Imagina que vas a beber agua y te encuentras el frigorífico -refrigedaror o nevera- plagado de tortugas. Será seguremente porque es la nevera de una maniática de las tortugas como Shirley Neely, de New Jersey, que las guarda en la nevera durante los 3 meses de hibernación, porque allí se conservan a una mejor temperatura. Lo peor es que en la puerta se pueden ver botes y botellas, ergo, parece que tortugas y alimentos comparten refrigeración. ¡Qué asco!

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