La Tierra no tiene tanta suerte como Saturno o Júpiter. Sería maravilloso mirar al cielo y ver decenas de Lunas salpicando el firmamento, pero la realidad es que tenemos que conformarnos con una. Preciosa, pero una sola. Sin embargo, de vez en cuando nos visita alguna Luna extra. No se trata de satélites convencionales, sino de algo conocido como minilunas; pero, aun así, su presencia alrededor de nuestro planeta es fascinante. 

Se conoce como tal a un objeto que en su viaje por el sistema solar es atraído por el influjo de la órbita terrestre y se quede ahí, dando vueltas alrededor de nuestro planeta, como hace nuestra Luna desde hace miles de millones de años.

Generalmente, las minilunas son asteroides. Cuando un asteroide se dirige a la Tierra pueden pasar dos cosas: que cruce su atmósfera y acabe impactando en la superficie o pulverizándose entre llamas o que la atracción gravitatoria terrestre le haga entrar en la órbita de nuestro planeta. Eso es lo que parece que va a pasar próximamente con 2024 PT5, un asteroide descubierto este verano por dos científicos de la Universidad Complutense de Madrid.

No parece basura espacial

En muchas ocasiones, la basura espacial, que también puede entrar en la órbita terrestre, se confunde con minilunas. Sin embargo, las observaciones de 2024 PT5 apuntan a que se trata de un asteroide con mucha probabilidad. No parece que se trate de basura espacial.

Basura espacial
A veces la basura espacial puede formar minilunas. Crédito: NASA Goddard Space Flight Center

Minilunas de corta estancia

Las minilunas comparten vecindario con nuestra Luna bastante a menudo, pero no suelen quedarse mucho tiempo. Según los cálculos de estos científicos, 2024 PT5 permanecerá en la órbita terrestre durante una ventana de tiempo bastante corta, desde el 29 de septiembre hasta el 25 de noviembre. Eso supone un poco menos de dos meses.

Después, volverá a la órbita del Sol y seguirá viajando por el sistema solar hasta que se produzca un segundo encuentro. Posiblemente, en enero de 2025 vuelva a girar en torno a la Tierra durante una temporada. Después se marchará y tendremos que esperar mucho más, hasta 2055, para volver a verla.

Eso sí, no sería raro que en ese periodo haya otras minilunas que se sumen a los satélites que giran temporalmente alrededor de nuestro planeta.

La sabiduría de las minilunas

Algunas minilunas se quedan mucho más tiempo de visita. Otras, como 2024 PT5, mantienen solo estancias cortas. Pero todas pueden ser de mucha utilidad a los científicos.

Y es que, en realidad, se trata de asteroides en las inmediaciones de nuestro planeta. Muchas misiones espaciales se han dirigido a satélites muy lejanos para estudiar su superficie y su composición. Es el caso de las japonesas Hayabusa y Hayabusa 2, encargadas del estudio de los asteroides Itokawa y Ryugu. Por su parte, la NASA cuenta con misiones como OSIRIS-Rex, dirigida a la investigación del asteroide Bennu. Todos ellos se encuentran a muchísima distancia de la Tierra. Sin embargo, la misión vale la pena, ya que conocer la composición de un asteroide puede ayudarnos a comprender mejor los orígenes del sistema solar e incluso de nuestro propio planeta. 

hayabusa 2
Misiones como Hayabusa 2 viajan muy lejos para estudiar satélites. Crédito: JAXA

Por ese motivo, 2024 PT5 no solo será un visitante interesante. Quizás, él o cualquiera de las minilunas podría dar a los científicos información muy interesante sin tener que viajar tal lejos. Es algo que hace tiempo que se está estudiando. De momento, no hay ninguna misión en marcha, así que solo nos queda disfrutar de su presencia. Eso sí, su brillo no es suficiente para que pueda verse con telescopios de aficionados. Solo nos quedarán las imágenes de los profesionales. Ni tan mal.