Casi 2.700 años después de que los humanos construyesen en el promontorio de Sigea el primer faro del que se conservan referencias, la NASA ha encendido un faro en la Luna. Su utilidad es prácticamente la misma. El de Sigea guiaba a los viajeros en barco y el de la Luna a los que viajan en nave espacial.

Las pruebas se realizaron el pasado mes de febrero como parte de la misión Odysseus, de la NASA e Intuitive Machines. Dado que fueron todo un éxito, se espera desarrollar más balizas de este tipo, para que en el futuro haya toda una red lunar de faros conectados tanto con naves tripuladas como con sondas espaciales.

Además, este faro en la Luna es un ensayo para la colocación de faros en Marte. Si bien en la Luna se pueden guiar por las directrices enviadas desde la Tierra, en Marte las comunicaciones tienen un retraso de 20 minutos, de manera que no puede haber una conversación fluida entre ambas partes. El encendido de balizas, por lo tanto, puede ser el método idóneo para que los astronautas que viajen al planeta rojo se ubiquen y puedan explorar más allá sin miedo a perderse.

Un faro en la Luna a pesar de todos los obstáculos

Según han explicado en un comunicado de la NASA, inicialmente la misión Odysseus iba a tener 10 horas para probar su faro en la Luna. Sin embargo, una serie de problemas en el aterrizaje de la nave acortaron muchísimo más el tiempo disponible. Por suerte, bastó con 30 minutos para comprobar que la baliza funcionaba correctamente.

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El faro lunar es muy distinto a los que se usan en la Tierra. Crédito: Evgeni-Tcherkaasi (Unsplash)

Este faro en la Luna no funciona con una luz, como los faros de navegación tererstres. Dista mucho del funcionamiento de aquel que utilizaban los barcos cercanos a Sigea. Su misión, en realidad, es transmitir información de ubicación, tanto a la Tierra como a las sondas, naves y astronautas que se encuentren en las inmediaciones.

En estas primeras pruebas, la baliza, llamada Nodo Lunar 1 (LN-1), realizó dos transmisiones de 15 minutos. Durante ese tiempo se estuvieron realizando mediciones de telemetría. Es decir, se pudieron tomar medidas físicas del entorno, para después enviarse a gran distancia.

Una facilidad más para los exploradores de Artemis

Los primeros humanos que viajaron a la Luna emprendieron una misión hacia lo desconocido. Por suerte, les fue bien y no hubo que lamentar ninguna baja. Aun así, no fueron incursiones fáciles, por lo que la NASA y el resto de agencias espaciales del mundo se han afanado durante décadas en que los próximos viajeros humanos a nuestro satélite conozcan mucho mejor el suelo en el que pisan.

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Los próximos viajeros a la Luna dispondrán incluso de un ferrocarril. Crédito: Ethan Schaler

Para ello se han enviado multitud de sondas hacia la Luna, dirigidas a reconocer el terreno incluso en su cara oculta. También se ha planeado la colocación de una red de comunicaciones similar al wifi. ¡Incluso un ferrocarril! Ahora, además, la Luna tendrá su propio sistema de faros. Tras las misiones Apolo, las próximas que aterrizarán en la Luna serán las naves Artemis. Su objetivo es mucho más ambicioso, pues quieren establecer una base en la Luna, que sirva como estación de servicio para futuros viajes mucho más lejanos, por ejemplo a Marte.

Disponer de un sistema de localización es esencial para que todo esto pueda llevarse a cabo. Los humanos que fabricaron el primer faro de la historia ni siquiera podrían imaginar que alguna vez ocurriría algo así. ¿Qué será eso que los humanos hoy en día creen imposible y terminará por hacerse realidad?

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