Pájaros y serpientes. Metafóricamente, estos serán los protagonistas de la precuela de Los Juegos del Hambre, que se estrena este viernes, 17 de noviembre, en los cines españoles. Toca revisionar la trilogía para no perder ni una sola de las referencias que se hagan a ella, aun siendo una historia anterior en el tiempo. Y, por eso, toca volver a escuchar hablar precisamente sobre un pájaro: el sinsajo. 

Esta ave no es ni mucho menos un personaje secundario. De hecho, aparece numerosas veces en la trama e incluso da nombre a la última parte de la trilogía, tanto de libros como de películas. Sin embargo, no es un animal que podamos encontrar en un manual de ornitología, básicamente porque no existe.

Debemos recordar que, a pesar de las vestimentas y otros recursos confusos, Los Juegos del Hambre relata un mundo futurista, en el que algunas herramientas científicas, como la ingeniería genética, están a la orden del día. Y el sinsajo es precisamente fruto de estas técnicas. Por eso, podríamos llegar a preguntarnos si se podría crear un sinsajo en la vida real. Incluso si, llegado el caso, podría utilizarse con fines tan poco éticos como los que llevaron inicialmente a su obtención en la historia de Suzanne Collins. La respuesta a esta pregunta es un tanto compleja. Podríamos simplificarla con un “no”, pero son necesarios algunos detalles más.

¿De dónde viene el sinsajo de Los Juegos del Hambre?

Cabe destacar que sinsajo es la traducción inventada de un término en inglés, también inventado. El término inventado por Suzanne Collins es mockingjay, ya que resulta del cruce entre mockingbird y eurasian jay. El mocking bird es un ave nativa de América del Norte, conocida en español como sinsonte. En cuanto al eurasian jay, es un ave de la familia de los cuervos, conocido en español como arrendajo. Sinsonte, más arrendajo, sinsajo.

Pero, en realidad, en los libros y las películas de Los Juegos del Hambre el sinsajo no se creó deliberadamente. Lo que se obtuvo mediante ingeniería genética es el charlajo, una variación del arrendajo, capaz de escuchar y reproducir al completo una conversación humana.

Estos pájaros eran enviados desde el Capitolio para espiar a la población. Sin embargo, los rebeldes se dieron cuenta y empezaron a devolverlos con información falsa. Conscientes de que ya no les servían de nada, los miembros del capitolio expulsaron a los charlajos a la naturaleza, donde empezaron a reproducirse con los sinsontes, dando lugar a sinsajos, que desde entonces se convirtieron en un símbolo de rebeldía. 

La vida se abre camino

En realidad, aunque con animales muy diferentes, en Los Juegos del Hambre tiene lugar una situación similar a la de Jurassic Park. Los creadores de los charlajos hicieron que solo naciesen machos, de manera que no pudiesen reproducirse entre sí.

En el libro de la precuela, los científicos del Capitolio temen las consecuencias del sinsajo en libertad, por lo que intentan cazar los charlamos, pero ya es tarde. Una vez en la naturaleza, aunque no existían hembras de su especie, vieron una alternativa en las hembras de sinsonte y se comenzaron a reproducir de forma muy eficiente. Es diferente a lo que ocurre en Jurassic Park, pues en este caso las hembras se reproducen sin macho, por un proceso conocido como partenogénesis, que existe también en la realidad. Pero, aun así, es un claro ejemplo de que la vida se abre camino, como bien explica el matemático Ian Malcom en la primera de las películas de la saga jurásica de Steven Spielberg, 

Esto es algo que se tiene muy en cuenta a la hora de obtener animales mediante edición genética hoy en día. Incluso cuando se obtienen plantas, también se debe tener en cuenta qué pasaría si se reproducen de forma independiente en la naturaleza. Ahora bien, volviendo al sinsajo, ya sabemos que en la vida real un pájaro editado genéticamente podría haberse reproducido con otro silvestre. ¿Pero podría haber existido el charlajo?

sinsonete
El sinsajo surge del cruce del ficticio charlajo con el sinsonte, el pájaro real de la fotografía. Crédito: Spongewothy93 (Wikimedia Commons)

La ciencia detrás del pájaro de Los Juegos del Hambre

Ni en las películas ni en los libros detallan minuciosamente la ciencia que hay detrás de la obtención del charlajo. Pero pensemos cómo podría hacerse.

Algo bastante realista es que eligieran al arrendajo como base para su creación. Los córvidos, en general, son animales muy inteligentes, como bien puede verse con los cuervos. Pero, además, los arrendajos son espías por naturaleza. Normalmente espían a otros pájaros de su misma especie para ver dónde esconden la comida y poder hacerse con ella en un descuido.

Si de verdad se pudiese elegir un pájaro para convertirlo en un espía, este sería la base perfecta sobre la que trabajar. Pero aquí llega la parte difícil. Gracias a la ingeniería genética, se puede modificar el ADN de un ser vivo, para eliminar características indeseadas o añadir otras de interés.

Pero esas nuevas características de interés deben ser viables genéticamente. Es decir, si se busca obtener un pájaro con la capacidad de reproducir conversaciones humanas, debería haber un gen que otorgue esa cualidad. Los únicos animales capaces de hacerlo somos los propios humanos, y nuestra forma de comunicarnos no es algo tan sencillo como para encerrarlo en un gen, que además pudiera introducirse en el genoma de otras especie alejadísima de la nuestra. 

Por eso, con la ciencia de la vida real, no se habría podido obtener un charlajo. Y si el charlajo no existe, tampoco puede hacerlo el sinsajo.

Pájaros que hablan

Vale, quizás hayamos mentido un poco, sí que existen pájaros que hablan o imitan lo que escuchan. Es bien conocido el caso de los loros. Aunque también hay otros pájaros que van mucho más allá, pudiendo imitar todo tipo de sonidos. Es el caso del ave lira soberbia, pues lo mismo imita una motosierra que las carcajadas de un ser humano.

El problema es que estos animales no tienen la memoria suficiente para reproducir una conversación completa, mucho menos si pasa bastante tiempo desde que la escuchan. Sería necesario entrenarlos y, quizás, alterar también genes relacionados con su memoria. Con la ciencia actual, eso no es posible. 

Pero lo bueno de Los Juegos del Hambre, así como de su precuela, es que son historias ficticias, por lo que se pueden permitir regalar a la ciencia avances de los que no dispone y difícilmente llegará a disponer algún día.

Por suerte, incluso si llegase a suceder, un comité de bioética jamás permitiría que se desarrolle un pájaro con el objetivo de espiar a la población. Otro motivo más por el que el sinsajo nunca podría llegar a existir.