Hoy se celebra el Día de la Inmunología, una conmemoración que recuerda la importancia de investigar nuestro sistema inmunológico y desarrollar herramientas como las **vacunas que nos ayuden a prevenir enfermedades.
La eclosión de los movimientos antivacunas, sin embargo, ha hecho circular la idea de que las vacunas no son seguras ni presentan eficacia. ¿Mito o realidad? Para responder a la pregunta, estas gráficas muestran por qué vacunarse**:
Disminuyen los casos, se reducen las muertes
"Las vacunas han constituido en la historia de la salud pública un recurso básico", según el Instituto de Salud Carlos III. Gracias a ellas hemos conseguido erradicar la viruela, y estar muy cerca de eliminar otras enfermedades como la poliomielitis y el sarampión, "hecho que ni siquiera se podía imaginar hace apenas veinticinco años", resaltan los expertos.
A pesar de los movimientos antivacunas, los datos ratifican estas afirmaciones. Tanto en Estados Unidos como en España, el número de casos de enfermedades infecciosas y las cifras de fallecimientos por estas patologías se han reducido significativamente en las últimas décadas. La vacunación salva vidas, sostienen desde el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Sarampión, de 10.000 muertos a ningún fallecido
La Organización Mundial de la Salud reconoce que el sarampión es una de las principales causas de muerte entre los niños pequeños. Esta enfermedad vírica provocaba más de 10.000 muertos en España a principios del siglo XX, aunque esta cifra se redujo al millar a partir de 1944. Después de la Guerra Civil, a pesar de la disminución de la mortalidad, el número de casos anuales de sarampión en nuestro país rondaba los 60.000.
En 1968, la Dirección General de Sanidad de la dictadura franquista comenzó la primera campaña de vacunación contra el sarampión. Aquella primera vacuna se retiró en 1970, siendo sustituida en 1975 por la vacuna que contiene la conocida como cepa hiperatenuada de Schwarz. En 1981 se comenzó a administrar la vacuna a bebés de nueve meses de edad, algo que contribuyó a reducir todavía más su mortalidad:
Cuando nos pregunten por qué vacunarse, el sarampión es un buen ejemplo: antes de que llegaran las vacunas, según el Instituto de Salud Carlos III, se declaraban más de 300.000 casos anuales. Con la introducción de la inmunización, el número de casos se redujo a 274 en 2010. Más relevantes son los datos sobre la mortalidad: antes de las vacunas se producían 39 fallecimientos anuales. En 2008, gracias a las vacunas, no hubo ninguna muerte provocada por el sarampión.
Rubeola, una incidencia 10.000 veces menor
Antes de que llegara la vacuna contra esta enfermedad vírica, las autoridades sanitarias registraban 161.772 casos de rubeola al año en España. En 2010, se declararon en España sólo diez afectados por esta infección. Según el **Instituto de Salud Carlos III, "la vacunación se inició en las niñas prepuberales en 1978, pero lógicamente sus efectos no se hicieron notar hasta 1986. Desde entonces se han alcanzado coberturas vacunales superiores al 80%, extendiéndose también a los varones".
En Estados Unidos sucede algo similar. De forma previa a la introducción de las vacunas, se detectaron más de 47.000 casos de rubeola*; pero desde la llegada de la inmunización, solo ha habido once casos anuales. De acuerdo a un estudio publicado en la revista JAMA* en 2007, las muertes también disminuyeron: pasaron de 17 fallecimientos anuales a ninguna. Datos que demuestran, de nuevo, por qué vacunarse y prevenirse frente a esta enfermedad vírica. En el caso de España, la evolución de la mortalidad por esta patología también es reseñable:
La erradicación de la viruela, gracias a las vacunas
En 1961 se detectó en España el último caso de **viruela. La enfermedad causada por un virus fue erradicada en el mundo en 1978, cuando la Organización Mundial de la Salud confirmó que ya no había casos de esta patología infecciosa.
Todo fue posible gracias a este tipo de inmunización, por si tienes dudas todavía sobre por qué vacunarse. De hecho, España tal vez podría haber eliminado antes la viruela si no hubiera sido por la Guerra Civil** y las nefastas consecuencias que tuvo también sobre la higiene y la salud pública, como se ve en la siguiente gráfica:
La difteria y su reaparición en España
Como ocurrió con la viruela, la vacunación masiva a partir de principios del siglo XX consiguió reducir notablemente la mortalidad por difteria. La Guerra Civil también influyó en el aumento de las muertes por esta enfermedad infecciosa, pero la introducción de la vacunación obligatoria a partir de 1944 consiguió disminuir los fallecimientos por esta patología.
A mediados de la década de los ochenta, la difteria desaparició de España gracias a la inmunización de la ciudadanía. Por desgracia, un **niño no vacunado de Olot** falleció en 2015 por esta infección. Y es que, en palabras de Ignacio López-Goñi, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra, "el mejor tratamiento contra la difteria es la vacunación". Los datos lo demuestran.
Las vacunas, efectivas contra la polio
Durante décadas, la poliomielitis o polio afectó a miles de niños en nuestro país. La enfermedad, considerada como muy contagiosa, está provocada por un virus que, en algunos casos, puede llegar a provocar parálisis. Aunque no tiene tratamiento, se puede prevenir gracias a las vacunas. Y eso es lo que ha ocurrido en España:
Antivacunas: mucho ruido y pocas nueces
Organizaciones como la Liga para la libertad de la vacunación y pseudomédicos como Josep Pàmies o Miguel Jara han defendido en España las posiciones clásicas de los antivacunas. ¿Pero tienen fuerza suficiente para convencer a la sociedad?
Los datos nos dicen lo contrario: la cobertura vacunal en países como España, México, Chile, Argentina o Colombia sigue siendo elevada, superando el 90% de personas inmunizadas. Incluso en Estados Unidos, donde el sarampión ha resucitado en regiones como California, la protección de la sociedad gracias a las vacunas sigue siendo alta (superior en los últimos años al 90%). En Ecuador, por el contrario, la cobertura vacunal ha descendido en los últimos tiempos, aunque fuentes consultadas por el medio apuntan a la falta de vacunas más que al crecimiento de los antivacunas.
Las vacunas permiten controlar, reducir y erradicar enfermedades infecciosas como la polio, la difteria o la viruela
Las nueve gráficas presentadas demuestran que, sin lugar a dudas, las vacunas salvan vidas. La elevada cobertura vacunal hace que los microorganismos tengan serias dificultades para atacarnos. Esta es la razón por la que los antivacunas, a pesar de no protegerse, no se contagian: la bacteria o el virus no "circula" en sociedades muy inmunizadas.
A día de hoy también sabemos que las vacunas no solo son seguras y efectivas, también son un derecho que nos protege frente a brotes infecciosos muy peligrosos. Así que si te preguntas por qué vacunarse es importante, la respuesta es clara. Gracias a la vacunación, podemos controlar, reducir e incluso erradicar enfermedades que durante años mataron a miles de personas. Merece la pena recordarlo en un día como hoy.