Uno de los protagonistas de la pasada IFA 2014 de Berlín fue sin duda Samsung, con la presentación de su nueva iteración en la gama Galaxy Note, el Galaxy Note 4, el cual ha llegado con una genial pantalla. Sin embargo, no fue el único smartphone que vimos por parte de la compañía surcoreana, ya que vimos también el Galaxy Note Edge, un smartphone muy similar al Note 4 pero con una diferencia clave, una pantalla curva con acentuación en el lateral derecho, algo que sin duda es ciertamente curioso.

El anuncio de Samsung no debería pillar a nadie por sopresa: el Edge es otro experimento más.No ha pasado ni un mes desde aquella presentación y hoy vemos por SamMobile de que el Galaxy Note Edge es un concepto de edición limitada. Concretamente, se empezará a vender en Corea del Sur a finales de octubre pero tardará en llegar a otros países, y su salida al mercado será muy escalonada. De hecho, la intención de Samsung es lanzar al mercado un millón de unidades, una cifra irrisoria si las comparamos con otras cifras de ventas de la propia compañía, o incluso de sus competidores como Apple, Sony o LG.

Y luego está el precio. Casi 1000 dólares por un dispositivo que aparte de un par de trucos de software, no aporta demasiado nuevo a la mesa y, obviamente, estos 1000 dólares serán aquellos que puedan encontrar al Galaxy Note Edge y pagarlo. Todo esto nos lleva a un par de preguntas: ¿Acaso nos sorprende este anuncio por parte de Samsung? ¿Todos estos experimentos le compensan a Samsung? Una cosa es inundar el mercado con dispositivos para todas las gamas, en lugar de sacar dos o tres smartphones al año y que el mercado se adapte a sus propias necesidades, y otra cosa son estos experimentos que no les aporta ningún beneficio económico.

Samsung Galaxy Round

Y digo experimentos en plural porque no es la primera vez que Samsung experimenta con pantallas. El año pasado vimos el Galaxy Round, un smartphone con una pantalla curvada de izquierda a derecha que estaba destinado a mejorar la manejabilidad del smartphone en un entorno con una pantalla de 5.7 pulgadas. Un smartphone que vio la luz del sol en contados mercados, a un precio excesivamente alto y cuya utilidad práctica estaba aún por ver. Justo como hemos visto ahora con el Galaxy Note Edge.

A no ser que un usuario pague por el Edge, no debería molestarle la etiqueta de experimento.Sin embargo, ¿qué más da? Ya sabemos que Samsung no va a basar su modelo de negocio en este smartphone, ni depende del número de ventas de los Note Edge para tener un balance positivo en sus cuentas. No, este smartphone es, como ellos mismo dicen, un experimento y una declaración, todo ello en el mismo smartphone. Un experimento para demostrar que pueden hacerlo, y una declaración de que sólo ellos pueden hacerlo. No necesitan más. Sólo incorporarlo en smartphones, ver que funciona y a por otro desafío.

Otro experimento absurdo fue el Galaxy Beam, con un proyector en su parte superior y que proyectaba cualquier cosa que se viera en la pantalla, todo ello orientado en un ámbito corporativo, para presentar diapositivas o documentos de empresa. Y no es la única compañía que puede hacer estos experimentos, ya que LG también tuvo su parte de culpa en esta guerra de raras características y detalles novedosos con el LG G Flex, un phablet que cumplía con lo mismo que decía el Galaxy Round, sólo que invertía la curva en la pantalla, siendo situada de arriba a abajo. Un guiño a que su forma era la correcta, y no como decía Samsung.

LG G Flex 04

Pero, ¿y el consumo de recursos? ¿No sería mejor que centraran sus esfuerzos en objetivos más puntuales? Sí, deberían, pero esto sólo lo hacen compañías con dinero suficiente como para poder permitirse excentricidades. Les pongo un ejemplo con mi propio caso: como estudiante que soy, no puedo permitirme comprarme más allá de lo esencial en la mayoría de los casos, con algún capricho adicional que me doy de vez en cuando. Un multimillonario, sin embargo, se permite comprar cosas extravagantes y caras que quizás no acabe usándolas de forma diaria. Pero eso no quita que el multimillonario no pueda hacerlo si quiere.

Claro que, siempre habrá quién critique estos movimientos. Este derroche de dinero siempre puede ser destinado a otros esfuerzos, a mejorar sus productos o, simplemente, a acumularlo para cuando lleguen las vacas flacas. Son diferentes puntos de vista para distintas compañías. Puntos de vista que podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, pero que poco podremos hacer para cambiar la forma de pensar de una compañía, sea cual sea. Personalmente, les diré que me parece bien que experimenten todo lo que quieran, pero no voy a pagar por ninguno de sus experimentos a no ser que merezca realmente la pena.