Muchísimas personas se han unido ya a la moda de cambiar el café por el té matcha para despertarse por las mañanas. Algunas lo hacen porque prefieren su sabor, otras porque sienten que les cae mejor en el estómago y, finalmente, hay quien lo hace porque se ven despiertos, pero menos nerviosos. Ahora bien, ¿es esto último un placebo o realmente hay una explicación para que ocurra?

No debemos olvidar que, si bien a la del té se le suele llamar teína, la sustancia estimulante del café y el té es exactamente la misma: cafeína. Por eso, podríamos pensar que los efectos deben ser los mismos, pero no lo son. Esas personas no están experimentando un placebo, sino la pura realidad.

Y es que, además de la cafeína, el té matcha tiene otra sustancia, llamada L-Teanina, que contribuye a que esa cafeína se absorba más despacio. Así, sus consumidores se sienten despiertos durante más tiempo con el café y, además, no llegan a experimentar el nerviosismo característico de esta bebida. Son todo ventajas; pues, además, este no es el único beneficio que conocemos del té matcha.

Más tiempo en alerta, pero sin nervios

Antes de hablar sobre los efectos del té matcha, debemos entender cómo funciona la cafeína. Esta es una sustancia que, por su estructura, se parece mucho a la adenosina, una molécula con muchas funciones, entre las que se encuentra un efecto sedante y relajante. Dicho efecto se debe a la relación entre la adenosina y nuestra moneda de intercambio genético: el adenosín trifosfato (ATP). Esta molécula se forma por la unión de tres átomos de fósforo a la adenosina, en una reacción que requiere mucha energía. Y es aquí donde entra en juego su papel sedante. 

Cuando no hay suficiente energía para que se forme el ATP, la adenosina queda libre, y se une a unos receptores ubicados en el sistema nervioso, mediante una unión similar a la de una llave en una cerradura. Esta unión envía al cerebro la señal de que hay escasez de energía, de modo que se pone en marcha un efecto sedante, para que, dicho muy grosso modo, recuperemos fuerzas. Dado que la cafeína es tan parecida a la adenosina, puede unirse a los receptores de la adenosina, como cuando sacamos una copia de una llave.

Así, mientras la cafeína está unida a los receptores, la adenosina no puede encajarse y ejercer su función. Es por eso por lo que la cafeína nos mantiene despiertos. El problema es que, en el caso de la cafeína del café, este efecto es muy abrupto. Depende mucho de la persona, de su perfil genético y de lo habituada que esté al café; pero, en general, los efectos de la cafeína son muy rápidos. En solo 10 o 15 minutos ya hay suficientes moléculas de cafeína unidas a los receptores de adenosina para que nos sintamos enérgicos. Pero, dos o tres horas después (de media), estas moléculas ya se han metabolizado, dejando la cerradura libre de nuevo.    

En cuanto a la cafeína del té matcha, la unión a los receptores de adenosina es la misma. Solo hay una diferencia. Y es que, al contener también el aminoácido L-Teanina, este favorece que la unión sea más progresiva. Las moléculas de cafeína se van uniendo poco a poco a los receptores de adenosina, no tan súbitamente. Así, no llegan tantas señales de cansancio al cerebro, pero tampoco se genera ese nerviosismo característico de tener muchísimos receptores saturados. El efecto es de alerta mantenida, en algunos casos hasta seis horas, pero sin caer en el nerviosismo.

té matcha
Para preparar el té matcha se muele toda la hoja de té verde. Crédito: Unsplash

¿Qué diferencia hay entre el matcha y el té verde?

La teanina es un aminoácido. Es decir, uno de los 20 tipos de bloques que componen las proteínas. Se encuentra en grandes cantidades en el té, sobre todo el verde y el negro. Por eso, cabe preguntarse si esos efectos regulatorios de la cafeína podrían obtenerse con cualquier té. Al fin y al cabo, el matcha no deja de ser té verde.

Pero sí que hay una diferencia. Y es que el matcha se cultiva y se procesa de una forma totalmente diferente. Para empezar, si se va a destinar a preparar matcha, los arbustos de té verde se mantienen resguardados del sol durante los 20-30 días antes de la cosecha. Este cultivo a la sombra permite que aumenten los niveles de clorofila, dándole un color aún más verdoso. Pero también favorece la producción de aminoácidos, entre ellos la L-teanina.

Por otro lado, el té matcha se prepara moliendo las hojas enteras, eliminando solo los tallos y las venas. Así, también se obtiene una mayor cantidad de sustancias antioxidantes, como la cafeína.

Es beneficioso, porque hay más cafeína, de modo que exprimimos más sus beneficios y, además, estaremos más alerta. Pero también hay mayor cantidad de L-Teanina, por lo que esa cafeína se raciona más despacio. 

Debe quedar claro que todo esto no quiere decir que el café sea malo, ni muchísimo menos. Ahora bien, si necesitas entrar en el mundo por las mañanas, pero sin subirte por las paredes, puedes probar a sumar el marcha a tus desayunos. Tiene un sabor peculiar, pero el café también lo tiene, y al final, por gusto o por necesidad, casi todos lo acabamos tomando. 

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