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El Instituto Karolinska ha anunciado hoy el Premio Nobel de Fisiología o Medicina. El galardón ha recaído en el científico japonés Yoshinori Ohsumi, cuyos experimentos fueron clave para entender la autofagia, un mecanismo biológico por el que las células se "devoran" a sí mismas con el fin de reciclar los componentes que hay en su interior. La Academia premia así unos experimentos fundamentales, que ayudaron a relacionar la autofagia con patologías tan graves como el cáncer o las enfermedades neurodegenerativas.

Sin embargo, en las quinielas del Premio Nobel en Fisiología o Medicina también sonaba Francis Mojica, microbiólogo de la Universidad de Alicante, aunque las candidaturas no se hagan oficiales hasta pasados cincuenta años de la nominación. De haber recibido este galardón, el investigador se habría convertido en el tercer español en ganar un Nobel en ciencia, después de los triunfos de Santiago Ramón y Cajal en 1906 y de Severo Ochoa en 1959. Pero, ¿por qué no ha sido premiado Mojica este lunes?

Una revolución que suena para el Nobel de Química

Francis Mojica había sido postulado como candidato por hallar las secuencias CRISPR. El microbiólogo determinó la existencia de este sistema de inmunidad adaptativa en bacterias aisladas de las salinas de Santa Pola, en Alicante. Fue el primer científico que descubrió CRISPR en los organismos más sencillos que existen, tal y como publicó en la revista Molecular Microbiology en 1993. "No estaba claro que sirvieran para editar el genoma, especialmente en el caso de células humanas", explicó Mojica en una entrevista con Hipertextual.

Las secuencias descubiertas por el microbiólogo español fueron claves para desarrollar una tecnología que ha revolucionado por completo la biología. El sistema CRISPR-Cas9 fue inventado por Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, que publicaron su trabajo en la revista Science en 2012. Menos de un año después, el grupo de Feng Zhang descubriría que CRISPR-Cas9 también podía funcionar como editor de los genomas de organismos más complejos, los eucariotas. Como la propia Doudna explicó en una entrevista con Hipertextual, esta herramienta es un "bisturí molecular" capaz de "cortar y pegar" el ADN con un gran potencial en medicina, alimentación, agricultura o medio ambiente.

La puerta que abrió Mojica en los noventa anticipó la llegada de la edición genómica. El científico español realizó un hallazgo de ciencia básica, describiendo un mecanismo por el que las bacterias se defendían del posible ataque de un virus. La aplicación de CRISPR-Cas9 llegaría de la mano de Doudna y Charpentier que, junto con Zhang, desarrollaron la idea de usar esta técnica para "cortar" y "pegar" el ADN. Una tecnología similar, la del ADN recombinante, fue galardonada con el Premio Nobel de Química de 1980, junto con la secuenciación. ¿Cómo es posible que dos técnicas tan importantes en biología fueran reconocidas en esta categoría? La propia Academia sueca lo explica así:

Hay muchos casos límite y algunos científicos son nominados en ambas categorías, Química y Medicina. Por eso nos reunimos de forma regular con el Comité Nobel de Química para gestionar estos casos

La tecnología CRISPR-Cas9 no ha sido premiada hoy en la categoría de Medicina, pero todas las predicciones apuntan que podría ser galardonada el miércoles 5 de octubre, cuando la Academia sueca anuncie los Nobel de Química. Tanto Thomson Reuters como la asociación Sigma Xi incluyen entre sus apuestas a Jennifer Doudna, Emmanuelle Charpentier y Feng Zhang, inmersos ahora en una auténtica guerra de patentes. La lucha entre estos científicos y sus respectivas universidades por determinar quién controla la explotación en exclusiva de CRISPR-Cas9 continúa, incluyendo un último capítulo de alta traición sobre esta herramienta molecular, que tiene ante sí un mercado estimado en 46.000 millones de dólares.

El bisturí molecular tiene un gran potencial en medicina, como demostró un estudio que logró frenar una enfermedad rara en modelos animales. La tecnología, en la que los estudios de Mojica fueron muy importantes, también está inmersa en un debate ético y social. China primero, y Reino Unido después, autorizaron sendos experimentos para utilizar CRISPR-Cas9 en la modificación de embriones humanos. Estados Unidos también ha aprobado un ensayo en seres humanos para comprobar la eficacia de la edición genómica como terapia en diversos tipos de cáncer. Estas aplicaciones demuestran por qué el "bisturí molecular" es un firme candidato en los Premios Nobel de 2016, aunque a priori las apuestas se dirijan más hacia la categoría de Química.

Mojica fue clave, pero no el único

A la hora de reconocer una investigación, la Academia sueca se ve limitada por las propias normas establecidas por Alfred Nobel. El Premio Nobel puede galardonar en cada categoría como máximo a tres investigadores, lo que ha impedido en muchas ocasiones reconocer el trabajo conjunto de muchos grupos científicos en pro de determinados avances. El Nobel de Medicina de 1962, por ejemplo, premió a James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins por sus estudios sobre la doble hélice del ADN. Este galardón, sin embargo, no reconoció a Rosalind Franklin, una científica que fue clave en la determinación de su estructura, ya que había fallecido cuatro años antes. Pero tampoco premió a otros investigadores fundamentales en el estudio de la molécula que almacena nuestra información genética.

El trabajo de Francis Mojica fue muy importante para el desarrollo posterior de CRISPR-Cas9, como reconoció un artículo publicado en la revista Cell por Eric Lander, director del Instituto Broad del MIT. El investigador Lluís Montoliu, que aplica esta herramienta en experimentación animal para estudiar enfermedades, señala en la página web del Centro Nacional de Biotecnología que el trabajo de 12 científicos ha sido clave en el desarrollo de CRISPR-Cas9. Entre ellos está Mojica, junto a Doudna, Charpentier, Zhang y otros investigadores del sector público y del ámbito privado.

Si el Premio Nobel de Química de este año galardona finalmente la edición genómica, es posible que entre los científicos reconocidos no esté Mojica. Esto fue, de hecho, lo que ocurrió con el Premio Princesa de Asturias de Investigación de 2015, cuando el jurado galardonó el trabajo aplicado de Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, y no el descubrimiento de ciencia básica de Mojica. Sin el hallazgo del microbiólogo de la Universidad de Alicante, posiblemente la tecnología que ha revolucionado la biología no hubiera llegado o hubiera llegado más tarde. Sin embargo, la invención de la herramienta de edición genómica no fue responsabilidad del científico español, de ahí que quizás pueda quedar excluido de los elegidos.

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Fuente: RTVE

Entre las razones por las que Mojica podría no ganar el tan ansiado Nobel, existen también motivos políticos, como recogía Manuel Ansede en El País. "Colegas extranjeros de mucho prestigio me dicen que no tengo ninguna posibilidad, por ser de la Universidad de Alicante y por ser de España”, declaraba Mojica. En opinión de Jorge Barrero, director general de la Fundación Cotec, "de la observación del mundo de los Nobel parece deducirse que hay circuitos de influencia". No es el único motivo que explica que Francis Mojica pudiera no entrar en la terna de ganadores, pero es verdad que también existe una correlación entre la apuesta que realiza un país por su ciencia y el número de Premios Nobel.

La investigación en nuestro país ha retrocedido una década hasta situar a España a la cola de los países occidentales en cuanto a inversión en I+D. El hecho de que Mojica haya estado en las quinielas ya debería ser considerado un triunfo, que llevara a la clase política a apostar de forma decidida por la ciencia como motor de futuro. "El éxito es haber descubierto y lanzado las CRISPR al mundo", explica Montoliu a Hipertextual. Que Mojica no haya ganado el Nobel hoy puede dejar un sabor agridulce, pero debería servir para reconocer que las regiones más avanzadas lo son porque apuestan por la I+D+i. "Es un éxito todo el ruido mediático conseguido y el reconocimiento al trabajo de alguien hace veinte años que hoy tiene un impacto tremendo", concluye el científico del Centro Nacional de Biotecnología.