Como si 2023 no hubiera sido lo suficientemente problemático para Unity, el panorama de cara a 2024 parece que será igual de complicado. En su más reciente informe financiero, la compañía les informó a los accionistas que espera implementar varias "intervenciones" a nivel operativo, entre las que se incluiría el despido de una parte de su personal.

Por lo pronto, Unity no ha especificado un número de empleados de los cuales podría prescindir, como tampoco qué área podría verse más afectada ante un recorte de personal. No obstante, el mensaje es claro: se vienen cambios profundos en el corto plazo para reducir sus costes operativos.

"Hace varias semanas, comenzamos una evaluación exhaustiva de nuestra cartera de productos para centrarnos en aquellos que son más valiosos para nuestros clientes. También estamos evaluando la estructura de costos adecuada que se alinee con la cartera más enfocada.[...] Esto probablemente incluirá la discontinuación de ciertas ofertas de productos, la reducción de nuestra fuerza laboral y la reducción de nuestra huella de oficina", informó la empresa.

Más allá de los posibles despidos y del cierre de algunas oficinas, Unity no brinda detalles sobre qué productos podría dejar de ofrecer. Tampoco hace mención directa a la fallida implementación de una nueva política de precios, pero es lógico pensar que la nueva estrategia sea una consecuencia directa de ella. O que, al menos, se la utilice como excusa para justificar las nuevas determinaciones.

Unity recortaría su personal, en su plan por reducir costes

Unity

De acuerdo con Unity, los cambios comenzarán a implementarse a partir del trimestre en curso, con el objetivo de completarlos antes de que finalice el primer trimestre de 2024. De modo que, si efectivamente se procede con los despidos, los mismos seguramente se informen en pocas semanas.

Habrá que ver si esta suerte de reestructuración operativa es suficiente para que Unity encuentre algo de paz después de un 2023 tumultuoso. La compañía está pagando las consecuencias de una estrategia sin pies ni cabeza. Recordemos que, a mediados de septiembre, los por entonces dirigidos por John Riccitiello anunciaron que comenzarían a cobrarles una comisión a los desarrolladores cada vez que alguien instalara un juego desarrollado con su motor gráfico.

El rechazo a la medida fue inmediato. Varios estudios independientes lanzaron un boicot contra Unity y anunciaron que migrarían a otro motor gráfico. En tanto que también se sucedieron eventos más extremos, como el cierre de las oficinas de la empresa por la aparición de amenazas de muerte.

El caso obligó a Unity a repensar su iniciativa, disculparse y modificar su nueva política de precios. No obstante, el daño ya estaba hecho. Por ello no sorprendió cuando, apenas semanas más tarde, Riccitiello renunció como director ejecutivo de la firma. Lo curioso fue que su salida se quiso enmascarar como un retiro, aunque no convenció a la opinión pública.

Desde entonces, James M. Whitehurst ejerce el rol de CEO interino. "Estamos comprometidos a crear valor para nuestros clientes y accionistas. Nuestro éxito está ligado al éxito de los creadores que utilizan Unity", aseveró el susodicho en su carta a los accionistas. Ya veremos cómo los posibles despidos impactan sobre su gestión.

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