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Gage Skidmore (Flickr)

Un 88% de los norteamericanos está a favor de la vacuna triple vírica, que previene frenta a la infección del sarampión, las paperas y la rubéola, según un reciente estudio del Pew Research Center. La mayoría de la sociedad de Estados Unidos considera que los beneficios de la vacunación superan con creces los posibles riesgos por efectos secundarios. Por otro lado, el 82% de los encuestados apoya pedir que los niños que van a los colegios públicos sean vacunados. El trabajo arroja datos esperanzadores, después de que un brote de sarampión sacudiera California por culpa de los movimientos antivacunas de la región.

Pese a que Estados Unidos no encabeza la lista de países donde triunfan los antivacunas, donde golea de forma mayoritaria el continente europeo y, en particular, Francia, algunos rostros conocidos de Hollywood se han posicionado contra la vacunación. Un claro ejemplo fue Jim Carrey, el actor protagonista de películas como La máscara o El show de Truman, que ha mostrado en muchas ocasiones su desconfianza hacia las vacunas. Sin embargo, la mayoría de estadounidenses (73%) ve grandes beneficios en la vacuna triple vírica y un 66% considera que existe un bajo riesgo de que haya efectos secundarios tras la administración de esta vacuna.

Los padres con hijos pequeños, más escépticos

Los resultados entre los encuestados no son homogéneos. Las familias con hijos con edades comprendidas entre los cero y los cuatro años, se muestran más divididas en relación a la seguridad de la vacuna triple vírica, también conocida como vacuna MMR por sus siglas en inglés. En ese sentido, el 52% de los padres cree que el riesgo de la vacuna es baja, mientras que el 43% opina que el riesgo es medio o incluso alto. Los progenitores de los niños más pequeños también ven con escepticismo los beneficios de la vacunación. Según el estudio del Pew Research Center, el 60% de las familias con hijos menores de cuatro años creía en los efectos positivos de esta vacuna, un porcentaje que ascendía al 75% y al 76% en el caso de los padres con hijos entre 5-17 años e hijos mayores de edad, respectivamente.

"Además de las familias con hijos pequeños, el análisis muestra que los adultos menores de treinta años, las personas de raza negra y los individuos con menor conocimiento sobre asuntos científicos ven un mayor riesgo de efectos secundarios o menores beneficios en la vacuna triple vírica", explica Cary Funk, líder del estudio. "Los beneficios de salud pública de la vacunación dependen de los altos niveles de inmunización de la población, por lo que es fundamental entender qué grupos son escépticos frente a la administración de esta vacuna", comenta. El análisis también muestra una diferencia generacional en cuanto a la opinión sobre la vacunación: en general, los participantes más mayores se muestran más favorables a las vacunas.

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CDC (Flickr)

Según los resultados del Pew Research Center, también existe un cierto sesgo a favor de las vacunas en función de la clase socioeconómica y la ideología política. Las personas más conservadoras se muestran ligeramente más a favor de la capacidad de decisión de las familias, aunque la opinión favorable sobre la vacunación es similar entre republicanos y demócratas. La evidencia científica actual muestra que la administración de las vacunas, desde que Edward Jenner desarrollase la vacuna contra la viruela, ha sido fundamental para la práctica erradicación de enfermedades como la poliomielitis o el sarampión. "Las vacunas han constituido en la historia de la salud pública un recurso básico", recuerdan desde el Instituto de Salud Carlos III. "Y salva vidas", añaden desde el Ministerio de Sanidad.

Por qué los resultados son importantes

Los resultados de esta investigación chocan frontalmente con las opiniones expresadas por el presidente Donald Trump, que ha mantenido en repetidas ocasiones la afirmación de que existe una hipotética relación entre las vacunas y el autismo. El político republicano se reunió durante la campaña electoral con los movimientos antivacunas, e incluso invitó a Andrew Wakefield al baile inaugural, según Stat. El británico es un antiguo médico que falseó los resultados de una investigación publicada en The Lancet, que fue posteriormente retirada.

Wakefield realizó un estudio fraudulento sobre los efectos de la vacuna triple vírica, manipulando los resultados de mala fe. Tras una investigación del periodista científico Brian Deer, el trabajo fue retirado y Wakefield fue expulsado de la carrera profesional. Pese a que no existe relación entre vacunas y autismo, el bulo ha continuado propagándose durante años. Donald Trump, sin embargo, no es el único que ha puesto en duda la vacunación. También lo hizo Barack Obama antes de llegar a la Casa Blanca, aunque luego rectificó. El nuevo estudio de Pew Research Center muestra que las opiniones antivacunas están, por fortuna, menos extendidas de lo que podríamos pensar en la sociedad norteamericana.