Ocho años han pasado entre Sinsajo: Parte 2 y Balada de pájaros cantores y serpientes. Pero, al fin, Los Juegos del Hambre están de vuelta. La icónica saga de fantasía adolescente regresa con una precuela que, por primera vez, abandona la historia de Katniss. Pero sí que hay un personaje conocido. El protagonista de esta nueva entrega es Coriolanus Snow, quien fuera el maquiavélico villano de las originales.

Balada de pájaros cantores y serpientes se centra en los primeros años de vida pública de Snow. Por aquel entonces, tan solo era un joven ambicioso con ganas de hacerse un nombre y sacar a su familia de la ruina en la que habían caído a causa de la guerra. Porque el filme viaja más de 60 años atrás, a la décima edición de Los Juegos del Hambre. En ella, el protagonista será el mentor de Lucy Gray, la tributo del Distrito 12 de ese año. Juntos deberán intentar salir vencedores en la arena pero, ante todo, dar un espectáculo digno.

Lo que Balada de pájaros cantores y serpientes deja claro es que es un proyecto hecho para los fans de la saga. Para ellos, la premisa es tremendamente atractiva. No solo por ver el ascenso de un personaje brillante al que repugnan, sino por ver cómo era todo el mundo de Los Juegos del Hambre antaño. Los cambios en Panem son sustanciales. El sangriento show se desarrolla en una pequeña arena, los tributos son tratados como animales… Y a la gente del Capitolio no le interesan lo más mínimo.

Balada de pájaros cantores y serpientes

El renacer de Los Juegos del Hambre se divide en dos partes muy diferentes. La primera es un entretenido pasatiempo que recupera la esencia más pura de la saga con detalles muy interesantes para los fans. Pero la segunda, el último tercio de la película, descarrila por completo, se sumerge en el caos narrativo y ensucia el resultado final.

Puntuación: 3 de 5.

Una película para los fans

Balada de pájaros cantores y serpientes

Con el filme descubrimos el germen de la espectacularidad de esta terrible fiesta. Los resentidos aristócratas quieren recuperar el espíritu de los juegos, a la vez castigo, diversión y retrato de la raza humana. Ese es, precisamente, el eje central sobre el que pretende girar la moraleja moral de la película. No es novedoso, ya se exploró en las primeras entregas de Los Juegos del Hambre. Por eso a cualquiera mínimamente aficionado a ellas no le va a costar entrar en la película ni un ápice.

En ese aspecto, además del propio Snow, también cobran mucha relevancia Highbottom y la doctora Volumnia Gaul, los personajes de Peter Dinklage y Viola Davis. Ambos son secundarios pero, con sus escenas, Balada de pájaros cantores y serpientes gana muchísimos enteros. Sus actuaciones, como siempre, elevan el conjunto. Y además sus historias resultan muy sugerentes, precisamente por todo lo que dejan intuir, por cómo los adultos llevan remodelando el mundo a su antojo hasta acabar en el post-apocalíptico ecosistema que los fans conocen.

Balada de pájaros cantores y serpientes

Snow, Lucy Gray y los Juegos

Porque Balada de pájaros cantores y serpientes es la historia del paso de la adolescencia a la adultez de Snow. Cómo un hombre forja su propio destino y descubre que el ser buena persona en los círculos en los que se mueve no es tarea fácil. Por supuesto, el actor Tom Blyth merece una mención especial. La película dura más de dos horas y media, pero en todo momento la sostiene sobre sus hombros. Tener la cámara siguiéndole constantemente no le pesa, y con su interpretación retrata perfectamente las ambigüedades y debates internos a los que se enfrenta.

Junto a él está Rachel Zegler como Lucy Gray. La actriz tiene una carrera cortísima en el mundo del cine. Debutó en la industria como la protagonista del West Side Story de Steven Spielberg. A eso le siguió una internada en el mundo de los superhéroes en la floja ¡Shazam! La furia de los dioses, donde ella es de lo poco destacable. Además, será Blancanieves en el remake live-action de Disney y participará en la esperadísima Paddington 3. Pero es que Balada de pájaros cantores y serpientes es solo su tercera película. Y aunque hay momentos donde el guion no ayuda, cuando le da un momento para brillar está impresionante. Rezuma carisma por los cuatro costados y devora la pantalla. Es una estrella emergente con talento de sobra para consolidarse si sigue los pasos adecuados.

El último gran elemento a favor son los propios juegos. Las dos películas de Sinsajo se centraban en algo diferente a la preparación y la propia lucha en la arena. Balada de pájaros cantores y serpientes regresa a la esencia de la saga con el interesante paso de Lucy Gray por ellos. De una manera muy diferente a Katniss -totalmente voluntario para evitar comparativas-, la joven tiene que ganarse al público, a su mentor y hacer lo posible por sobrevivir sin traicionarse a sí misma. El resultado es tan sencillo y predecible como eficaz. Un blockbuster palomitero muy decente.

Balada de pájaros cantores y serpientes

El demencial final de Balada de pájaros cantores y serpientes

Durante una hora y media, la película funciona con buen ritmo. No es nada especialmente increíble o emocionante, tiene sus altibajos. El primero es su punto de partida, pues a cualquiera que haya visto las otras cintas o leído los libros le resultará muy difícil empatizar con Snow, por mucho que el filme lo intente y por llamativo que sea sobre el papel. Pero cumple bien su cometido, entretener. Sin embargo, de pronto llega su Parte 3. Y todo se vuelve un tedioso y eterno desastre que parece que nunca acabará. Los Juegos del Hambre terminan y la historia de Snow continúa. Y con ello, lo que era una trama de supervivencia y de madurez pasa a convertirse en demasiadas cosas al mismo tiempo, sin que nada tenga sentido y haciendo que el ritmo se vea muy mermado.

Por un lado, se presenta una historia de rebeldía y ansias de libertad. Por otro se encuentra un romance. A su vez hay una subtrama de revolución obrera. Hay traiciones, momentos tensos, también felices. Y muchas canciones. Pero es en este estirado desenlace donde se descubre que, en realidad, el último tercio de Balada de pájaros cantores y serpientes debería haber sido otra película. Se ha querido abarcar tantas cosas que al final no se ha llegado a tratar bien ninguna. Las escenas pasan de unas a otras de manera inconexa y torpe, evidenciando un trabajo de montaje y recorte muy brusco. Balas al aire. La mitad de las cosas no importan y la otra mitad tienen un desarrollo nefasto. Probablemente, con más tiempo de metraje, el resultado habría sido muy diferente. Sobre todo por el cambio tan brusco con respecto a las dos primeras partes.

Al final, ese agridulce sabor de boca empaña y lastra considerablemente una película que podría haber supuesto un buen renacer para la franquicia de Los Juegos del Hambre. El público será quien dicte sentencia, pues el potencial de una nueva saga está ahí. Pero más no siempre es mejor, y Balada de pájaros cantores y serpientes tenía que haberse conformado con jugar sobre seguro. La primera película que se plantea es resultona y entretenida. La segunda, para olvidar. Pero han de juzgarse juntas.