El final de Succession fue una colección de momentos icónicos que resumió el espíritu de la serie en un capítulo amargo, con un guion brillante y lleno de referencias a su universo. El retrato de la caída de los Roy, que se extendió durante cuatro temporadas, es también una mirada despiadada al poder.
Pero en su episodio cierre ha logrado, además, profundizar en las graves heridas emocionales que separan a los hijos del patriarca Logan (Brian Cox) y los convierten en enemigos. Shiv (Sarah Cook) termina por tomar una decisión desconcertante que aparta del liderazgo de Waystar Royco a sus hermanos. Una que también le asegura una cuota de poder en una transacción histórica en la que se llevaba la peor parte.
El final de Succession impone una amarga sensación de derrota colectiva que arrasa el imperio de los Roy hasta sus cimientos. Kendall (Jeremy Strong) y Roman (Kieran Culkin) son expulsados de la mesa directiva en una jugada inesperada.
Una que además beneficia a Lukas Matsson (Lukas Matsson), convirtiéndole en dueño del consorcio. Mientras que Tom (Matthew Macfadyen), e incluso Greg (Nicholas Braun), logran una victoria parcial al conservar una cuota de poder. Todo rodeado de constantes referencias al duro legado de la serie que convierten el último enfrentamiento entre los herederos en un terreno árido.
Pero el guionista Jesse Armstrong también logra una revisión de varios de los elementos fundamentales de la producción en una despedida simbólica de todo lo que esta ha representado para el mundo del entretenimiento. Con un argumento lleno de personajes falibles, corrompidos y mezquinos, Succession ha roto esquemas. Algo que ha sido evidente en su final. Te dejamos varias de las cosas que, quizás, pasaste por alto en la impactante conclusión de una historia crucial de la televisión contemporánea.
Shiv y Tom, juntos en el final de Succession
Aunque parezca que la conclusión fue una jugada inesperada por parte de la hija de Logan Roy, en realidad, la primera escena del capítulo ya había anunciado la posibilidad. No solo muestró a Shiv tratando de defender tibiamente a su esposo frente a Lukas. También dejando claro lo mucho que conoce su forma de maniobrar entre aguas corporativas complicadas.
Algo que inevitablemente recuerda el mensaje que siempre acompañó al singular matrimonio. A lo largo de la serie y, en especial, en la temporada final de Succession, el guion ha dejado claro que la pareja se complementa entre sí. No por amor —o por un vínculo en esencia romántico—, sino por su perspectiva acerca del dinero y el poder.
Juntos, Shiv y Tom son un dúo poderoso, capaz de comprender en detalle las manipulaciones corporativas y luchar contra ellas. Algo que la primera escena del final de Succession deja claro, profetizando la escasa probabilidad de que el resultado fuera distinto.
Roman, el hombre que solo quería huir
En el final de Succession puede verse a Roman vencido mientras toma una copa. Parece deprimido, al borde del colapso mental y físico, pero no especialmente preocupado por haber perdido la empresa familiar. Un punto que coincide con las primeras escenas, en las que Kendall y Shiv tratan de encontrarle desesperadamente para completar el conteo de votos que inclinaría la mesa directiva a su favor. Pero Roman está ocultó en la casa de su madre.
Algo que le lleva a estar ausente la mayor parte del primer tramo del capítulo. Un indicativo directo de que, tras sufrir una crisis nerviosa durante el funeral de su padre en el capítulo anterior, las prioridades del personaje han cambiado. Al final, su imagen, siendo el primero en firmar el documento que culmina la fusión con GoJo, parece culminar su inminente debacle emocional.
Un momento familiar al final de Succession
A pesar de desarrollarse en el mundo financiero, Succession basó su trama en las relaciones emocionales de una familia disfuncional. A medida que la lucha entre los herederos del consorcio se hizo más feroz, fue evidente que los enfrentamientos en la mesa directiva eran el reflejo del ámbito doméstico. En especial, en la cuarta temporada tras la muerte de Logan, cuando Kendall trató de ocupar el lugar de su padre. Lo que le llevó a enfrentarse con sus hermanos y convertirse en una figura amenazante que debía ser vencida o reducida para lograr la fusión con GoJo.
En el capítulo final de Succession, el anterior rasgo de la producción queda patente en la escena en que los tres hermanos se reúnen en la cocina de la casa familiar. Para entonces, el trío había logrado un acuerdo precario, que les permitiría conservar la empresa. Por una vez, todos parecían haber dejado atrás sus diferencias riendo juntos, como los niños a los que Logan hacía referencia de vez en cuando. Un grupo familiar aparentemente dispuesto a luchar en un frente unido por su valiosa herencia. Una breve mirada a la idea de Succession como la narración de una dolorosa ruptura doméstica causada por la ambición.
Kendall y la herida de Roman
En una de las escenas más perturbadoras del capítulo final de Succession, Kendall abraza a Roman, que vuelve a sufrir un desplome emocional. Este último tiene una herida en la sien, ocasionada por una caída que sufrió en medio de los disturbios de la elección presidencial. Al estrecharlo entre los brazos, su hermano mayor roza las puntadas quirúrgicas que cierran la lesión. Lo que hace que Roman vuelva a sangrar.
No se trata de un hecho fortuito. Después de la crisis emocional durante la ceremonia funeraria de su padre, Roman se convirtió en una figura catalogada de frágil por sus hermanos. Al menos, así se refiere al él Shiv al encontrarlo en la casa materna.
Kendall también lo señala poco después, en la tensa conversación acerca de sus opciones para ser el próximo líder de Waystar Royco. Por lo que demostrar que Roman se encuentra en medio de una severa situación psiquiátrica —lo que incluye debilidad física— es la forma en que Kendall decide apuntalar su propia posición.
Logan, una sombra sobre sus hijos
Después de que Shiv se niegue a dar su voto a Kendall, los hermanos se reúnen para intentar convencer a su hermana de reconsiderar su posición. Es entonces cuando Kendall parece encarnar los peores rasgos de su padre en el capítulo final de Succession.
En una escena que recuerda a varias de las más icónicas protagonizadas por Brian Cox, insulta, grita y señala a sus hermanos. Por último, les insulta e incluso se pega con Roman. Lo que deja claro que la sugerida alianza, como Logan vaticinó durante años, es imposible entre los herederos.
El final de Succession regresa a los puntos más duros de la serie al mostrar que los Roy son incapaces de apartarse de sus propios intereses. Lo que demuestra que la opinión de su padre, que jamás confió en ninguno de ellos para liderar la empresa, estaba justificada.
La soledad del vencido en el final de Succession
Tras perder su patrimonio, Kendall se va a deambular solo, con la única compañía del guardaespaldas de su padre, Colin (Scott Nicholson). Una imagen que recuerda a una de las escenas del primer capítulo de la temporada final de Succession. En ella, Logan conversa con su empleado y le comenta que sabe que se encuentra solo en el poder y que nunca tendrá nadie a quien dejar sus posesiones.
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La secuencia parece encontrar un eco en la de su hijo, roto, vencido y sin un futuro por el cual luchar. Al final, los Roy están destinados —como su padre predijo— a la soledad de un tipo de derrota moral muy específica.