El pasado viernes, unas imágenes obtenidas por la misión Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) confirmaban el peor de los presagios sobre la misteriosa desaparición de Schiaparelli mientras aterrizaba en Marte. La sonda, desarrollada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Roscosmos ruso, se estrelló contra el planeta rojo a más de 300 kilómetros por hora. Las razones de su fallido aterrizaje eran una incógnita para los investigadores.
Andrea Accomazzo, de la ESA, explica a la revista Nature que el escenario que barajan a los científicos apunta a un posible fallo informático. Errores en el software de Schiaparelli o problemas a la hora de analizar los datos que procedían de sus sensores pudieron hacer que la sonda "creyera" estar a una altura mucho más cercana del suelo marciano. Por desgracia, el módulo comenzó a descender en caída libre cuando estaba situado entre 2 y 4 kilómetros por encima de la superficie de Marte.
Estas explicaciones llegan después de los primeros instantes de confusión tras fracasar en el amartizaje. En la primera rueda de prensa, la ESA confirmó que los retrocohetes para que la sonda frenara durante el descenso no funcionaron correctamente. Estos sistemas deberían haber estado encendidos durante algo más de medio minuto, pero sólo estuvieron activos entre tres y cuatro segundos. La Agencia Espacial Europea sí ha podido comprobar que tanto la maniobra de entrada atmosférica como las operaciones durante las primeras fases del descenso se realizaron correctamente. El problema fueron los instantes finales del aterrizaje, y en particular, los últimos cincuenta segundos, en los que la ESA perdió el contacto con el módulo.
Si se confirma que el fallido aterrizaje de Schiaparelli se debió a un problema en su software, habrá buenas y malas noticias. Por un lado, la mala noticia es que la tecnología proyectada para el amartizaje del robot ExoMars 2020 es igual que en el caso de Schiaparelli, por lo que los investigadores deberían centrarse en solucionar las dificultades técnicas afrontadas la pasada semana. Para ello, los científicos tratarán de replicar de forma virtual todas las etapas del descenso en Marte con el fin de comprobar de manera fehaciente qué errores hubo.
La buena noticia es que, en el caso de que se trate de un problema informático, su solución será más sencilla que si se trata de errores en los sistemas con los que contaba Schiaparelli para frenar durante su descenso. Determinar qué falló durante el aterrizaje, que hubiera supuesto la primera llegada de Europa y Rusia a suelo marciano, también será fundamental para asegurar el futuro de la misión ExoMars. La Agencia Espacial Europea debe conseguir más financiación con el fin de completar el trabajo científico de este proyecto, con el que se podría desvelar el misterio del metano y conocer si hay o no vida sobre el planeta rojo.