Octubre de 2010, Apple presenta al mundo un nuevo concepto de portátil, el MacBook Air. Sorprendiendo a propios y extraños, esta nueva generación de MBA representa un cambio radical en diseño y prestaciones: elimina el disco duro mecánico por uno de estado sólido, proporciona el instant on de los iPad a un Mac y reduce el peso del equipo hasta pesos increíbles de 1 y 1,3Kg.

Un vistazo al pasado reciente

Fue hace solo unos 7 meses cuando desde aquí os trajimos el análisis de ese Air, tanto del modelo de 11'6" como una reseña general de la gama. Los resultados en aquel momento convencían: MacBook Air era el equipo ideal para el trabajo itinerante. Era el equipo Mac soñado por todos los que trabajan de aquí a allá, y necesitan la funcionalidad de un portátil con un sistema operativo de escritorio, en vez de algo como el iPad, más limitado por su sistema operativo móvil. Según Steve Jobs: el lugar donde el MacBook y el iPad se encontraban.

Pero no todo era perfecto en aquel momento. Las grandes ventajas de velocidad de sistema operativo y alta eficiencia en trabajo ofimático (principalmente derivado de la velocidad de su memoria de estado sólido en vez de disco duro mecánico) se convertían en una baja eficiencia de proceso cuando se le pedía potencia al mismo. Sus procesadores Intel Core 2 Duo fueron unos de sus elementos más criticados, y era el único defecto que se les podía encontrar. La conclusión era clara: el MBA no servía para un público con expectativas de trabajo profesional, que buscaban una itinerancia en sus labores de edición de vídeo, diseño, CAD, etc. Podía servirles para transportar y mostrar su trabajo, así como trabajos puntuales, pero no era su función específica y era donde flaqueaba.

Mismo cuerpo, cerebro mejorado

Pero he aquí que no ha pasado un año, y Apple ha resuelto este problema: incorporando a los MBA procesadores Intel Sandy Bridge de última generación, en sus modelos de gama más eficiente energéticamente.

En concreto, ha incorporado procesadores core i5 de doble núcleo, con la posibilidad de incorporar core i7 en pedidos bajo demanda. Procesadores a 1,6 o 1,7Ghz. en la gama i5 y 1,8Ghz. en la gama i7. Aunque pueda parecer poca frecuencia de reloj, hemos de recordar que hace mucho tiempo los gigahertzios de un procesador dejaron de representar la velocidad real de los mismos. Y además, ha igualado gama, pues la pantalla de 11'6" y de 13'3" pueden asociarse a las mismas configuraciones de CPU y memoria de estado sólido.

Para esta nueva generación, estamos hablando de un procesador que incorpora dos núcleos de procesamiento en un mismo chip, así como una unidad central gráfica Intel HD 3000 dentro de la misma CPU. Con ello crea un único cerebro en el equipo, que contiene unidad central de procesamiento (CPU) y unidad de procesamiento de gráficos (GPU). Además, los canales de comunicación con la memoria se han mejorado para tener un acceso a la misma desde canales directos, lo que optimiza aun más el rendimiento. Si sumamos los 1333Mhz. de la velocidad de reloj de la propia memoria, unido a su tipo DDR3, podemos hacernos una idea de la potencia de este equipo y de estos procesadores.

Intel Sandy Bridge incorpora además codificación y descodificación a través del procesador de vídeo, de contenido HD con matrices H.264, formato que no solo usan iPad, iPhone o iPod Touch, sino que también se usa en Bluray y es uno de los codificadores de vídeo más usados (incluidas las ingentes cantidades de ficheros MKV que se mueven por la red en alta definición).

En cuanto a su cuerpo, el nuevo MacBook Air es exacto al anterior en todo. Mismo diseño, mismos puertos, mismas configuraciones. La única diferencia está por dentro en dos aspectos: CPU (los mencionados Sandy Bridge) y memoria de estado sólido que incorpora un nuevo tipo mucho más rápido que el anterior.

Por fuera, el puerto DisplayPort del anterior ahora se ha convertido en un ThunderBolt, famoso puerto de comunicaciones creado por Intel. Este puerto proporciona velocidades muy superiores a USB 2.0 y es más rápido que USB 3.0. Además incorpora la capacidad de tener varios canales de comunicación en paralelo, que le permiten gestionar más de un dispositivo en un solo cable.

Como ya os comentamos, si lo conectamos a los nuevos Apple ThunderBolt Display, con el cable ThunderBolt no solo podremos ver nuestro MacBook Air (de 11'6" o 13'3", es indiferente) a una resolución de 2560x1440 (superior a FullHD), sino que además le incorporaremos al mismo tres puertos más USB 2.0, un puerto Ethernet de red Gigabit, otro puerto más ThunderBolt para conexión en cadena, salida de audio estéreo, micrófono y una segunda cámara FaceTime HD, además de la ya incorporada en el equipo. Todo en un mismo cable.

Y por último dos detalles: el teclado de los nuevos MacBook Air incorpora la retroiluminación que tienen los modelos de la gama Pro, lo cual es un gesto de agradecer, y además actualizan el teclado en sí con nuevas teclas de función. El F3 pasa a ser la tecla Mission Control y el F4 la tecla LaunchPad. Por lo demás, F1 y F2 suben y bajan el brillo de la pantalla, F5 y F6 regulan la intensidad de la retroiluminación del teclado y del F7 a F12 controles volumen y reproducción musical.

Probando aplicaciones pesadas

Pero, ¿esta vez, sirve el nuevo MacBook Air para hacer tareas profesionales en itinerancia, contando con las bondades de un equipo tan fácil de mover? Sí. Ahora sí lo hace. Los nuevos procesadores llenan el vacío que tenía la generación anterior.

En una de las pruebas efectuadas hemos cogido el vídeo grabado por una cámara DSLR en FullHD 1080p/24p, y lo hemos metido en Final Cut Pro X. Sandy Bridge incorpora, como hemos dicho, un procesador gráfico HD 3000 de Intel, que entre otras cosas soporta OpenCL, la tecnología que permite que el chip gráfico realice tareas de apoyo de cálculo a la CPU convencional. Por esto, la última versión del editor de vídeo no lineal de Apple funciona a la perfección.

En las pruebas realizadas, con un MacBook Air de 11'6" con procesador Intel Core i7 a 1'8Ghz, 4Gb de RAM y 256Gb de disco de estado sólido, la edición en FullHD era fluida y limpia. Cargando el material desde una tarjeta de memoria, Final Cut Pro X reconoció el material de vídeo sin problema y realizó un análisis de 35 vídeos con una duración total de 12 minutos, en aproximadamente unos 40-50 minutos.

Este análisis incluía todas las posibilidades que ofrece Final Cut Pro X para vídeo y audio, en estabilización de la imagen, análisis del balance de color y clasificación automática del tipo de escenas para detectar cuánta gente aparece en cada una. Además, limpieza del sonido y eliminación de ruido. Todo sobre material de vídeo a 1920x1080 de resolución, grabado con una Canon DSLR. Dichos tiempos son mejores que el resto de ordenadores Mac con que he probado estos procedimientos, como un iMac Early 2008 de 24" con Intel Core 2 Duo Extreme a 3'06Ghz y gráfica nVidia 8800GS, que empleó unas 2 horas en el mismo proceso.

El trabajo de edición, como hemos dicho, es perfectamente fluido, sin paradas y con una reproducción limpia. Eso sí, mientras estamos trabajando el ventilador del MacBook Air pone el modo más alto (por lo que se oye un soplo sordo más que evidente) y según los medidores de temperatura, la CPU está a 55-65 grados cuando no movemos vídeo, y alcanza los 75 grados cuando movemos, reproducimos el mismo o estamos en pleno trabajo de edición moviendo clips. El resto de elementos como memoria o placa se estabilizan en unos 50-55 grados.

Esto nos da a entender que los Intel Sandy Bridge (como ya sucedía con los modelos Pro se calientan bastante cuando se ponen a trabajar seriamente. No obstante, el equipo funciona sin problema y este hecho no impide que la máquina funcione bien. El ruido del ventilador puede resultar molesto, teniendo en cuenta que un trabajo normal con la máquina es en silencio absoluto.

El render en segundo plano funciona especialmente bien, no detiene la edición en ningún momento, y efectos simples o titulaciones sin mucha complicación, se ven en tiempo real aun cuando no han sido pre-renderizados. Como es lógico, la velocidad del disco ayuda mucho al rendimiento de este procedimiento. De hecho, si en vez de usar el disco del MacBook Air, usamos un disco externo, bajamos un poco el rendimiento debido a la diferencia de velocidad de acceso a disco, lectura y escritura.

La interfaz se mueve limpiamente, sin saltos, ni problemas. En el caso de usar el monitor en sí, se puede trabajar bien aunque se nota que nos falta espacio. Conectado a un monitor externo ganamos (como es lógico) muchos enteros, pero aun así incluso en el monitor de 11'6" puede trabajarse con la librería de eventos, el visualizador, el inspector de propiedades, la línea de tiempo y la librería de efectos.

Si probamos Adobe Premiere Pro CS5.5 o After Effects, estamos en la misma situación. Fluidez, funcionamiento limpio y edición sin problemas. A pesar que la GPU Intel HD 3000 no soporta el Mercury Playback Engine por hardware (solo soporta una serie de chips gráficos de nVidia), la potencia de procesamiento ayuda mucho a que este motor, incluso en modo software, funcione sin problemas. Permite el trabajo incluso en vídeo FullHD.

En comparación con las pruebas hechas con el MacBook Pro, se nota que el procesador es algo más lento, pero los tiempos de los que estamos hablando de diferencia son perfectamente asumibles. Desde el primer momento sabemos que estamos comparando procesadores de 4 núcleos de la gama Pro, con procesadores de 2 en este Air. Aun así, el del MBA se comporta bien. Notar que estamos hablando de composiciones o ediciones de nivel básico-medio. Cuando nos acercamos a trabajos o composiciones muy complejas, el umbral de la diferencia se hace cada vez más evidente. Pero insistimos: el MBA se defiende.

Trabajo musical en multipistas con GarageBand, composición musical sobre vídeo con Logic Pro 9, multipistas de sonido con Adobe Audition. Todo tipo de trabajo que se ha pedido al equipo, lo ha realizado sin problemas. No he podido probar programas como el AutoCAD 2011, ya que este aun no funciona en OS X Lion.

Probando juegos

Lo más fácil y rápido, es instalar Steam (al menos para mi). Y es lo que he hecho. Esta plataforma proporciona algo muy interesante que normalmente, no todos los desarrolladores ofrecen en la Mac App Store: las demos de juegos. Para mi un Mac no es una máquina de juegos, es para trabajo u ocio no lúdico. Soy de los que piensan que mejor tengo una consola de sobremesa que me dará mejor potencia y cuesta mucho más barata, pero sé que muchos quieren saber qué capacidad podemos tener para echar alguna partida en algún momento determinado a algo.

Buscando una demo interesante, bajé Anomaly WarZone Earth, un juego de estrategia con gráficos 3D y multitud de efectos. Las intros en vídeos como es lógico, se mueven muy bien. Pero lo importante, que son todas las partes cinemáticas en 3D en tiempo real, también van limpias y finas con una buena tasa de frames por segundo (no sé exactamente cuánta porque el programa no las da, pero va muy fluido). El juego en sí, con vista aérea, scroll multidireccional y multitud de efectos de humo y demás, igualmente se mueve sin problemas. La GPU Intel HD 3000 no es muy potente para juegos, para da la potencia suficiente para que casi cualquiera que pongamos (que tampoco tenga unas necesidades muy altas) funcione bien.

Mientras estamos jugando, igualmente nuestro equipo encenderá el ventilador y la temperatura de la CPU rondará los 75 grados centígrados. Esto representa un problema similar al que tienen los actuales MacBook Pro de última generación: la parte de atrás de aluminio se calienta excesivamente y puede suponer un problema según en la superficie donde tengamos el equipo. No obstante, mientras el MacBook Pro sí quemaba al tocarlo, el MacBook Air no quema, lo que indica que la disipación del calor en su estructura es mejor. Y mientras los i7 de cuatro núcleos del Pro podían alcanzar los 90 grados, el procesador del MBA nunca ha superado los 80.

Trabajo con Lion

Lion se mueve con total fluidez. Pantallas de scroll a izquierda o derecha, multitud de aplicaciones abiertas, trabajo con Xcode para desarrollo (que suele ser bastante pesado) con una fluidez y velocidad increíbles y aplicaciones pesadas como iPhoto que se mueven sin problema.

El trabajo para desarrollo con Xcode me ha resultado especialmente grato, pues normalmente las indexaciones, compilaciones y cargas en el simulador de iOS suelen ser procesos lentos, a los que uno se acostumbra. Pero en este caso, el simulador de iOS se abre muy rápido y el trabajo con el equipo no presenta ningún tipo de problema. Es una delicia desarrollar con estos equipos, mucho más que con los MacBook Pro.

Pero no todo es de color de rosa, pues el equipo hereda un problema del propio Lion. Supongo que muchos lo habréis notado, pero una de las cosas que OS X Lion hace con nuestros Macs es que el equipo se calienta más dentro de un trabajo normal. Es normal, que en un trabajo sin muchas pretensiones (como navegar por la web o ver el correo) veamos que la CPU está más caliente de lo que debería, cosa que no pasaba con Snow Leopard. Aunque no resta estabilidad o eficiencia (al contrario, aumenta con respecto a la anterior versión de OS X), sí es cierto que Lion consume más recursos del equipo.

En este caso, este equipo, que viene con Lion instalado directamente, sufre de este problema. De todas formas, y viendo el funcionamiento del mismo internamente, estoy convencido que es un problema que Apple resolverá en futuras actualizaciones del sistema, ajustando el mismo. Como decimos, quitando este pequeño problema, que yo casi diría que es anecdótico, el rendimiento de sistema operativo es perfecto y funciona sin inmutarse, tengamos lo que tengamos abierto.

Volando

Todas las aplicaciones, desde las más pesadas a las más normales, abren en segundos. Adobe Premiere CS5.5 muestra la ventana de apertura de proyectos en 5 segundos, PhotoShop CS5.1 abre en 3 segundos mostrando la interfaz para trabajo, y su trabajo con fotografías de 18 megapíxeles en RAW es muy rápido. El equipo vuela gracias a su disco de memoria de estado sólido.

Este muestra unas velocidades de apertura y cierre de cualquier aplicación realmente espectaculares, mucho más que el anterior modelo que ya de por sí era rápido. Los widgets, el LaunchPad, Mission Control, cualquier aplicación que se nos antoje por pesada que sea… todo se abre y mueve con total fluidez.

No obstante, y es curioso, cuando cerramos la tapa del equipo para luego seguir trabajando, hemos perdido velocidad. ¿Por qué? Porque Lion ahora muestra una pantalla de bloqueo de usuario que nos pide la clave del equipo (lo cual me parece genial) pero que nos muestra un pequeño fallo. Si cerramos el equipo y lo abrimos pasados unos minutos, inmediatamente nos mostrará la pantalla de bloqueo. Si lo cerramos y lo abrimos en unas horas, tendremos unos segundos (como unos 2 o 3) donde el equipo tarda en reaccionar. Es como si hubiera entrado en suspensión real y al rearrancarse ya no fuera tan instantáneo como un iPad. Aun así, es mucho más rápido que cualquier otro equipo, pero resulta reseñable esta diferencia con la anterior generación que no tenía este problema.

¿Qué me compro?

La anterior generación de MacBook Air era el ordenador definitivo de trabajo itinerante para uso básico/medio. Aunque podía ser usado para trabajo profesional en ocasiones necesarias, se notaba que el equipo flaqueaba en potencia para con estas tareas, y esto redundaba en que no podía ser usado como ordenador para trabajo profesional más que de forma ocasional.

Eso se ha acabado. Este nuevo MacBook Air es capaz de enfrentarse sin miedo a cualquier tipo de trabajo profesional. Su único defecto es la pantalla (por el tamaño reducido, no así por su calidad), pero en esta ocasión sí podemos decir que este es el equipo complementario perfecto para el trabajo de los profesionales, además de cumplir con las expectativas de usuarios de nivel más inferior en cuanto a necesidades.

¿Entonces necesitamos un MacBook Pro? Puede que sí, por dos razones. La primera es que el Pro tiene modelos de 15" y 17" que hacen que el trabajo sea más cómodo por tamaño de pantalla; eso es importante con interfaces con muchos elementos o trabajo con contenido gráfico muy grande. Tratar con imágenes grandes en Photoshop o edición de vídeo puede hacerse muy bien, pero encontraremos el problema de la escasez de pantalla.

Pero por otro lado, estamos hablando que MacBook Air es el equipo de trabajo itinerante perfecto. ¿En qué perfil encaja? Encaja en el del profesional que tiene su ordenador de sobremesa para trabajo (bien un iMac, un Mac Pro o incluso con MacBook Pro conectado a un monitor más grande) que necesita moverse y llevarse su trabajo de aquí a allá en una máquina ligera, rápida, potente y que le permite realizar cualquier ajuste del mismo, añadido o lo que necesite con este. Es el complemento perfecto.

Pero si queremos un ordenador que sea nuestra base de trabajo, yo seguiría apostando por un MacBook Pro o un sobremesa, con pantallas más grandes y procesadores (los de última generación) que dan mayor rendimiento y velocidad a nuestro trabajo. Procesadores con más núcleos y más preparados para un trabajo del día a día.

La elección de uno u otro será clara: si me muevo mucho, necesito un equipo liviano y puedo sacrificar algo de potencia por llevar un portátil más ligero, un MacBook Air. Si no me muevo tanto, y prefiero algo más de potencia aunque el equipo sea menos portátil, el MacBook Pro. Pero recordar que MBA no es una máquina que sirva como máquina principal de trabajo profesional. Sirve como máquina itinerante, como complemento de otra. Si nuestras miras son menos ambiciosas, MBA sí puede ser nuestra máquina principal de trabajo, sin lugar a dudas.

Por lo tanto, insisto: ¿queremos un portátil porque no tenemos un sitio fijo para trabajar? MacBook Air es nuestra respuesta si nuestra exigencia no es profesional. Si restamos los 20Gb que ocupa Lion y iLife (más o menos) junto a temporales, ficheros varios, etc (por hacer unos cálculos a la alza que nos den menos margen de error para nuestros cálculos) tenemos la capacidad de la que vamos a disponer.

Lo ideal es trabajar con ellos con un disco duro externo de 2'5" por USB (de 500Gb o así) que nos supla la carencia de espacio en los modelos de 64 o 128Gb (e incluso en los 256Gb, dependiendo del tipo de usuario) y no requieran alimentación. Los programas se instalarán en el disco del MBA, pero nuestros datos estarán en este disco externo que además podemos pinchar en otras máquinas para intercambiar datos más rápidamente.

Llevamos nuestra funda, nuestro equipo de poco más de un kilo, nuestro disco USB de 2'5" alimentado por USB, y seremos la envidia de la movilidad tecnológica.

Conclusiones finales

Sencilla y simple: mismo diseño, mismas prestaciones de futuro, pero ahora con una memoria de estado sólido para disco mucho más rápida, sirviendo de base para un sistema operativo tan avanzado como Lion y lo más importante: una CPU a la altura de las circunstancias que permite un trabajo profesional en itinerancia que antes era la pata que quedaba coja en la anterior generación.

Un equipo con unas prestaciones superiores, cuyo precio es elevado por razones obvias (su principal razón son los procesadores de última generación que usa y el alto coste de la memoria de estado sólido) pero que supone una máquina de futuro, con un alto potencial, unas grandes características y un rendimiento superior.

9.5/10

Si estáis buscando el complemento perfecto para vuestro equipo de trabajo normal (sobremesa o MacBook Pro con más pantalla) este es vuestro equipo. Si queréis montar una oficina itinerante donde tengáis un Apple ThunderBolt Display, pero queréis ir y venir con el equipo, este es vuestro equipo. Si queréis un portátil ligero y rápido, para vuestro uso normal de internet, correo, aplicaciones de productividad, vuestras fotos u ofimática: este sin duda es vuestro equipo.

Estamos a un solo paso de sustituir a la gama Pro, siempre y cuando los costes de componentes se vayan abaratando en el mercado y podemos ver procesadores de gama más profesional (como los de la gama Pro) en un equipo como el Air.

Mientras, este MacBook Air es una grandísima máquina, y un referente para el futuro.

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