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Solo han pasado unas horas de las segundas elecciones en España en menos de un año, con la vorágine política y social que eso implica. Y únicamente unos días de que el pueblo de Reino Unido decidiese, por un ajustado porcentaje, que su futuro no iba de la mano de la Unión Europea. Entre jornada de reflexión y votos útiles, la sombra del Brexit sigue siendo una constante.

Ante los emprendedores británicos se abre, en este momento, un proceso de largas y costosas decisionesLa pregunta del "¿y ahora qué?" no paraba de buscar respuestas, cuando lo cierto es que muy pocos, o ninguno, saben qué esperar del futuro a medio o largo plazo: tanto el de la Europa que se queda, como el de la que se va. Que es un desastre de proporciones monumentales es algo que tenemos claro todos. La ciencia y la investigación, la industria, empresas, las tecnológicas y, como no, los emprendedores -con especial atención a los centrados en el fintech- tendrán que enfrentarse a lo que Michael Kent, fundador de la fintech británica Azimo, define como "futuro incierto después de que el mundo cambiase en unas pocas horas". Se inicia ahora mismo un proceso largo y complejo, que no depende ni de los emprendedores, empresarios, investigadores o ciudadanos: todo está en manos de los políticos.

Azimo, que centra su actividad en el envió de transferencias y dinero en varios países del mundo, de momento no tiene planeado cambiar su línea de negocio ante lo sucedido, como bien nos comenta Michael. Pero, tanto ellos como el resto de los emprendedores británicos, "tendrán que revisar su forma de organización y, si fuese necesario, abrir nuevas sedes de operaciones". Para los bancos, o grandes empresas, quizá es más complicado y su futuro pase por moverse a otros centros financieros: Madrid, Fráncfort, Berlín...

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El talento y la financiación, los más perjudicados

En Azimo, reflejo de un gran número de emprendedores británicos, temen las consecuencias del famoso Brexit. Todo ese talento internacional que ha venido atrayendo Reino Unido desde hace años, y sobre todo de mantenerlo, va a vivir meses, y años, complicados:

>"Es muy triste para Londres, y para la City en particular, porque es un lugar genial para empezar un negocio, o lo éramos, particularmente para los servicios financieros. Perderemos muchos talentos y la posibilidad de acceder a mercados mucho más grandes."

Los próximos seis meses serán decisivos para el devenir del emprendimiento en Reino Unido, y más concretamente para la inversión. Los fondos, amantes del riesgo en los proyectos en los que invierten, no lo son tantos de los ecosistemas inestables. Michael tiene claro que a partir de ahora, la situación se ha complicado para las startups con sede en Reino Unido. Será más difícil buscar talento, que atraído por una mayor internacionalización y escalabilidad buscará asentarse en Silicon Valley, Berlin, Madrid o Barcelona, y sobre todo para encontrar financiación. Cuestión determinante para el mundo fintech, que necesita de grandes sumas de dinero para empezar a operar.

Pese a esto, el futuro por el que nos movemos es incierto. Lo único seguro en este momento es que la gente se tendrá que mover rápido y tomar decisiones aún más rápido rápido; lo que para los emprendedores es básico, pero que con el Brexit se acentúa mucho más.

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Abriendo y cerrando fronteras

Para los emprendedores han sido días tristes, sobre todo porque "se han añadido más fronteras al mundo" cuando la tendencia lógica debería ser eliminarlas. "Es un paso atrás" en toda regla, afirma Michael.

Las fintech que aspiraban a ser bancos verán ralentizados sus procesos de cambioEn el mundo fintech o bancario, que posiblemente será uno de los más afectados por estas circunstancias, se abre el dilema de las normativas y los tratados. Se dibujan ahora dos tipos de negocios: los que llevan poco tiempo operando y ya tienen ingresos, pero que siguen siendo flexibles, lo que les permite virar en poco tiempo. Y los bancos, estáticos y enormes. Miles de clientes versus millones. Para Michael, lo que para una startup son dos años -tiempo estimado para este divorcio geográfico- son quince para un banco. Es tiempo de decisiones y, de nuevo, hay que tomarlas rápido. Grandes instituciones, como Banco Santander o las entidades irlandesas, ya han pasado por grandes procesos de reestructuración por lo que es seguro que sobrevivan a otro cambio. Aunque les cueste.

Las OTTs tendrán que decidir dónde ubicarse. Las fintech que estaban en el proceso de convertirse en bancos verán ralentizados sus procesos. Y los que ya son bancos, pero siguen siendo jóvenes se aprovecharán de la dura política bancaria británica y del enfado de la gente con las grandes instituciones, por lo que, en opinión de Michael, hay "una gran oportunidad en el mercado doméstico".

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