vendiendo videojuegos”.

Tal como apuntan en IGN España, donde se han hecho eco de los comentarios de Spencer, este es un movimiento común en el mercado; puesto que a la salida de PS3, la consola se vendía a pérdida por un precio inferior al coste de producción de la consola, pero llegaba al mercado con vistas a servir de trampolín para los ingresos por licencia de juegos y ventas de hardware. Y lo consiguió.

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