El año 1999 fue especialmente provechoso para el mundo del entretenimiento. La película El sexto sentido, de M. Night Shyamalan, abrió una puerta al llamado terror elevado. Por otro lado, El club de la lucha de David Fincher se hizo un lugar entre una cartelera llena de blockbuster para convertirse en objeto de culto. Lo mismo que La milla verde de Frank Darabont, La momia de Stephen Sommers y por supuesto, la llegada de The Matrix de las Hermanas Wachowski para cambiar la ciencia ficción desde sus cimientos. Las series también tuvieron su momento de gloria.

El incipiente formato de las series se convirtió en una revolución que cambió a la cultura pop para siempre. De abrir la posibilidad de explorar un nuevo tipo de historias — más profundas, extrañas y mejor construidas — a una nueva manera de disfrutar de la televisión. Lo cierto es que 1999 marcó un hito que todavía resulta de interés para comprender mucho mejor la historia de los medios audiovisuales y su influencia a futuro. 

Te dejamos las cinco series más emblemáticas que alcanzan un cuarto de siglo en el 2024. De un clásico que convirtió a HBO en el responsable de transformar a las series en el formato más favorito del milenio, a una caricatura que hizo del humor distópico su sello inconfundible. La selección abarca varios de los mejores shows de la historia y también, deja claro algo que ahora es evidente. La televisión abrió una nueva forma de narrar que todavía es valiosa y sustancialmente importante. El mayor legado que el año 1999 dejó a su paso. 

Los Soprano

Corría el próximo fin del milenio y la cadena por cable HBO se atrevió a estrenar una serie que parecía contradecir los principios de los grandes géneros. Por un lado, Los Soprano no tenía prurito alguno en mostrar escenas de explícita violencia. Pero, por extraño que parezca, enmarcadas además en un tenso ambiente familiar. Al otro extremo, la historia tenía más interés en profundizar en sus personajes, que en la organización criminal. De hecho, buena parte de su guion era demostrar la vieja máxima siciliana. La mafia no es un grupo criminal, es una familia delictiva.

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Pero fue Tony Soprano (James Gandolfini) la figura que rompió todos los moldes y se convirtió en un ícono de la televisión. El líder mafioso, era un hombre despiadado, cruel y violento. A la vez, uno que necesitaba terapia para poder asimilar los cambios en su vida. A saber: ser la cabeza visible de los grupos criminales de Nueva Jersey y además, padre de familia. Por lo que luego de disparar, moler a puñetazos a una víctima, Tony terminaba el día analizando con cuidado sus dolores y temores, a la distancia del sofá.

La serie se volvió primero un fenómeno de audiencia y después, en uno cultural. Veinticinco años luego de su estreno, todavía su estela es larga. No solo en la forma de enfocar el miedo, la ambigüedad del comportamiento humano y un humor retorcido. Al mismo tiempo, por dar un nuevo giro a las historias de mafiosos, intactas desde el estreno de El Padrino de Francis Ford Coppola. Un legado para recordar durante este año. 

El ala oeste de la Casa Blanca

El guionista Aaron Sorkin tomó la política, el punto de vista humano sobre el poder y la dimensión más sensible de las figuras de influencia para crear, un show inolvidable. El ala oeste de la Casa Blanca, era más que un drama ambientado en el centro de poder estadounidense. Además, era una cuidadosa reflexión acerca de nuestra época, las ambiciones y dolores de la cultura. Todo, a partir de la idea de crear un punto de vista realista acerca de lo que ocurre alrededor de las figuras que trabajan junto al presidente de Norteamérica. 

Puede parecer un tema trillado, a no ser porque el escritor y creador, imaginó el escenario perfecto para analizar, desde sus matices, un terreno minado. La vida del mandatario Josiah Bartlet (Martin Sheen) no se limitaba a firmar órdenes ejecutivas. Al mismo tiempo, era un líder ponderado, que se involucraba en los cambios y conflictos de un país en mitad de dilemas éticos y morales.

Quizás en la actualidad, la serie no parezca un prodigio de originalidad, pero ciertamente lo fue en su época. En especial, al indagar en la codicia y la ambición contemporánea con cuidado y elegancia. El resultado es una premisa que todavía tiene mucho que explorar de sí misma y que abrió el paso a varios semejantes, nunca tan exitosas. 

Ángel

El spin-off de la clásica Buffy, cazavampiros es una historia de redención brillante que, además, incorpora a la idea del vampiro, otros puntos de vista. Sin caer en la edulcorada visión de Stephenie Meyer y la Saga Crepúsculo, el argumento planteó la idea de una criatura esencialmente malvada que recuperaba su empatía. En otras palabras, era capaz de sentir culpa y remordimiento ante los horrores que podía cometer. Un punto de inflexión que permitió a la serie explorar en diversos escenarios y planteamientos morales. 

Ángel (David Boreanaz), ganó su alma a cambio de una condena eterna. Y volvió a perderla, al enamorarse de Buffy (Sarah Michelle Gellar), por lo que debe vivir separado de ella y encontrar su propósito en el mundo. Lo que comienza como una búsqueda de identidad, termina por convertirse en una interesante perspectiva del mundo a los ojos de un vampiro. A la vez, la percepción del bien y del mal a través de la inmortalidad.

La serie tuvo un éxito discreto, pero se convirtió en una de culto para los amantes del universo imaginado por Joss Whedon. Un mundo que alcanza su veinticinco aniversario este año. 

Roswell

Antes de la obsesión actual por los extraterrestres, Roswell exploró en el tema por medio del drama adolescente. El resultado fue un éxito de audiencia, aunque no tanto de crítica, que narraba una historia compleja. Basándose en la conocida teoría de la conspiración alrededor de la zona que lleva el nombre de la serie, el argumento profundizaba en la posibilidad de un legado a futuro. Esto era: que tres criaturas alienígenas habían quedado varadas en la tierra.

Todas, tomaron aspecto humano y trataron de confundirse entre los habitantes de Nuevo México. Pero lo que empezaba como el intento de conservar la vida en medio de la persecución del gobierno estadounidense, se convierte en una premisa tensa ante un hecho inquietante. Los visitantes debían equilibrar la experiencia de tener la apariencia de adolescentes corrientes, con la de sus apetitos extraterrestres. 

Aunque la serie fue un éxito en su estreno y se convirtió en una de las favoritas de principio de siglo, poco a poco perdió público hasta ser cancelada. Con todo, su herencia acerca de seres sobrenaturales intentando comprender a la raza humana, sigue siendo parte del género de ciencia ficción televisivo. 

Futurama

Matt Groening ya era más que conocido, cuando este experimento de ciencia ficción y sátira, se convirtió en un culto entre los amantes de la animación. Futurama, con su tono oscuro, retorcido e hilarante, sorprendió. Mucho más, cuando su grupo de guionistas — buena parte de ellos científicos y especialistas en diversas ramas de la ciencia — utilizaron su premisa distópica para burlarse de todo tipo de temas.

De la muerte a la celebridad, pasando por el dolor humano y el amor. No hubo nada de lo que esta pieza única de argumento no hiciera un chiste cruel y brillante. Cancelada en dos ocasiones y ahora mismo de nuevo en Star+, es la evidencia que las grandes premisas nunca dejan de asombrar. En especial, este viaje por el futuro hilarante convertido en clásico. 

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