Un equipo de científicos suecos ha publicado el estudio que todos queríamos leer. Un estudio que señala que el consumo ocasional de algún pastelito puede ser mejor para el corazón que una dieta totalmente libre de azúcar. Ojo, que hay muchos warnings a tener en cuenta, pero aun así es un estudio interesante.
Se trata de una investigación realizada por científicos de la Universidad de Lund. En él, han seguido a casi 70.000 personas durante dos décadas, con el fin de comprobar la relación entre su consumo de azúcares y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Se tuvo en cuenta el consumo ocasional o frecuente de tres tipos de fuentes de azúcar: los pasteles, las coberturas dulces, como la miel, y las bebidas azucaradas. Así, se vio que el consumo ocasional de pasteles es claramente menos peligroso que el del resto de fuentes de azúcar. De hecho, parece ser incluso beneficioso.
Las claves del estudio
En este estudio participaron 69.705 personas con edades comprendidas entre los 45 y los 83 años. Todos ellos tuvieron que contestar una encuesta sobre su alimentación en 1997 y luego otra vez en 2009. Después, se hizo un seguimiento de su estado de salud hasta 2019.
El objetivo era comparar sus hábitos alimentarios con el posible desarrollo de 7 tipos de enfermedades cardiovasculares. No solo se tuvo en cuenta el consumo ocasional o frecuente de azúcares. También otros hábitos que pueden influir sobre la salud del corazón, como el tabaquismo. De ese modo, si se encontraba una relación, al controlar el resto de parámetros, podría establecerse con más fuerza el vínculo. En definitiva, no habría otros factores influyendo.
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Se vio que las personas que consumían pasteles ocasionalmente tenían un riesgo reducido del desarrollo de todas estas enfermedades. El riesgo aumentaba con un consumo frecuente o incluso ocasionalmente con el resto de formas de azúcar. Además, señalan que incluso podría ser más beneficioso que tomar una dieta totalmente libre de azúcar.
¿A qué puede deberse este beneficio del consumo ocasional de pasteles?
Estos científicos dejan claro en todo momento en su estudio que solo han establecido una relación, pero no necesariamente una causalidad. Está claro que los dos factores se pueden asociar, pero, al no saber el motivo, no se puede descartar que sea casualidad. Ya sabes, casualidad no implica causalidad. Es un juego de palabras, pero totalmente real,
Aun así, los autores de la investigación tienen algunas hipótesis de lo que puede estar ocurriendo. Por ejemplo, en el caso de las bebidas azucaradas se utilizan endulzantes líquidos, que sacian mucho menos que los que se emplean en los pasteles. Como resultado, puede que se ingiera más cantidad de azúcar refinado en una sola dosis. Por mucho que sea consumo ocasional, no deja de ser muy abundante.
Además, aunque parezca mentira, el país en el que se ha realizado el estudio puede tener una gran influencia en los resultados. Esto se debe a que en Suecia existe una tradición conocida como fika, que consiste en quedar con amigos o familiares para tomar un café y un dulce y charlar. Los rollitos de canela son las estrellas, aunque en realidad vale cualquier pastelito.
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Los autores del estudio creen que, quizás, los participantes en el estudio podrían estar beneficiándose de esa interacción social, ya que esto claramente tiene efectos muy positivos sobre la salud del corazón.
Por lo tanto, no sería exactamente el dulce el que beneficiaría a los participantes, sino esa posibilidad de interaccionar con seres queridos. Sobre todo en personas mayores es algo que puede marcar la diferencia.
Está claro que necesitamos glucosa para sobrevivir. Esta debe proceder mayoritariamente de alimentos que la contienen rodeada de fibra, como la fruta sin exprimir. Sin embargo, el consumo ocasional podría llevar asociados algunos beneficios. Piensa en esto la próxima vez que te sientas culpable por darte un capricho dulce y olvídate de las culpabilidades.