En el número 4550 de East Avenue en Livermore, California, hay una estación de bomberos. Y tiene una particularidad. En su garaje brilla una bombilla desde hace más de cien años. Se instaló en 1901 y, aunque se ha trasladado en varias ocasiones, sigue funcionando. De ahí que la bombilla centenaria de Livermore sea mundialmente conocida y se la mencione en cualquier conversación que tenga que ver con lo poco que duran las cosas hoy en día o el a veces malinterpretado concepto de obsolescencia programada.

La Centennial Light o bombilla centenaria es una bombilla de luz incandescente. Puede que todavía tengas alguna en casa, a pesar de que en la actualidad han sido reemplazadas casi en su totalidad por bombillas LED, más eficientes y versátiles. O por tubos fluorescentes. Como los que acompañan a esta popular bombilla californiana. Pero, claro está, como tiene más de cien años, en su página web oficial se la considera la bombilla que más tiempo lleva en funcionamiento. Tal vez haya alguna similar en algún pueblo perdido que no haya recibido tanta publicidad, pero según el polémico Libro Guinness de los récords, la bombilla más longeva está en Livermore, California.

La realidad es que funciona, sigue ahí y da luz. Pero como todo en esta vida, la bombilla centenaria ha sido víctima de su fama y se la suele mencionar cuando se habla de obsolescencia programada. Aparece en casi todas las conversaciones cuando algo se rompe o estropea, aunque quien la cite no sepa exactamente dónde se encuentra y cuánta potencia tiene. Y a esto hay que añadir cierto misterio respecto a sus materiales de fabricación. En definitiva, los ingredientes perfectos para que esta bombilla se preste a conspiraciones o confusiones sobre la eficacia de la tecnología actual.

Qué sabemos de la bombilla de Livermore

Bombilla centenaria de Livermore
Credit: Rjaerial / Wikipedia

La bombilla centenaria de Livermore, conocida en aquellos lares como la Centennial Light, es una bombilla de filamento de carbono soplada a mano. Las bombillas incandescentes que habrás tenido en tus manos son también de filamento, fabricadas en serie, pero emplean tungsteno en vez de carbono. La bombilla de Livermore es una pieza de artesanía y una reliquia centenaria que, por suerte, sigue funcionando.  

De esta bombilla, como de sus hermanas caídas en combate a lo largo de las décadas, sabemos que fue inventada por el ingeniero francés Adolphe Chaillet. Y se fabricaron muchas de ellas en Shelby, Ohio, en la fábrica de la Shelby Electric Company. Esta en particular, data de finales de 1890. Y fue instalada en 1901. Su potencia inicial era de 30 vatios, si bien en 2013 tuvo un pico de 60 vatios durante unas horas tras un apagón. Sin embargo, desde hace ya muchos años su potencia se limita a 4 vatios. Algo nada desdeñable dada su longevidad. Es el equivalente a una lámpara de noche, la que seguramente tengas en una mesilla al lado de tu cama para no chocar contra los muebles cuando vas al baño o para leer un libro antes de acostarte. 

Tal y como explica la página oficial de esta bombilla centenaria de Livermore, en una sección llamada facts, hechos en inglés, la bombilla se instaló en 1901 en L Street, en Livermore, California. En las cocheras del departamento de bomberos. En 1903 se movió a la nueva Estación 1 de la calle First and McLeod. Que fue renovada en 1937. En esa renovación, estuvo apagada durante una semana. Durante 75 años, la bombilla iba conectada a la corriente de la ciudad, de 110 voltios. Pero en 1976 se conectó a una fuente suplementaria de energía de 120 voltios. Ese cambio se debió a su enésimo traslado a la estación de bomberos 6 del 4550 de la avenida este, donde está desde entonces

La bombilla más famosa del mundo

YouTube video

Que una bombilla dure tantos años bien merece que se hable de ella. Ha aparecido en medios de comunicación de todo el mundo. Prensa y televisión. Y como hemos visto, tiene su propia página web. Y en ella hay una cámara web que puedes observar las 24 horas del día. Cada cierto tiempo, se realizan eventos en su honor. Y hasta hay libros infantiles con ella como protagonista. Vamos, que es todo un referente.

Pero no todo es positivo. En 2009, apareció en un documental español titulado Comprar, tirar, comprar. El documental trata un fenómeno real, la obsolescencia programada, pero de una manera un tanto tendenciosa. Y cuando habla de la bombilla centenaria de Livermore, acaba yendo por unos derroteros conspiranoicos. La realidad, muchas veces, es más aburrida que turbios acuerdos entre fabricantes de bombillas. En cualquier caso, puedes ver el documental en RTVE Play. Aquí tienes el enlace para verlo en castellano.

Todos conocemos alguna máquina o aparato que tiene ya muchos años y que sigue funcionando. O alguien que lo tiene. Puede ser una lavadora, una máquina de afeitar, una batidora o, en mi caso personal, una nevera. Y esta clase de ejemplos, que tienen su letra pequeña, son el ingrediente perfecto para adornar un debate sobre la durabilidad de los aparatos actuales y sobre la obsolescencia programada. Sí se han dado casos, y algunos de ellos muy flagrantes, sobre fabricantes de dispositivos o máquinas que dejaban de funcionar si utilizabas repuestos o consumibles de otras marcas. Pero cuando algo se estropea, no siempre es culpa del fabricante. Una bombilla LED actual tiene una vida útil de entre 25.000 y 50.000 horas.

Entonces, ¿por qué sigue funcionando?

La bombilla centenaria de Livermore sigue funcionando pero ilumina más bien poco
Credit: Dick Jones / Livermore's Centennial Light Bulb Website

En una de las apariciones estelares de la bombilla centenaria de Livermore, en el programa de TV Cazadores de mitos de 2006, los responsables del programa visitaban las instalaciones de esta bombilla y explicaban, en parte, el porqué de su durabilidad. Como indica también un artículo de BBC, “irónicamente, el hecho de estar siempre prendida también podría contribuir a la longevidad de esta lamparita”. Otro motivo de que la bombilla centenaria siga prendiendo es que su filamento de carbono es muy grueso. A diferencia de los finos filamentos de tungsteno de las bombillas tradicionales. Y es probable que el vidrio que la envuelve sea también de mayor grosor. 

Si has usado bombillas incandescentes, el momento en que se estropean, en la práctica totalidad de las veces, es cuando las encendemos. Es decir, que encender y apagar las luces produce un desgaste. La bombilla centenaria de Livermore ha permanecido durante décadas encendida. Y solo se apagó en dos ocasiones. Volviendo a la BBC. “Cada vez que se enciende y apaga el foco, el filamento se calienta y se enfría. Esto hace que el material del filamento se expanda y contraiga, lo que provoca el desarrollo de micro fisuras”.

Por otro lado, que esta bombilla funcione de poco sirve. Funciona pero apenas alumbra. Si vemos la bombilla en su ubicación actual, está rodeada de otras muchas bombillas, tubos fluorescentes que iluminan mucho más que ella. Es decir, que es todo un hito tecnológico, y seguirá funcionando muchos años más, pero resulta poco útil. Como mucho, serviría para una lámpara de noche y así alumbrarte antes de irte a dormir. O para leer un libro en la cama. Es lo que ocurre con esos viejos automóviles que vemos por las carreteras. Siguen funcionando, pero sus prestaciones son inferiores. 

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