Uno de los puntos más interesantes del sexto capítulo de la segunda temporada de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, es que deja claro, que ya no hay vuelta atrás. Por un lado, el mal que encarna Sauron está a punto de provocar una guerra y además, una pérdida fatal para los elfos de Lindon. Por el otro, que nadie que la Tierra Media, puede mantenerse al margen o en el mejor de los casos, observar lo ocurre sin intervenir.
Se trata de una decisión inteligente que hace que la serie pueda unir todos sus escenarios en el hecho de la batalla que se avecina. Lo que nos lleva al sur, donde Arondir (Ismael Cruz Córdova) sigue rastreando el ejército de Orcos que se mueve por el territorio. Finalmente, logra capturar a dos y descubre que ambos esconden un mapa que indica que todo el grupo de bestiales criaturas, se dirige a Eregion. Lo que indica que el ataque al territorio Élfico es inmediato y desde más de un frente.
De hecho, todo el episodio, explora en la idea que loe Elfos están a punto de sufrir una pérdida de la que no se recuperaran de inmediato o del todo. Se trata de una idea siniestra, que hace que Lindon se debilite en favor de Mordor. Por primera vez El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder juega a un mapa de estrategia, que beneficia a su guion y en especial, a su ritmo. Muy lejos de la forma contemplativa en que los anteriores capítulos narraron la historia, el sexto se concentra en la acción. Algo que son buenas noticias para la serie.
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Un enemigo dentro del territorio
Un giro que refuerza, la forma en que el argumento se concentra en los esfuerzos de Celebrimbor (Charles Edwards), por resistirse a la manipulación de Annatar (Charlie Vickers). Como se recordará, en los textos de J.R.R. Tolkien, no se explica exactamente en qué consistió la derrota moral del maestro herrero. Lo único que queda claro, es que cuando tomó consciencia de lo que pasaba, era muy tarde y había más de diez artefactos mágicos repartidos por la Tierra Media.
El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder aprovecha la falta de información original, para profundizar en la seducción de mal como un hecho total. Por lo que aunque Celebrimbor se resiste a crear los Nueve Anillos para los hombres, su voluntad no es la suficiente para evitar que Annatar use la fragua élfica en su beneficio. Uno de los mejores puntos de la producción de Prime Video, es, sin duda, su capacidad para establecer una relación entre dos personajes antagónicos. Más interesante aún, de mostrar cómo Sauron, lejos de usar la violencia, usa la codicia y la debilidad del elfo para su propósito.
De hecho, llegado a determinado punto, Annatar termina por sustituir a Celebrimbor como líder de la región. Lo que le lleva a enfrentar la amenaza del ejército orco que se acerca a Eregion. Una pieza que termina por cerrar el cerco alrededor del territorio elfo y dejar claro que su destrucción se avecina con rapidez. Lo que será, no solo, un punto de ruptura en la serie y en la forma en que cuenta su historia.
El enemigo de mi enemigo, es mi amigo
Mientras Sauron aguarda en Eregion, Galadriel (Morfydd Clark) y Adar (Sam Hazeldine) tiene una extraña conversación. La dama Elfa todavía es prisionera del segundo, pero no eso no impide que profundicen en los motivos del líder orco para atacar. Lo que conduce a un punto complicado. ¿Está Galadriel contaminada por la influencia de Sauron? Adar analiza la cuestión y la pone sobre aviso. En particular, porque la guerrera sabe que deberá enfrentar una última prueba al encarar al maia corrompido.
Lo cierto, es que Adar es el que hasta ahora tiene mejores recursos y una estrategia clara para destruir a Sauron. Eso, a pesar de que Galadriel está convencida que ningún orco atacará directamente al Señor Oscuro, llegada la oportunidad. La decisión de la serie de no mostrar directamente la lealtad hacia la oscuridad de los vasallos del sur, permite que analice un punto más complicado. ¿Quién en la Tierra Media no está infectado del mal que Sauron representa?
Traición y nuevas pruebas
En Númenor, Elendil (Lloyd Owen) enfrenta la posibilidad de ser asesinado por traición. La política de la isla es todavía un caos, en especial porque Pharazon (Trystan Gravelle), rey de facto, necesita mostrar su autoridad. Lo que le lleva a todo tipo de actos de fuerza y violencia. Incluyendo, decretar que Elendil será castigado según una vieja tradición de la isla: será arrojado al mar, en la que solo Los Valar, podrán salvarle.
Finalmente, Tom Bombadil (Rory Kinnear), somete a El Extraño (Daniel Weyman) a todo tipo de pruebas y deja claro, que de no cumplirlas, no podrá lograr su mayor propósito. El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder insiste en mantener la identidad del istar en secreto. Lo que hace que la historia que le rodea apenas avance y tenga sentido en el mapa general de la serie. Algo que queda muy claro en el sexto capítulo.
De hecho, sorprende lo irrelevante de la historia del mago sin nombre, en comparación con la lenta corrupción que vive el reino enano e incluso, la forma en que los orcos batallan por una aparente libertad. Algo que se destaca cuando la serie muestra el ataque final de los vasallos del mal a Eregion. Lo que podría ser el golpe más violento que el territorio elfo ha recibido jamás y que, sin duda, deja a la raza en medio de una precaria situación. Un punto que, seguramente, se explorará en el final de temporada.