Este pasado fin de semana he tenido que trabajar bastante con iMovie por un vídeo para una boda, y os podéis imaginar, en un MacBook blanco con 1GB de RAM la verdad es que la cosa a veces se complica. Aún así he de reconocer que esta aplicación funciona realmente bien, y aún sin tener ni idea de edición de vídeo he podido hacer algunas travesuras con ella.
Todo esto viene a cuento de que he tenido que ver en más de una ocasión la barra de progreso: para exportar el proyecto, para importar fragmentos de vídeo de Internet, etc. De modo que en multitud de ocasiones pude ver esa barrita con estética de la interfaz aqua tan característica en Mac OS X.
Ésto unido a la larga espera hizo que me parase a pensar en por qué esas ondas azules de la barra van hacia un lado mientras que el progreso va hacia otro (es decir, las ondas van hacia la izquierda mientras la barra progresa hacia la derecha).
Entonces fue cuando recordé todo eso que cuentan los libros de cómo las empresas se valen de ciertos trucos para hacernos pensar lo que no es, jugar con nuestras percepciones, crearnos ilusiones. Como cuando afirman que los carritos de la compra del supermercado van hacia los lados para que tiendas a irte a las estanterías, a comprar de forma compulsiva. O como cuando dicen que colocan los productos que menos venden a la altura de nuestros ojos o los de consumo básico alejados unos de otros en la superficie comercial
La cuestión es esta: ¿podría ser esto una estratagema de Apple para hacernos creer que la barra de progreso avanza mucho más rápido de lo que realmente lo hace? Recordé lo que ocurre cuando uno está en un coche y el automóvil vecino circula por un momento marcha atrás, uno acaba teniendo la sensación de que el nuestro se mueve hacia delante, cuando realmente está parado.
De modo que trasladándolo al caso que nos ocupa, sería una forma de decirnos: "tranquilo muchacho, que ya queda poco, ¿no ves cómo avanza la barra azul?" cuando el caso es que no lo hace, o lo hace muy lentamente.
Si esto fuese cierto, nos deberíamos asombrar por la cantidad de trabajo que hay detrás de un sistema operativo, trabajo de psicólogos, no sólo de informáticos, maestros de la ilusión, que cuidan hasta el mínimo detalle para que las sensaciones frente al ordenador hagan creer que estamos ante el desarrollo perfecto.
No sé si sobre esto hay algo escrito ya por algún sitio, tan sólo es mi opinión, una opinión que bien podría encajar en esas películas conspiratorias de Hollywwod que a veces nos tragamos casi obligados, donde parece que todo tiene un propósito en este mundo, un motivo oculto e interesado.