Pokémon, Pokémon y más Pokémon. Habrás oído o leído sobre él en Twitter, Facebook, YouTube, periódicos, informativos de televisión y hasta en Los Simpson. Pokémon GO es uno de los mayores fenómenos de la industria del videojuego a nivel de cifras pero, sobre todo, en lo que repercusión global se refiere. Raro será encontrar estos días a alguien que no sepa qué es eso de cazar bichos en plena calle.
Y, como era de esperar, las reflexiones sobre la posible influencia de Pokémon GO en la industria no cesan durante los últimos días. ¿Es la realidad aumentada el futuro de los videojuegos? ¿Nos esperan meses y años llenos de clones y videojuegos construidos sobre el éxito de Niantic y Nintendo?
Hoy más que nunca, con la tímida llegada de la realidad virtual y la ruptura con el asentado modelo generacional de consolas, es difícil saber qué es lo que la industria del videojuego ofrecerá a dos o tres años vista. Pero, pese a algunos de sus aciertos, es sumamente difícil que veamos el éxito de Pokémon GO replicado en los próximos años. ¿Por qué?
Lugar adecuado, momento idóneo
Los videojuegos que aprovechan la realidad aumentada no son una novedad. La propia Niantic, compañía desarrolladora de Pokémon GO, ya lanzó Ingress al mercado, un videojuego semejante pero mucho más completo que el que hoy causa furor. Antes de eso, un pequeño estudio español lanzaba Invizimals en PSP, franquicia que terminaría contando con una serie de televisión y una colección de cromos, entre otras piezas de merchandising.
Pokémon y realidad aumentada, matrimonio perfecto
Así, es evidente que el éxito no está en la forma sino en el fondo. De esta fórmula entre Pokémon y realidad aumentada, es lo primero lo que realmente pesa y ha hecho que el videojuego bata cualquier récord posible. Por eso mismo, por lo especialmente afín de la franquicia a una propuesta del estilo, resulta difícil pensar en otras marcas con las que replicar el éxito.
Y entre todas esas marcas que sí arrastrarían millones de fans (Canción de Hielo y Fuego, Harry Potter o The Walking Dead, por poner algunos ejemplos), es igual o más difícil imaginar una adaptación con sentido en el terreno de la realidad aumentada. Cazar pokémones en el mundo real es una mecánica lógica y que millones de jugadores llevan ansiando dos décadas. No todos lo tienen tan “fácil”.
¿Éxito pasajero?
Mientras que en consolas y PC, los videojuegos que triunfan suelen tener un largo recorrido, manteniéndose vigentes durante décadas, los éxitos en smartphone y tablet terminan resultando más efímeros. Por su propio concepto y por la forma de explotar y exprimir cada hit, sacando múltiples versiones y secuelas en pocos años (Angry Birds, Cut the Rop, Candy Crush, etc.)
Pokémon GO es, en ese sentido, una propuesta relativamente nueva y que genera muchas dudas sobre su vida útil y la forma en la que va a recibir contenido durante los próximos meses. Parece que con solo lo evidente, el añadir los más de 600 pokémones que faltan, el juego podrá seguir vigente durante mucho tiempo pero, más allá, es difícil saber durante cuánto tiempo se mantendrá el éxito abrumador del título.
Todo el mundo enloqueció con Flappy Bird hace más de tres años pero ya nadie parece acordarse. No sería de extrañar que, tras el boom inicial, Pokémon GO vaya perdiendo jugadores y termine con una comunidad fiel pero mucho menor en número. La inestabilidad del mercado y lo efímero de ciertos géneros o franquicias, hacen que apostar por un desarrollo semejante venga acompañado de demasiados interrogantes.
Al alcance de muy pocos
Tras el lanzamiento de Ingress, Niantic estuvo al borde del cierre debido al enorme gasto provocado por el desarrollo, manteniéndose a flote gracias a la millonaria inversión por parte de Google y Nintendo. Ahora, cifras no oficiales apuntan a que el coste de desarrollo de Pokémon GO habría superado los 25 millones de dólares.
La millonaria inversión en un free to play es una gran barrera para muchos
Si atendemos a las cifras de ingresos, superando los 35 millones de dólares en apenas una semana, la viabilidad de la inversión es evidente. Pero igual lo es que estamos ante un éxito sin precedentes y cuya reproducibilidad es sumamente complicada. Invertir la cantidad de dinero necesaria para ofrecer una experiencia a la altura de las expectativas en un desarrollo sin garantía de retorno y en un género tan poco explorado no parece una decisión apetecible, hoy por hoy.
Son muy pocas las compañías capaces de invertir tal cantidad de dinero en un videojuego free to play y, menos aún, en la industria del videojuego para smartphone y tablet, donde priman los desarrollos comedidos en tiempo y presupuesto. Por otro lado, la importancia de las consolas portátiles no hace más que disminuir, e imaginar desarrollos tan ambiciosos en dichas plataformas roza lo utópico.
Al final, Pokémon GO es un fenómeno en el más amplio sentido de la palabra. Un éxito extraordinario y sorprendente que quedará marcado en la historia de los videojuegos pero que, por múltiples motivos, difícilmente será el primer paso de una nueva corriente.