La terapia CAR-T ha sido uno de los avances más importantes contra el cáncer que se han realizado en los últimos años. Incluso se ha logrado la remisión de varios pacientes con cánceres sanguíneos. Sin embargo, presenta un problema importante y es que cuenta con muchas limitaciones frente a los tumores sólidos. Estos son los más comunes en los pacientes oncológicos, por lo que supone un arma eficaz, sí, pero con muy pocos objetivos. Por eso, científicos de varios centros de investigación españoles han desarrollado un tratamiento que convierte las células CAR-T en un caballo de Troya, capaz de combatir un abanico mucho más amplio de tumores.

De momento solo se ha probado en cultivos celulares y modelos de laboratorio. Sin embargo, los resultados han sido suficientemente buenos para plantear ya el inicio de ensayos clínicos en humanos. Estos serán realizados por la empresa pública gallega de servicios sanitarios GALARIA.

Por lo tanto, aún queda un tiempo para saber si esta terapia contra el cáncer es eficaz directamente en pacientes. De momento, hay motivos para el optimismo cauto, como siempre que hablamos de tratamientos contra el cáncer. Al menos, podemos quedarnos con el hecho de que la terapia CAR-T, incluso con sus limitaciones, se ha convertido en una estrategia de gran valor. Esta modificación que promete hacerla aún más eficaz puede ser una gran noticia.

¿En qué consiste la terapia CAR-T?

Cuando un agente extraño, como una bacteria o un virus, entra en nuestro organismo, el sistema inmunitario se pone en marcha para combatirla. El ejército inmunitario cuenta para ello con varias células, entre las que se encuentran los linfocitos T. Estos reconocen proteínas concretas en esos cuerpos extraños a los que deben combatir y se unen a ellos muy específicamente. El sistema es similar al de una llave que encaja perfectamente con una cerradura. 

Una vez que se produce esta unión, pueden atacar directamente a ese cuerpo extraño o promover que otras células inmunitarias acudan a él y se unan al ataque. Por ejemplo, pueden promover la llegada de los macrófagos, que engullen esa amenaza a la que se han unido los linfocitos T. 

Esto no ocurre solo con microorganismos. También puede pasar con cualquier otra sustancia que el organismo reconozca como extraña. Incluso con los tumores. El problema es que, a veces, no hay linfocitos T que tengan la llave adecuada para unirse eficientemente al tumor que empieza a desarrollarse. Y es aquí donde entra en juego la terapia CAR-T contra el cáncer.

Esta consta de varios pasos, que comienzan con la extracción de linfocitos T de la sangre del propio paciente. Estos se modifican genéticamente en el laboratorio, para que reconozcan antígenos concretos del tumor. O, lo que es lo mismo, se les da la llave adecuada para unirse específicamente a su cerradura

Así, cuando estos se devuelven al organismo del paciente de cáncer, pueden ir directamente al tumor, atacarlo y promover una respuesta inmunitaria específica. Ya se han dado varios casos de remisión de leucemia gracias a esta terapia. Sin embargo, ha mostrado ser mucho menos eficaz contra tumores sólidos. Esto se debe, sobre todo, a que estos tumores se rodean de un ambiente hostil para los linfocitos T, de modo que estos podrían dejar de ser útiles en muy poco tiempo.

Lamentablemente, a pesar de lo prometedora que es la terapia, este es un gran obstáculo. Pero podría tener solución gracias a la investigación que se está llevando a cabo en España.

NIH

Un caballo de Troya contra el cáncer

La investigación que busca solucionar este gran inconveniente de la terapia CAR-T ha sido desarrollada por científicos del Centro de Investigación contra el Cáncer de Salamanca (CIC, un instituto mixto de investigación del CSIC y la Universidad de Salamanca), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (CIBERONC), la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y el Centro de Investigaciones Médicas Avanzadas (CIMA) de Pamplona.

Todos ellos han llevado a cabo una mejora de la terapia CAR-T que consiste en la encapsulación de esos linfocitos T modificados. Del mismo modo que hay fármacos que se encapsulan para liberarlos de forma controlada, en este caso la cápsula favorece que las células CAR-T penetren en el interior del tumor y, solo allí, comiencen a actuar. Esto las mantiene ajenas al ambiente hostil que rodea a las células tumorales.

Pero eso no es todo. Y es que en el interior de las cápsulas se introducen también compuestos que reducen esta hostilidad. En palabras en un comunicado de uno de los investigadores del proyecto, Xosé Bustelo, es como si se bombardeara una zona después de haber desactivado todas sus defensas antiaéreas.

Otra de las ventajas que incluye este caballo de Troya es que las cápsulas contienen materiales magnéticos con múltiples funciones. Por un lado, pueden ayudar a guiarlas por el cuerpo. Pero, por otro, estimulando al paciente de cáncer con un equipo adecuado, se puede favorecer un gran aumento de temperatura que permita terminar de destruir el tumor desde dentro.

Para empezar, esta terapia se ha probado en modelos animales y cultivos celulares de cáncer de mama. No obstante, sus autores creen que podría llegar a ser eficaz en otros tumores sólidos. Habrá que esperar a ver qué ocurre con los ensayos clínicos. De momento, está claro que, más allá de la historia de troyanos y espartanos, introducirse de lleno en casa del enemigo puede ser la clave de la victoria. Y, en la lucha contra el cáncer, cualquier pequeña victoria es necesaria.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: