En El señor de los anillos: los anillos de poder, la llegada de la guerra es inevitable. Mucho más, ahora que Sauron/Annatar (Charlie Vickers), parece haber encontrado un lugar ideal para sus manipulaciones en Eregion. Más complicado todavía, que el maestro herrero Celebrimbor (Charles Edwards) se ha convertido en su cómplice, casi sin saberlo. Lo que llevó al tercer capítulo de la segunda temporada de la serie insigne de Prime Video, a un punto álgido.
Se trata de la forja del cuarto Anillo de Poder, que acompañará a los tres, ya en manos de Círdan (Ben Daniels), Galadriel (Morfydd Clark) y el Gran Rey Elfo Gil-galad (Benjamin Walker). Un evento trascendental que ocurrió en la última escena del episodio y que dio cuenta, que todos los esfuerzos de Sauron van bien encaminados. Por ahora, no pudo verse en realidad a la joya mágica, sino la forma en que la forja trabajaba sobre el trozo de Mithril que el rey Durin III (Peter Mullan), llevó a manos de los elfos. Pero la imagen más que suficiente, para entender que el objetivo del maia corrompido está a punto de cumplirse.
A saber: que todos los Anillos creados en Eregion, lleguen a las manos de las criaturas de la Tierra Media. Menos el último, al que Sauron atará su destino y le permitirá gobernar el territorio con todo su tenebroso poder. Un propósito que pasa por el control del rey de Khazad-dûm y la forma en que los enanos puede influir definitivamente en el destino de los hombres libres de la región.
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Los poderes del nuevo anillo
Para entender un poco el poder del nuevo objeto mágico en El señor de los anillos: los anillos de poder, primero es conveniente repasar qué ocurre Khazad-dûm. Como se recordará, el argumento ha dedicado tiempo a describir como el reino está sacudido por terremotos, que terminaron por cerrar los boquetes que permitían el paso de la luz al interior de la montaña. Lo que provocó que las cosechas y los medios de sustento de sus habitantes, estuvieran en peligro.
Por lo que cuando Durin (Owain Arthur) recibe la oferta de Annatar de un anillo de Mithril, que podría permitirles aliviar el problema, le pone en una encrucijada. A pesar de sus sospechas hacia el desconocido elfo, transmite la oferta a su padre. Que, de inmediato, acepta y cómo puede verse, suministra el rarísimo metal a la forja de los elfos.
El mal actuando desde las sombras
Una jugada maestra que permite a Sauron, hacer avanzar sus planes sin que apenas sea evidente sus intenciones o la forma en que intenta utilizar los peligrosos objetos. En esta ocasión, el anillo de Thrór, el único de los nueve con nombre y ampliamente conocido en los Apéndices de El Señor de los Anillos, publicados en 1954. Ahora añadido a El señor de los anillos: los anillos de poder, como parte del plan de expansión de Sauron.
Pero por ahora, nadie en el argumento está al tanto de algo semejante. La anterior crisis hace que el poder de la nueva joya mágica, sea más útil que nunca. Siempre, según los textos de Tolkien, el anillo les permite a los enanos encontrar con mayor habilidad joyas y oro. Además, que en la serie, les proporcionará la capacidad de localizar el Mithril, el metal más valioso de todos.
También y según mencionó el propio Annatar a Durin IV (Owain Arthur), podrá sanar la montaña. Es decir, permitir que los boquetes para el necesario paso de luz, sean encontrados sin provocar nuevos derrumbes o terremotos. Todo lo cual, hace del obsequio de Eregion de un valor incalculable.
La voluntad de Sauron
Ahora bien, según los textos de Tolkien, a pesar de exacerbar la codicia de los reyes enanos con el regalo del Anillo Thrór, no le permitió controlar su voluntad. ¿El motivo?, más simple de lo que podría suponerse. El mismo temperamento de los enanos, los hace refractarios a cualquier intento de manipulación o de control sobre su personalidad o actuaciones. Con todo, el obsequio del objeto mágico, provocó confrontaciones debido a la enorme y violenta ambición que desarrolló en Durin y los suyos.
Como dato curioso, el Anillo Thrór, incluso sin servir a los propósitos de Sauron, llevó la desgracia a Khazad-dûm. Eso, luego que los enanos lograron acumular una fortuna tan gigantesca, como para despertar el deseo de vecinos y otras criaturas. Entre ellas, Smaug y todo lo que trajo después, como lo narró la épica trilogía El hobbit, de Peter Jackson. Tema que ahora retoma El señor de los anillos: los anillos de poder, en uno de sus giros más siniestros.
