Sabíamos que este día llegaría. Las primeras vacunas empiezan a dar los primeros datos sobre su eficacia y algunas parecen más prometedoras que otras. Pero lo que no imaginábamos es que se convertiría en una guerra por ver quién tiene los porcentajes más grandes. Dejando eso a un lado, también resulta interesante conocer cómo funcionan. Dos de las que se encuentran actualmente en el candelero, la de Pfizer y la de Moderna, son vacunas de ARNm.
Esta es una técnica muy diferente a la de las vacunas tradicionales, que busca aumentar la eficacia, reduciendo a la vez los efectos secundarios. ¿Pero en qué consiste exactamente?
Un mensaje oculto
Para comprender cómo funcionan las vacunas de ARNm, primero es importante saber qué es el ARN mensajero (ARNm).
Las proteínas son moléculas que desempeñan un gran número de funciones en nuestro cuerpo. La información para sintetizarlas se encuentra escrita en nuestro material genético, así como en el de otros seres vivos. Y no tan vivos (sí, estamos hablando de los virus).
Desde una persona hasta una coliflor, pasando por bacterias, hongos y también virus, todos tenemos un material genético, compuesto por ADN o ARN, que contiene los datos necesarios para construir proteínas. Pero no se puede hacer directamente. Este mensaje escrito en el ADN o el ARN debe transcribirse a una molécula intermedia, conocida como ARN mensajero, que será la que luego usarán unos orgánulos de la célula, llamados ribosomas, para sintetizar las proteínas.
Una larga historia
Todas las vacunas, sean del tipo que sean, buscan estimular el sistema inmunitario específicamente contra un virus o una bacteria. Este sistema, además, tiene memoria, de modo que una vez que lucha contra un patógeno queda preparado para hacerlo mucho más deprisa si vuelve a encontrarse con él.
Es la razón, por ejemplo, por la que si de pequeños pasamos la varicela luego podíamos acercarnos sin miedo a otras personas con esa enfermedad, ya que lo más probable sería que no la volviéramos a sufrir.
Para conseguir este propósito, las primeras vacunas introducían directamente el patógeno, pero atenuado. Es decir, un virus o bacteria mucho más débil, que conseguía entrenar a las defensas del organismo, pero sin llegar a causar síntomas. Más tarde, para evitar que un microbio mal debilitado lograra causar la enfermedad, se procedió a introducir solo partes concretas de su estructura. Concretamente, se trataba de proteínas que son detectadas por el sistema inmunitario, pero no pueden causar ningún daño por sí mismas. Este tipo de vacunas siguen usándose en la actualidad, aunque están dejando paso a otras mucho más novedosas, basadas en el material genético. Y es precisamente entre ellas donde se encuentra las vacunas de ARNm.
Así funcionan las vacunas de ARNm
Lo que hacen las vacunas de ARNm es introducir en el organismo el ARN mensajero que lleva los datos necesarios para que esa proteína capaz de estimular al sistema inmunitario se sintetice. Las vacunas contra el coronavirus portan el código para la fabricación de la proteína S, también conocida como spike o espícula. Es un componente esencial para que el SARS-CoV-2 pueda penetrar en las células de los pacientes a los que infecta, pero también es la señal de alerta que llama al batallón defensivo del organismo.
Por lo tanto, se consigue que sea directamente la maquinaria de las células humanas la que fabrique la proteína, como si fuese suya.
Es un procedimiento muy prometedor, como muestra el estado avance de producción de las candidatas de Pfizer y Moderna. Ninguna de las dos está lista, a pesar del optimismo que desprenden los porcentajes con los que se han sumado a la carrera de moda. Sin embargo, muestran que las vacunas de ARNm tienen mucho que decir, tanto en esta pandemia como contra otros patógenos.