Casi dos años después de la detección de los primeros casos de COVID-19, todo el planeta sigue lidiando con la enfermedad. Sin embargo, en muchos lugares las olas que podrían haber sido tsunamis han golpeado con mucha más debilidad, gracias a las vacunas del coronavirus. Y algunas de estas han sido posibles gracias al manejo del ARN mensajero (ARNm). Esta tecnología ha despuntado en la pandemia, pero ya llevaba mucho tiempo en estudio, también con otros fines, como vacunas contra el VIH o algún que otro tratamiento contra el cáncer.

Y es precisamente uno de ellos el que es noticia hoy, después de que sus desarrolladores hayan publicado sus exitosos resultados con ratones en Science Translational Medicine

El tratamiento, llamado SAR441000(BNT131) ha dado ya también el salto a humanos, con el inicio de un ensayo clínico. Habrá que esperar para saber sus resultados, pero ya disponen de alguno preliminar, que apunta a ausencia de efectos secundarios. Ahora bien, ¿en qué consiste este tratamiento contra el cáncer?

La importancia de las citoquinas

Hace años que se sabe que las citoquinas pueden ser un arma muy útil en la lucha contra el cáncer. Son proteínas pequeñas, que actúan regulando numerosas funciones de las células; como, por ejemplo, su comunicación. 

Si se administran las citoquinas directamente el cuerpo las elimina rápidamente para evitar su toxicidad

Se ha visto que hay algunas que colaboran con las células del sistema inmunitario en su enfrentamiento contra las células cancerosas, de ahí que se consideren un gran antitumoral. Pero presentan algunas desventajas.

La más importante es que tienen una vida media bastante corta. ¿Qué quiere decir eso? Que si se administran directamente a un enfermo de cáncer, serán eliminadas rápidamente por el cuerpo. En realidad es algo necesario, ya que si se acumulan pueden ser tóxicas. El problema es que, al usarlas como tratamiento contra el cáncer, eso requiere tener que mantener una dosificación constante, para sustituir las que se eliminan. Al final, se alcanzan niveles demasiado altos y se llega a esa toxicidad generalizada que el cuerpo intentaba eliminar. 

Por eso, otra opción que se ha barajado es la administración dirigida. Esto significa que se promueve que las citoquinas vayan solo al tumor cuyas células tienen que atacar. Así, se evita toxicidad en el resto del cuerpo. Para ello, se han usado vectores virales, con las señales que les indican a dónde se deben dirigir. Pero esto también es un problema. Por un lado, porque al insertarse en el ADN puede generar ciertos errores genéticos. Y, por otro, porque se promovería una participación del sistema inmunitario que podría ser contraproducente. 

Ante todos estos obstáculos en el camino hacia un tratamiento contra el cáncer eficaz, entra en juego el ARNm. 

¿Qué hace el ARNm?

El ARNm, como su propio nombre indica, es el mensajero que da a las fábricas de proteínas de las células, llamadas ribosomas, las instrucciones de lo que deben construir. Disponen de las piezas, que son los aminoácidos, pero hasta que no les llega el mensaje no saben cómo colocarlas. 

Al introducir el ARNm en las células cancerosas actúa como un caballo de Troya

Esto es algo que ocurre naturalmente en las células. El ADN es el manual completo de instrucciones de nuestro organismo y, con él como molde, se obtiene el ARNm. Este, por ejemplo, indica a los ribosomas cómo deben fabricar insulina o colágeno, cuando y donde es necesario. 

Es un proceso natural, sí, pero también se puede promover artificialmente. ¿Cómo? Dando externamente a las células el mensaje para que los ribosomas fabriquen las proteínas que nosotros queramos. En el caso de las vacunas del coronavirus, por ejemplo, se sintetiza una proteína presente en el SARS-CoV-2, de modo que el sistema inmunitario reaccione contra ella, como si se hubiese generado una infección.

Para la obtención de un tratamiento contra el cáncer, por lo tanto, se puede inyectar en las células tumorales el ARNm con las instrucciones para que fabriquen las citoquinas que actuarán contra ellas. Como si fuese un caballo de Troya.

Un tratamiento contra el cáncer prometedor

El nuevo tratamiento contra el cáncer a base de ARNm lo han desarrollado Sanofi y BioNTech, conocida por ser una de las dos mitades de la vacuna de Pfizer.

En 17 de 20 ratones se obtuvo la regresión completa del tumor en 40 días

Contiene el ARNm con las instrucciones para fabricar cuatro citoquinas con efectos antitumorales demostrados. El objetivo es inyectarlo directamente en el tumor. Así, se evitan efectos fuera del mismo y se obtiene una gran cantidad de citoquinas en el lugar adecuado, de manera que ejerzan su función antes de ser eliminadas por el organismo.

De momento se ha probado en 20 ratones con melanoma y cáncer de colon. Tras la inyección, 17 de ellos desarrollaron suficientes citoquinas para causar una regresión completa del tumor en solo 40 días. Incluso en aquellos que tenían un segundo tumor en el pulmón el tratamiento contra el cáncer migró hasta él, favoreciendo también su desaparición.

Está diseñado para usarse por sí solo, en monoterapia, o en colaboración con otro fármaco antitumoral de Sanofi, el Libtayo. Y eso precisamente es lo que van a estudiar en el ensayo clínico con humanos que ya ha comenzado, con la participación de 231 pacientes. Aún no ha terminado, pero ya hay datos preliminares de 17 participantes, en los que no se han detectado efectos secundarios preocupantes.

Desde luego, los fármacos basados en ARNm no han hecho más que empezar. Está claro que todavía tienen muchas buenas noticias que darnos. 

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