Hace unas semanas, Amigos imaginarios (2024) de John Krasinski, relató una historia emotiva, en quela capacidad para crear eran un refugio en medio de una dura tragedia. La creadora y guionista Abi Morgan, intenta lo mismo, aunque de una manera más agria, en Eric (2024), la nueva miniserie de Netflix. Por lo que utiliza los seis episodios de la producción para profundizar en el dolor, a través de la fantasía y la fabulación de la realidad. 

Pero su intento de mostrar cómo la mente humana puede buscar el consuelo en sus propios monstruos y héroes, resulta incompleta. Mucho más, insatisfactoria, por la incapacidad del guion de profundizar en todos los temas que propone y que, al final, no logra explorar a detalle. Lo que termina por convertirse en un guion superficial, lleno de buenas ideas, pero que jamás logra avanzar hacia sus puntos más críticos o los más densos. En lugar de eso, Morgan intenta que el relato de una tragedia angustiosa, se convierta en centro de una serie de capas de significado, a los que, después, no brinda ninguna importancia. 

Eso, a pesar de que los dos primeros episodios, son una buena muestra de matices sobre la naturaleza del sufrimiento y la búsqueda del consuelo. Vincent (Benedict Cumberbatch), es un titiritero que usa los escenarios de la serie infantil Good Day Sunshine para mostrar su talento. Fuera de ellos, es un hombre arrogante y soberbio, cuyo matrimonio con Cassie (Gaby Hoffmann), se desintegra. La víctima en toda la situación es Edgar (Ivan Morris Howe), el hijo de nueve años de la pareja. Este último terminará por intentar huir de lo que ocurre y acabará por desaparecer en un suceso poco claro. 

Eric

Eric intenta, en seis capítulos, profundizar en la idea acerca de la fantasía como refugio de una tragedia mayor. Pero el guion no logra que la premisa sea del todo creíble - o al menos sólida - para sostener toda la historia de una desaparición dolorosa. Lo que convierte a la serie, en una combinación de escenarios ambiciosos, en los que nunca profundiza del todo.

Puntuación: 4 de 5.

Lidiar con la culpa con la imaginación

El argumento ordena todo lo anterior en una línea de tiempo que de atrás hacia delante, para contar lo que ocurre alrededor de Vincent y cómo enfrenta la pérdida de su hijo. O en todo caso, lo que parece ser una tragedia, aunque el guion no ofrece muchos indicios concretos acerca de si la ausencia de Edgar es un hecho fortuito o realmente un crimen. Eso, a pesar de que de tanto en tanto, deja entrever que hay un suceso violento en puertas. Antes de eso, la historia está más interesada en Vincent, cuya salud mental se viene abajo en medio de la presión y comienza a tener lo que parece ser una alucinación mayor. 

A saber: brindar vida y corporeidad, a una criatura que su hijo dibujó por meses Que, además, se convierte en una especie de alter ego grosero y levemente violento, con el que debe lidiar a medida que las cosas a su alrededor se ponen más duras. Por supuesto, se trata de una simbólica relación parasitaria entre el odio que Vincent siente por sí mismo y su parte más artística. Y durante los primeros capítulos, el delicado equilibrio entre ambas cosas, resulta intrigante. 

No solo por el hecho que Eric pone en palabras, lo que evidentemente Vincent calla. A la vez, porque esa especie de relación de ventrílocuo con su propio sufrimiento, convierte a la criatura en un observador de la ansiedad y la angustia que rodea al personaje de Cumberbatch. El actor tiene la habilidad suficiente como para dar sustancia al origen de su delirio. Lo que convierte a sus discusiones y peleas — todas a la vista de otras tantas personas, que asisten horrorizados al fenómeno — en una catarsis ruidosa y pendenciera de la pena. 

Una idea estupenda mal planteada

La miniserie funciona bien, cuando permite a su historia profundizar en el horror y la angustia de Vincent y Cassie, en una especie de puesta en escena casi teatral. Los padres que deben lidiar con la posibilidad de la pérdida de su hijo y lo hacen, desde escenarios desgarradores. Él, luchando como puede y no siempre con verdaderos deseos de superar la crisis, con el alcoholismo. Ella, con un corazón roto y un matrimonio que hace aguas por todas partes. Eric evita con cuidado el melodrama o la culpabilización, por lo que enfoca toda su atención a la necesidad de ambos de mantener una mínima cordura en medio de una situación que los desborda. 

En esos momentos, la serie avanza para convertirse en una mirada al miedo adulto y a la vida cotidiana fracturada por una catástrofe doméstica. La directora logra que la presencia caricaturesca y en ocasiones burlona del monstruo Eric, sea más un espacio en que el Vincent puede afrontar su impotencia que otra cosa. De hecho, la producción tiene un especial cuidado, en mantenerse en los primeros tres episodios en un espacio neutro. 

Undated TV still from Eric. Pictured: Benedict Cumberbatch as Vincent. See PA Feature SHOWBIZ Download Reviews. WARNING: This picture must only be used to accompany PA Feature SHOWBIZ Download Reviews. PA Photo. Picture credit should read: Netflix/Ludovic Robert. All Rights Reserved. NOTE TO EDITORS: This picture must only be used to accompany PA Feature SHOWBIZ Download Reviews.

Vincent sabe que la mayor parte de su vida ha hecho daño a los que le rodean, que la ausencia de Edgar es, probablemente, fruto de esa necesidad suya de controlar y herir. De modo que la trama profundiza en sus heridas y en su desesperación, además de brindar sentido a la idea que en medio de una presión semejante, pueda evadirse con episodios grotescos. Sin embargo, la serie pierde el tino y es uno de sus problemas, cuando comienza a agregar temas este tronco central e intenta abarcarlos todo, bajo la misma fórmula. 

Muchos escenarios a la vez en ‘Eric’

Michael Ledroit (McKinley Belcher III) es el policía encargado de tratar de averiguar qué ocurrió con Edgar. Por lo que cuál el guion explora en su vida. Pero en vez de darle tridimensionalidad, lo lleva a un terreno confuso de muchas versiones sobre su vida. Como hombre gay, que oculta su sexualidad y además, debe enfrentar que su pareja esté muriendo de SIDA, Michael es el epicentro de muchas cosas. O podría serlo, si la serie tuviera la habilidad para incluir su relato, sin que parecieran hilos desordenados de algo mayor que nunca explora. 

De la misma forma, y para sus últimos capítulos, Eric incluye una investigación alterna acerca de otro niño de la edad de Edgar, desaparecido. Lo mismo, que una visión amplia y caleidoscópica, sobre cómo el sufrimiento puede transformarse en muchas cosas a la vez. Todo, a medida que se conecta con las partes más oscuras de quien la sufre. Pero sin la efectividad de los primeros capítulos, la serie naufraga al ser incapaz de unir todos sus hilos en un único escenario. Para su escena final — que tiene un poco de resumen forzado — Eric perdió su oscuridad latente y pesarosa. Eso, en favor de una distraída redención sin gran profundidad. Su mayor problema. 

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