Jay Ryness (Flickr)

Desde hace años sabemos que dormir las suficientes horas y en unas condiciones de sueño buenas son aspectos fundamentales para mantener un estado de salud óptimo. Cuidar nuestro descanso, como vigilar la hora de dormir, resulta imprescindible para rendir al máximo durante el día.

Como recomendaban en este tríptico de la extinta Caja Madrid, conciliar el sueño necesitaba de unos pasos previos importantes, tales como evitar los excitantes, usar métodos de relajación, evitar las cenas pesadas o realizar ejercicio físico. Ahora, las nuevas investigaciones apuntan a que mantener y establecer adecuadamente la hora de dormir no solo facilita el descanso, sino que también puede ayudar a nuestro cerebro.

A partir del estudio realizado por investigadores del University College London, y publicado en la revista Journal of Epidemiology and Community Health, los científicos observaron cómo mantener una hora de dormir irregular en la infancia afectaba al cerebro, de forma que el desarrollo cognitivo era peor.

Unos resultados que, por otra parte, no hacen sino recordarnos los consejos que nos daban en la niñez: tratar de irnos a la cama puntuales y a una hora más o menos regular. ¿Cuántas veces muchos de nosotros habremos recibido regañinas por ese motivo siendo bien pequeños? Ahora la investigación del equipo británico parece confirmar las sospechas de nuestros padres: la hora de dormir influye, y mucho.

El trabajo examinó el comportamiento de más de 11.000 niños de 3, 5 y 7 años de edad, en particular, la relación de la hora de dormir que mantenían habitualmente, con la realización de diversos test relacionados con la comprensión lectora, las habilidades matemáticas y la configuración espacial de estos pequeños participantes.

En concreto, las niñas que a los siete años no mantenían una hora de dormir regular, presentaban peores resultados en los exámenes de lectura, matemáticas y de orientación espacial, un resultado que, sin embargo, no se veía en niños. Los malos resultados se veían en ambos sexos a la edad de 3 y 5 años, aunque significativamente, la relación entre la hora de dormir y los test cognitivos era más importante en niñas que en niños.

Estas conclusiones demuestran en cierta manera muchos de los consejos y hábitos que nos inculcaban cuando éramos niños. Varias de esas recomendaciones, que deberíamos seguir de adultos aunque muchos no lo hagamos, son fundamentales para garantizar un buen desarrollo cognitivo y un mejor estado de salud en el futuro.

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