El acné es uno de los grandes enemigos de la piel de los adolescentes, pero también de las personas adultas. A veces cuesta despedirnos de los granitos y, por muchos productos que usemos contra ellos, al final siempre vuelven. Hay algunos compuestos de uso cosmético, como el retinol, que ayudan a combatirlo. Sin embargo, para casos más severos, normalmente se recurre a fármacos que cuentan con bastantes inconvenientes. Por eso, un equipo de científicos de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, ha desarrollado un tratamiento contra el acné muy diferente al resto, que actúa como una especie de caballo de Troya, volviendo a las propias bacterias causantes de la afección contra ellas mismas. 

Bueno, en realidad no ponen a las bacterias a pelear entre sí. Lo que se consigue es que una especie concreta de bacterias, Cutibacterium acnes, promueva la síntesis de una proteína que regula los niveles de sebo. 

El sebo, aun siendo necesario para la piel, cuando pasa de unos niveles determinados se convierte en alimento para las bacterias causantes del acné, entre las que destaca la propia C. acnes. Además, obstruye los folículos pilosos, empeorando los síntomas. Por eso se dice que este tratamiento contra el acné actúa como un caballo de Troya. El arma secreta se introduce entre las propias bacterias de la piel. Después, se deja que la liberen sigilosamente, sin armar revuelo. De momento solo se ha probado con ratones, pero los resultados han sido muy prometedores.

¿En qué consiste esta afección?

Antes de hablar sobre el acné, recordemos qué es y cómo se produce exactamente. A grandes rasgos, es una afección de la piel que se da cuando los folículos de la piel se obstruyen. Esta obstrucción ocurre generalmente por la acumulación de sebo, aunque también puede haber células muertas y bacterias, que precisamente se alimentan de ese sebo.

Todo este proceso da lugar a una reacción inflamatoria, que cursa con el típico enrojecimiento y acumulación de granitos que normalmente se dan durante el acné.

Las bacterias responsables de esta afección, en realidad, son microorganismos que viven normalmente en nuestra piel de forma inocua. La más habitual es C. acnes, conocida anteriormente como Propionibacterium acnes. Normalmente se encuentran formando parte de la barrera defensiva de la piel, protegiéndola de agentes externos, pero también de daños derivados de la oxidación celular o la inflamación, entre otros procesos dañinos para las células.

Cuando se acumula el sebo en los poros, es cuando estas proliferan demasiado, provocando esa respuesta inflamatoria excesiva que asociamos con el acné. Es importante tener esto en cuenta para comprender cómo funciona este nuevo tratamiento contra el acné propuesto en la Pompeu Fabra. 

Ventajas y desventajas de cada tratamiento contra el acné

Hoy en día ya existe más de un tratamiento eficaz contra el acné. Lo más común es recurrir a antibióticos. Estos pueden administrarse en diferentes formatos, pero siempre deben ser pautados por un médico, preferentemente un dermatólogo. Es importante dejar esto claro, porque algunos formatos, como las toallitas, a veces se conciben como cosméticos y se usan con una regularidad inadecuada.

Los tratamientos con antibiótico deben tener una duración determinada, para evitar resistencias bacterianas. Pero incluso así conllevan desventajas. La más importante es que arrasan con todas las bacterias en la piel, de modo que también pueden atacar a esa barrera defensiva tan necesaria.

Por otro lado, existen tratamientos químicos, como la isotretinoína. Su nombre comercial, entre otros, es Dercutane, y resulta muy eficaz, pero también puede provocar bastantes efectos secundarios. Es un derivado de la vitamina A, como el retinol. Sin embargo, es mucho más potente y se encuentra en una concentración mucho mayor que la que contienen los cosméticos.

El principal efecto secundario es la sequedad muy intensa de la piel. No obstante, también puede afectar a los niveles de colesterol o incluso dañar el hígado. Estos últimos efectos son muy raros, pero aun así puede ser necesario recomendar una analítica para comprobar que todo va bien. Además, es teratogénico, por lo que es muy importante que no se prescriba este fármaco a las embarazadas.

Dado que no parece que haya un tratamiento contra el acné perfecto, sigue habiendo otras muchas opciones en investigación. Y esa es la que han probado estos científicos. La isotretinoína actúa atacando a todos los frentes del acné. Por un lado, regula la producción de sebo. Pero, por otro, limpia los poros obstruidos, reduce la inflamación y ataca a las bacterias asociadas al acné.

Todo esto se consigue, en parte, gracias a la activación de un gen que codifica la síntesis de una proteína llamada NGAL. La función de esta proteína es regular la producción de sebo, de manera que se sintetiza lo suficiente para lubricar la piel, pero sin llegar a una cantidad que pueda obstruir los poros. 

Una nueva opción

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La piel de lso ratones es muy distinta a la de los humanos. Foto por Sandy Millar en Unsplash

Los autores de este nuevo estudio, publicado en Nature Biotechnology, querían obtener un tratamiento contra el acné que reuniese las ventajas de la isotretinoína, pero sin los efectos secundarios. Por eso, pensaron en la proteína NGAL.

Una vez seleccionada esta proteína como objetivo, modificaron genéticamente una cepa de bacterias C. acnes, para que portasen el gen que lleva las instrucciones para su síntesis. Así, se esperaba que, al ponerla en contacto con la piel, se mezclase con el resto de la microbiota y, desde allí, ayudase a controlar la producción de sebo.

Para comprobar la eficacia de esta cepa de bacterias, en primer lugar la pusieron en contacto con un cultivo de sebocitos, que son las células encargadas de producir sebo. En solo 48 horas, los niveles de esta grasa se habían reducido a la mitad.

A continuación, probaron a administrar las bacterias tópicamente en ratones. Comprobaron que 4 días después se seguía sintetizando NGAL y esta se encontraba en lo más profundo de los folículos pilosos.

Aún no se pueden lanzar las campanas al vuelo, pues la piel de los ratones es muy diferente a la de los humanos por diferentes motivos. Por ejemplo, tiene muchos más folículos pilosos y es mucho más delgada. Pero eso no hace los resultados menos prometedores. Habría que seguir investigando este caballo de Troya, pero podríamos estar ante un interesante tratamiento contra el acné. 

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