Para quienes no la han visto, Gattaca es una película que habla de cómo en un futuro agridulce, dejan de existir las entrevistas o pruebas de aptitudes para conseguir un trabajo, simplemente son seleccionadas analizando su ADN y determinando las capacidades reales del individuo.
Al respecto, Peter Singer escribe un interesantísimo artículo en Clarín de cómo en Alemania se ha aprobado una ley (que por supuesto se ha vuelto bastante polémica) para limitar el uso de diagnósticos genéticos. Esta ley se basa en la privacidad: nadie se le podrá someter a pruebas sin su consentimiento y si lo realizan tienen el derecho a saber cuál es el resultado:
Algunas estipulaciones de la ley alemana se basan en los principios éticos ampliamente compartidos del respeto por la autonomía y la privacidad individual. A nadie se lo puede someter a pruebas sin su consentimiento. Ni los empleadores, ni las compañías de seguros, pueden exigir un análisis genético. A los individuos se les asigna tanto el derecho a saber -a estar informado de los resultados de cualquier prueba genética sobre su persona- como el derecho a elegir vivir en la ignorancia de lo que pueda predecir una prueba genética sobre su futuro. Discriminar a alguien o estigmatizarlo por sus características genéticas está prohibido.
Pero con defensas a la privacidad la ley también acarrea problemas y prohibe accioenes que podrían ser sumamente beneficiosas:
La característica más polémica de esta ley es la prohibición de las pruebas genéticas prenatales para detectar enfermedades que se manifestarán en la adultez. Así, se termina sancionando una ley que convierte en delito el uso de la ciencia moderna para evitar tragedias humanas indudables. Es un desenlace absurdo.
Lamentablemente este tipo de legislaciones, cuando se trata de la decisión a largo plazo de personas, suelen acarrear toda clase de problemas, discusiones morales y la pregunta si las empresas/individuos simplemente deberían hacer lo que mejor les parezca. Un sí no necesariamente es la mejor respuesta, tal vez en un futuro nos enfrentemos a una sociedad donde la discriminación se basa en la genética y no en el color de la piel, religión o nacionalidad.
Vía: Mirá!