Si Edward Jenner resucitara, se llevaría las manos a la cabeza al ver cómo el continente que asistió al nacimiento de la vacuna contra la viruela es hoy la región que más desconfía de las vacunas. Según un estudio publicado en la revista EBioMedicine, Europa es el lugar con mayor rechazo hacia estas herramientas para prevenir enfermedades. El trabajo da a conocer la mayor investigación realizada hasta la fecha sobre confianza en esta tecnología médica, que pone de manifiesto las zonas donde triunfa el peligroso movimiento antivacunas.
El equipo de investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres entrevistó a más de 66.000 personas de 67 países diferentes. Su objetivo era determinar qué pensaban sobre si las vacunas eran seguras, importantes, efectivas y compatibles con sus creencias religiosas. Las conclusiones del estudio muestran que existe una sensación positiva, pero que varía de forma significativa a lo largo y ancho del planeta.
Francia, el país que más desconfía de las vacunas
Siete de los diez países del mundo con mayor auge de los movimientos antivacunas se encuentran en Europa. Francia (41%), Bosnia-Herzegovina (36%), Rusia (28%), Mongolia (27%) Grecia, Japón y Ucrania (25%) son las regiones con mayor desconfianza hacia las vacunas. Por el contrario, Asia fue el continente en el que más creía en la seguridad de las vacunas. Bangladesh (menos del 1%), Indonesia (3%) y Tailandia (6%) son los estados que más confianza tenían hacia estas medidas preventivas.
El auge de los movimientos antivacunas en los países occidentales y, en particular, en Francia, sorprendería a otro de los grandes investigadores de las enfermedades infecciosas: Louis Pasteur. A pesar de que sus defensores, entre los que se encuentra Jim Carrey, suelen acaparar la atención en países como Estados Unidos, donde hace tiempo un brote de sarampión sacudió California, es Francia el país que más rechaza las vacunas.
La desconfianza no es mayoritaria, pero el auge de este movimiento es imparable. Según los autores, el porcentaje de rechazo a las vacunas observado en la sociedad francesa triplica la media mundial. La Organización Mundial de la Salud ya ha alertado acerca de las nefastas consecuencias de los movimientos antivacunas, que pueden provocar daños muy graves sobre la salud pública. Sin embargo, los autores sostienen que dicho rechazo no implica que la ciudadanía no valore la importancia de las vacunas. El problema principal es la existencia de suspicacias acerca de la seguridad.
El estudio publicado en EBioMedicine no analiza las causas de la desconfianza. Sin embargo, los autores sugieren que polémicas como la protagonizada por Andrew Wakefield han influido de manera decisiva para que Europa se sitúe a la cabeza del rechazo hacia las vacunas. Un artículo publicado en The Lancet asoció la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeola) con el autismo, una relación que luego fue desmentida. Sin embargo, los ecos de aquel polémico trabajo aún resuenan en el presente. Muchos antivacunas siguen defendiendo su rechazo señalando que causan autismo, una afirmación falsa según demostró el periodista Brian Deer.
El recelo hacia las vacunas no impide que Francia siga teniendo altas tasas de cobertura, aunque menores que otros países europeos, como recogió Politico. España, a pesar de casos aislados como el niño no vacunado que murió de difteria, presenta buenas tasas de cobertura, por lo que no se puede considerar que "la moda antivacunas" haya cuajado en nuestro país. Por último, considerando la importancia que se le da a las vacunas, Bangladesh, Irán y Ecuador eran las regiones donde más aceptación había de su papel clave en medicina. El estudio también apunta que la población mayor de 65 años confía más en las vacunas frente a otros grupos de edad.