Nadie puede negar que la era digital lo ha cambiado todo, y que este eterno debate siempre dividirá a "puristas" y "transgresores". Ya el año pasado Andres Rey nos planteaba un artículo interesantísimo sobre el límite moral del retoque y ahora trataremos de dar respuesta a una pregunta de @pumbaespercy que nos llegó vía Twitter. Pues eso, que dónde acaba la fotografía y empieza el Photoshop.

Pareciera que es inevitable que muchos endemonien el Photoshop cuando en realidad no es más que una herramienta, indispensable hoy por hoy claro, y es su uso o abuso de donde surgen los problemas. Por ello siempre es mejor distinguir entre, "procesar", "retocar" o "manipular" una fotografía. Lo primero estaría netamente acotado al trabajo que supone realizar luego de hacer una toma. Esto es muchas veces necesario, sobre todo cuando usamos el formato RAW, por supuesto, y supone un trabajo tendiente a darle la mejor apariencia posible. Retocar la fotografía, tal y como lo leíamos en el artículo de Andrés, podría significar algo realmente peligroso si se abusa de ello, es muy notable en publicidad donde las modelos prácticamente tienen muchas veces cuerpos imposibles o pieles que lucen casi plásticas. Sin embargo, y más aún en el mundo de la moda, es casi infalible su uso. Si se hace bien, si el resultado es básicamente creíble pues no tiene por qué verse negativamente.

Mientras estos dos aspectos, del procesado y del retocado, no parecieran generar tanta polémica (salvo que dejemos a una señora manca como en la foto que ilustra el post de Andrés), la manipulación siempre se relaciona con el hecho que nos están mintiendo de alguna manera; muchas veces la diferencia es sumamente radical entre el original y el producto final. Es aquí entonces donde tenemos que hacer otra distinción: ¿qué finalidad tendrá esa fotografía?.

Como decíamos es inevitable que en cualquier finalidad comercial se use y hasta se abuse del Photoshop. Fotógrafos como Dave Hill cuyos trabajos incluyen el mundo de la publicidad y de la música terminan siendo maestros del retoque excesivo de imágenes pero que, aun cuando muchas de ellas se asemejen más a las artes plásticas que a la fotografía en sí, terminan siendo una verdadera obra de arte. Lo mismo sucede con aquellos que sienten una especial predilección por retratar imágenes oníricas, pensemos en artistas como el italiano Roberto Kusterle quien comenzó como pintor para ahora abocarse al mundo de la fotografía; sus impresionantes imágenes bien merecen un aplauso.

En este punto, entonces, donde la finalidad es netamente creativa, casi relacionada con lo pictórico tiene mucho de subjetivo. Habrá quien le guste el excesivo uso del Photoshop y a quienes no les atraiga en absoluto. Si es por decir, entonces, que por usarlo dejarían de ser artistas o fotógrafos, me pregunto si no lo tendríamos que decir también de Grete Stern quien después de todo ha sido una pionera en esto de "mentirnos" con la manipulación. ¿No habría que diferenciar a artistas así de aquellas detrás de las Las hadas de Cottingley que engañaron a toda una sociedad?.

Así llegamos a la conclusión, un tanto simplista claro, de que todo depende. Depende la finalidad, depende del ojo que mire esas imágenes, depende si hablamos, entonces, de foto periodismo donde por supuesto la manipulación de imágenes sería ciertamente inaceptable. La era digital ha hecho prácticamente ridículo una campaña anti Photoshop, en todo caso podrá provocar más admiración un fotógrafo que sin usar este programa logre transmitirnos tanto o más que aquel que necesite imperiosamente de él. Como diría una famosa campaña publicitaria: bébase con moderación.

Fotos: Thomas Blackford | Dave Hill | Alex Beadon

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: