El 14 de febrero es San Valentín, día de los enamorados. Pero también es el Día Europeo de la Salud Sexual, una jornada para recordar que el amor no es indispensable en el sexo, pero la protección sí que lo es. Al menos, siempre que no se trate de una pareja estable. Y la protección no hace referencia solo al sexo con penetración. A través del sexo oral también se pueden contagiar infecciones de transmisión sexual. Incluso a través del sexo vulva vulva. Cuando hay un pene en la ecuación, se puede recurrir al típico preservativo. Si no, serían necesarios preservativos vaginales o barreras de látex. Puede que tú, que estás leyendo esto, ni siquiera hayas escuchado hablar de estos elementos. No es raro, pues son mucho menos conocidos y más difíciles de encontrar. Por eso, no está de más aprender a fabricar una barrera de látex utilizando un condón.

Solo hacen falta un preservativo, como es lógico, y unas tijeras. Como alternativa es una opción perfecta, aunque lo ideal sería que las barreras de látex estuviesen disponibles en la mayoría de farmacias, como lo están los preservativos para pene. Aquí, como con todo en la vida, la respuesta está en la oferta y la demanda. Si no hay demanda, no hay oferta. Por eso, es importante dar a conocer su necesidad.

Si nadie pregunta por las barreras de látex o los preservativos vaginales en la farmacia, estas no verán la necesidad de venderlos. Además, si las pocas que los venden ven cómo caducan en sus estantes, no volverán a hacer acopio de ellos. Aprovechemos este día para darlos a conocer, pero también para conseguir uno mientras la demanda siga sin ser suficiente para tener una oferta.

Hay vida más allá del preservativo

Existe un gran sesgo de género en torno al tema de la anticoncepción. Por ejemplo, las medidas hormonales recaen siempre sobre los hombros de las personas con vagina. Hay varias investigaciones en marcha en busca de una píldora anticonceptiva masculina, es cierto. Sin embargo, dado que ya existen muchas opciones femeninas, quizás no se estén llevando a cabo con suficiente premura.

En cambio, con las barreras físicas ocurre todo lo contrario. Existen preservativos para pene y para vagina, pero los segundos son más difíciles de encontrar e infinitamente más caros. Por ese motivo, muchas personas ni siquiera los conocen. Y el problema es que, más allá de la anticoncepción, las barreras físicas son las únicas que resultan útiles para prevenir las infecciones de transmisión sexual (ITS).

Si se trata de un cunniilingus, un anilingus o cualquier práctica sexual vulva vulva, en la que dos vaginas se froten entre sí, también pueden transmitirse ITS. En estos casos es imposible usar un preservativo para pene. Por eso, sería necesaria una barrera de látex. Estas son como una especie de sábana pequeña, muy fina y suave, que se coloca sobre la vagina o el ano para realizar el sexo oral sobre ella. Resulta muy eficaz, pero de nuevo nos encontramos con el mismo problema: es poco conocida, cara y difícil de encontrar.

Cómo fabricar tu propia barrera de látex

Hay dos mecanismos muy sencillos para fabricar una barrera de látex con un preservativo para pene y unas tijeras. El primero consiste simplemente en cortar la punta y la parte superior donde se encuentra el arito grueso. Después, se corta transversalmente el cilindro resultante y, voilá, la barrera de látex estaría lista.

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El problema es que puede ser un poco difícil desenrollarla. Por eso, existe otra forma de hacerlo. Esta consiste en no desenrollar el preservativo. Se saca solo la puntita y se corta. Después, ese disco que queda, se corta por un extremo. Ya solo queda desenrollar sobre lo que era el arito superior. De esta forma, es más fácil extender la barrera de látex. De todos modos, cualquier proceso es bueno.

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Esto tiene dos ventajas. Por un lado, resulta más barato. Y, por otro, se puede elegir entre un montón de sabores de preservativos, para que la experiencia sea aún más placentera. La única desventaja es que el resultado es algo más pequeño que una barrera de látex convencional, pero sigue siendo útil para tapar toda la vulva o el ano y que el sexo oral sea tan seguro como placentero. 

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