Estuve en el LG InnoFest el pasado jueves en Lisboa, donde la firma surcoreana presentó al mercado europeo las principales novedades en el mundo del audio y vídeo (sus impresionantes televisores OLED, por ejemplo) y sus nuevos productos de gama blanca.
Pude probar sin prisas el nuevo LG G Flex 2, la sucesión del primer móvil curvo de la marca, con importantes y necesarias mejoras frente al primero, para hacer de él un producto lo suficientemente atractivo como para que los consumidores puedan justificar su compra frente al resto de flagships.
Diseño
Tiene un diseño que llama la atención. Es fino, curvado, sin botones en los laterales y una pantalla curvada que marca el perfil del terminal. Sus marcos están muy reducidos y en la mano parece un móvil de 5"-5.2" no de 5.5". Además, la versión de color rojo es sencillamente espectacular en vivo.
LG tiene una buena oportunidad aquí de diferenciación. La curvatura no creo que sea un añadido que lo haga mejor producto, pero tampoco lo hace peor, y ofrece un gran diseño que llama la atención, siendo una grata experiencia manejarlo y operar con él.
Viendo los problemas que tienen los fabricantes por diferenciarse, el estilo de LG me parece una de las mejores formas de hacerlo.
La carcasa trasera sí que se repara de arañazos pequeños, aunque varios "iluminados" ya dejaron bastantes arañazos profundos en los terminales de prueba. Es un material que puede absorber el roce diario, no arañazos fuertes intencionados. Tiene un apoyo sobre superficie pequeño, además de la capa protectora, por lo que es es difícil que se pueda deteriorar su preciosa trasera.
Pantalla
Tras su diseño, lo que llama la atención es la pantalla. Es un panel P-OLED (a efectos prácticos casi idéntico a un AMOLED) de 5.5" y resolución FullHD.
Lo primero que hice fue cambiar al modo "Natural" y los colores dejaron de lucir horriblemente falsos y saturados como todas las AMOLED que hay en el mercado. Por suerte, LG ha incorporado un modo para que los que prefieren fidelidad estén satisfechos. Debido a la luz todas mis impresiones son viendo la pantalla a brillo máximo, no pude probar a brillo 0 si había tintes de color por ejemplo.
Los colores son naturales, el contraste infinito (los pixeles negros se apagan), y el brillo parece bueno. No pude comparar directamente, pero me recordó a las últimas AMOLED de Samsung, bastante mejor que la pantalla del Nexus 6 y Moto X que tienen paneles viejos. En este caso un buen punto para LG.
No solo por su curva destaca la pantalla. Es fiel y carente de grandes defectos.
Los blancos tienen una ligera tonalidad verde al comparar frente a pantallas IPS, pero es el precio a pagar por ese contraste tan increíble y negros del OLED. Estoy casi seguro de que es una pantalla P-OLED pentile en matriz diamante, parecida a la que usa Samsung los últimos años. La resolución es alta y no tengo queja en este aspecto, los detallistas verán que faltan ¡¡subpixeles!! y un aspecto como de "textura" como en el Note 4 y similares.
Prefiero pantallas IPS en móviles, y pantallas OLED en televisores destinados a ver vídeo. Pero la pantalla del LG Flex 2, al menos en mis pruebas, parece que estará en el top junto a las mejores. Sólo me faltaría hacer pruebas a bajo brillo y bajo la luz del sol, pero parece una pantalla bastante mejor que la media de las que hemos visto en 2014.
Rendimiento
La capa de personalización de LG sigue siendo en mi opinión el mayor lastre de la gama alta de la firma. El rediseño y Lollipop ayudan, pero la experiencia queda muy lejos de la que aportan terminales más cercanos al AOSP como el Nexus 6 o el Moto X. Repleto de opciones y características de dudosa utilidad y un rendimiento, pese a tener el SoC de mayor potencia de Qualcomm, bastante mediocre en mis pruebas.
Lo más probable es que la build 5.0 que lleva el LG G Flex 2 de la demostración no fuese la final, y de ahí los tirones y tardanza en abrir la aplicación de Galería o Chrome. Me dio malas sensaciones, como ya me pasó con muchos otros flagships este año, y me ha vuelto a pasar con el LG G Flex 2. Tengo que probar la unidad que salga al mercado para ser justo con el producto.
La batería, por razones obvias, no la pude probar. Los 3.000 mAh con una P-OLED 1080p deberían dar una autonomía bastante buena y, sin duda, hacer que lleguemos al día de uso.
En cuanto a la cámara tampoco puedo hablar, cualquier gama alta, hasta de hace 2 años, hace fotos buenas con una iluminación ambiental tan alta como la de un showroom. Lo que sí pude ver es que el enfoque láser funciona igual de bien que en el LG G3 y que el procesado de la cámara parece mejor. Diría que la cámara es la misma que el LG G3 (Sony IMX135, laser AF y OIS+) con el sharpening del procesado reducido.
Sensaciones y primeras conclusiones
La sensación que me llevo es que LG ha creado un móvil con un distintivo que, aunque puede que a todos no les entusiasme, es muy curioso, bien ejecutado y es un grandísimo distintivo. El color rojo flamingo es precioso y su agarre fantástico, gusta tenerlo en la mano, es un disfrute. Como punto negativo está la interfaz y el rendimiento, y a la espera de probar el 810 y su supuesto calentamiento excesivo.
Al menos, he visto que los grandes fallos del LG G3, una pantalla IPS muy lejos de las buenas y un filtro sharpening que se cargaba el contenido visualizado, han sido arreglados. Bien por LG, pero al igual que sus compatriotas de Samsung, quiero ver mejoras muy grandes en su capa de personalización. Se cargan un hardware excelente en muchos apartados.
Sale el 30 de enero en Corea del Sur, y en España entre febrero y marzo con un precio alrededor de los 600€.