¿Cuál es el alimento más sano que existe? Una científica de la Universidad William Paterson, Jennifer di Noia, dio una posible respuesta a esta compleja pregunta. Según sus investigaciones, ese ingrediente que nunca debería faltar en nuestras despensas es el berro de agua. Llegaron a esa conclusión tras realizar una clasificación de 41 tipos de frutas y verduras, teniendo en cuenta su densidad nutricional.
A la cabeza de la clasificación de su estudio, publicado en 2014, se encuentra esta verdura, posiblemente desconocida para muchas personas. Ahora bien, ¿hasta qué punto podemos asegurar, como hacen actualmente algunos titulares, que este es el alimento más sano del mundo? Ojalá fuese tan sencillo, pero lo cierto es que no es así. Es el vegetal con mayor densidad nutricional de una lista en la que, desde luego, no están todos los que existen. Además, la densidad nutricional es un dato valioso, pero no es el único que se debe tener en cuenta a la hora de hacer afirmaciones de este tipo.
Es más, no deberíamos hacer afirmaciones de este tipo, pues no hay un alimento milagroso, superior a todos los demás en todos los parámetros posibles. Que algo sea saludable depende muchos factores, que también dependen de quién lo consume. Por eso, por supuesto que será útil añadir berro de agua a nuestras recetas, pero tampoco debemos obsesionarnos. Como tampoco debemos hacerlo con los famosos superalimentos, cuyo heroico prefijo no deja de ser una estrategia de márketing.
Cuestión de términos
Según la RAE, se considera saludable algo que puede conservar o restablecer la salud corporal. Esta es una definición amplísima, en la que debemos tener varios factores en cuenta.
Por ejemplo, la dosis. Algo puede ser saludable a una dosis determinada, pero mortal a una mucho más alta. También, las necesidades de cada persona. No todos los cuerpos tienen las mismas necesidades para restablecer o conservar su salud. Una persona sedentaria no tiene las mismas necesidades nutricionales que alguien que hace mucho ejercicio físico. Incluso para las personas que hacen mucho ejercicio, habrá cuestiones genéticas o metabólicas que hagan sus necesidades todavía más específicas.
Pero es cierto que con esto nos estamos ciñendo a factores muy específicos. Supongamos que queremos buscar el alimento más saludable del mundo para la población general. Para buscar este alimento, debemos pensar qué es una alimentación saludable.
¿Qué es una alimentación saludable?
Se define como tal aquella que incluye todos los alimentos necesarios para cubrir las necesidades nutricionales de un individuo. Esos nutrientes tan necesarios son los carbohidratos, las grasas, el agua, las vitaminas y los minerales. Lógicamente, en estos grupos se deben escoger muy bien los ingredientes. Por ejemplo, no es lo mismo obtener las grasas de un puñado de nueces que de un bollo de chocolate. Y no es lo mismo obtener los carbohidratos de una tostada de pan integral que de ese mismo bollo de chocolate.
Posiblemente, ese sea el motivo por el que la autora del estudio sobre el alimento más sano optase por analizar la densidad nutricional de esas 41 frutas y verduras. Según explicaron en un comunicado de su Universidad, su objetivo era encontrar alimentos que proporcionasen el 10 por ciento o más de los 17 nutrientes críticos, incluyendo fibra, potasio, proteínas, folato de calcio, vitamina B12, vitamina A y vitamina D, por una porción de 100 calorías.
Cuanto mayor era la puntuación, más poderoso se consideraba ese alimento, pues la combinación de estos nutrientes se relaciona con la prevención de enfermedades como el cáncer y ciertas patologías cardiovasculares y neurodegenerativas. Las crucíferas y los vegetales de hoja verde fueron los que se llevaron las puntuaciones más altas, con especial mención al berro de agua.
El alimento más sano del mundo
En realidad, Jennifer di Noia no hizo referencia en su estudio en ningún momento al alimento más sano del mundo. Simplemente buscó vegetales con una alta densidad nutricional y los relacionó con la prevención de enfermedades. Todo esto es cierto.
El problema es que, nueve años después de la publicación de la investigación, algunos medios de comunicación con escasa evidencia científica han utilizado esa publicación para hacer afirmaciones tendenciosas. No se puede hablar del alimento más sano del mundo, por todo lo que hemos visto con anterioridad.
El objetivo de hacer este tipo de publicaciones es muy noble, si lo que se pretende es dar educación nutricional a la población. Pero esa educación no debe centrarse en alimentos concretos, sino en la importancia de una alimentación variada. De nada sirve poner berro de agua a todas las ensaladas si no se complementan con otros alimentos que puedan aportar el resto de nutrientes necesarios para el organismo.
Además, vender como el alimento más saludable del mundo un ingrediente concreto, o unos pocos, puede ser contraproducente. Sin una divulgación adecuada, el lector puede pensar que debe consumir grandes cantidades de este alimento. Y, si bien los vegetales de hoja verde son muy saludables, contienen grandes cantidades de ácido oxálico, una sustancia que, a dosis muy elevadas, puede provocar cálculos renales. Es maravilloso incluirlos en la dieta, pero la dieta no debe girar en torno a ellos.
En la variedad está el gusto. Y cuando hablamos de alimentación saludable, más aún.