Miles de personas se han postulado para recibir uno de los implantes cerebrales de Neuralink, la empresa de neurotecnología fundada por Elon Musk. La convocatoria comenzó hace un mes, luego de que la compañía recibiera el visto bueno de una junta independiente para hacer pruebas en humanos. De acuerdo con un informe de Bloomberg, Neuralink todavía no ha seleccionado a los participantes de su experimento, que comenzará el año que viene.

El reporte de Bloomberg está firmado por Ashlee Vance, que en 2015 publicó una biografía de Musk y ha realizado 10 visitas a las oficinas de Neuralink en los últimos tres años. Vance no ofrece una cifra exacta de las personas interesadas en el estudio. Pero explica que la compañía recibió la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) para ejecutar pruebas adicionales en 2024.

Neuralink dijo que planea hacer 11 cirugías en 2024, 27 en 2025 y 79 en 2026, según documentos entregados a sus inversores. De ahí en adelante, la idea es escalar de manera dramática: estiman 499 cirugías en 2027, hasta llegar a las 22.204 en 2030.

Musk y su equipo están en la búsqueda de personas con parálisis, mayores de edad —prefieren menores de 40 años—, dispuestas a participar en la investigación que calculan durará unos seis años. Neuralink pretende insertar pequeños chips cerebrales para tratar enfermedades como la parálisis y la ceguera. En algún momento, Musk ha dicho también que quiere sanar la esquizofrenia o la depresión.

Para llegar hasta allá, esta primera fase pondrá a prueba una interfaz cerebro-computadora. El objetivo es comprobar que el mecanismo, que ya ha sido probado en animales, permite a personas con parálisis controlar el cursor o el teclado de una computadora utilizando únicamente sus pensamientos.

El primer paso en el experimento será extraer un trozo de cráneo del paciente. Esto lo haría, por ahora, un humano. Después, queda el camino libre para un robot desarrollado por Neuralink pueda insertar una serie de electrodos y cables superfinos en el cerebro del voluntario. El robot en cuestión es una especie de brazo mecánico, de unos dos metros de altura. Tiene cámaras, sensores y una pequeña aguja moldeada a láser.

Robot que implantará los chips cerebrales de Neuralink.
El robot diseñado por Neuralink.

Uno por uno, la aguja del robot empujará unos 64 cables, cada uno revestido con 16 electrodos, hacia el cerebro, mientras esquiva con cuidado los vasos sanguíneos. A ningún ser humano se le permitiría hacer esto. Sería imposible: cada uno de estos electrodos tiene un grosor de 5 micrones. Es 1/14 del diámetro de un mechón de cabello humano.

Allí se conectará el chip cerebral, que es del tamaño de una pequeña moneda. Todo el procedimiento duraría dos horas y media. La mayor parte se la lleva la preparación quirúrgica y la craneotomía. La implantación del chip, unos 25 minutos, según el reporte de Bloomberg.

Los chips cerebrales de Neuralink leerán y analizará la actividad neuronal de la persona. Luego, transmitirá la información de forma inalámbrica a una computadora portátil o tableta cercana. El dispositivo funciona a batería, que dura unas horas y se puede recargar de forma inalámbrica. La próxima versión del chip debería extender la duración de la batería hasta 11 horas, con la idea de que el paciente pueda recargar su implante durante la noche mediante una plataforma de carga integrada en una almohada.

Neuralink cuenta ya con al menos una docena de este modelo de robot, al que llamó R1. Estas máquinas ya realizaron 155 de estas cirugías en ovejas, cerdos y monos en 2021. En 2022, fueron un total de 294.

Modelo de los chips cerebrales de Neuralink.
El chip tiene el tamaño de una moneda.

La urgencia de Musk

Neuralink calcula que cada cirugía para implantar estos chips cerebrales costará unos 10.500 dólares, incluidos exámenes, piezas y mano de obra. Nada comparado con los 100 millones de ingresos anuales que estiman en ingresos dentro de cinco años.

Musk ha presionado en los últimos meses para que el robot se mueva más rápido. También, para que todo el procedimiento se haga sin intervención humana, de acuerdo con el testimonio de Vance. «Vi a los científicos hacer una mueca de dolor al considerar la distancia entre las demandas de sus jefes y las capacidades físicas de su hardware», dice la biógrafa del magnate.

A Musk le angustia la competencia, que hace rato le lleva la delantera. Como Synchron Inc, su gran rival, una empresa que cuenta con el apoyo de los multimillonarios Bill Gates y Jeff Bezos. Al menos 42 personas en todo el mundo ya han usado implantes en el cerebro en ensayos clínicos dirigidos por Synchron. Sus pacientes con parálisis ya lo han usado para navegar por páginas web y enviar mensajes de WhatsApp.

«Actualmente, nos están pateando el culo», dijo Musk en una reunión citada por Bloomberg. «Quiero estar entre decenas de personas el año que viene». También le preocupan los avances de Onward, que ha sido noticia por lograr que personas con parálisis o Parkinson vuelvan a caminar.

Musk dijo a su equipo en una reunión en septiembre pasado que debían apurarse como si «el mundo se estuviera acabando». «Necesitamos llegar antes de que la inteligencia artificial tome el control», afirmó. «Necesitamos llegar allí con un sentido maníaco de urgencia. Maníaco».

Musk cofundó Neuralink en 2016 con siete científicos y 100 millones de dólares de su propio dinero. Desde entonces, ha recaudado más de 500 millones de dólares, incluidos 280 millones de dólares este año. Esta es la prueba de fuego para el magnate, reconocido como la persona más rica del mundo. Bloomberg recuerda que Tesla tardó muchos años en producir en masa sus automóviles. Los primeros tres cohetes de SpaceX explotaron. Pero, cuando se trata de cerebros, «no podemos destruir los tres primeros», dijo Shivon Zilis, director de proyectos especiales de Neuralink. «Esa no es una opción aquí».

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