Parece que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse. Hace años que estos algoritmos se usan con infinidad de aplicaciones, desde la medicina hasta la astronomía. Sin embargo, recientemente hemos visto cómo ha irrumpido en el día a día de la población. Cualquiera puede escribir un ensayo, un poema o incluso hacer una ilustración, empleando programas de IA de acceso libre. Por eso, hay quien piensa que el siguiente paso es que muchos puestos de trabajo se vuelvan prescindibles. Tal es la preocupación que incluso se habla sobre ansiedad por IA.

¿Pero sería justificada esta ansiedad? Lo cierto es que es pronto para saberlo. Está claro que la inteligencia artificial va a suponer muchos cambios en nuestras vidas y que muchos puestos de trabajo se transformarán, como ya ocurrió en su día con la Revolución Industrial. Entonces, muchos obreros y operarios se quejaron de que fueron sustituidos por máquinas. Ahora, parece que son los puestos más cualificados los que podrían peligrar. La IA, al menos de momento, no sustituirá a un albañil o un agricultor, pero ya ha sustituido a actores de doblaje. Los creadores de contenido también se muestran preocupados por lo que todo esto pueda acarrear.

Sin embargo, también son muchas las personas que se muestran deseosas de que la inteligencia artificial se adentre en su trabajo. Consideran que, más que quitarles su puesto, puede hacerles más fácil su rutina. Sea como sea, lo que está claro es que aún hay mucha incertidumbre. Y ese es precisamente uno de los principales ingredientes de la ansiedad. Posiblemente, ese sea el motivo por el que ya se empieza a utilizar este concepto. ¿Pero hasta qué punto está justificado?

Todo depende del trabajo

Andrea tiene 29 años, es ilustradora y lleva dos años trabajando como autónoma. Para ella, la llegada de la inteligencia artificial sí que puede ser preocupante. “Sí, me preocupa, porque siento que volvemos hacia atrás”, explica la joven en conversación con Hipertextual. “Pero a la vez pienso que al final puede que sea una moda pasajera y que se consiga regular para que se pueda usar de otra forma”. 

Como ella, muchos creadores de contenido se muestran preocupados por un futuro incierto, especialmente tras la irrupción de ChatGPT.

En el lado opuesto están los mecánicos, albañiles o agricultores, que se muestran totalmente tranquilos ante la nueva situación. Sus trabajos, aun siendo bastante cualificados, son muy manuales, por lo que es más complicado que puedan ser sustituidos por la inteligencia artificial.

Los pertenecientes a otras profesiones en las que la inteligencia artificial ya lleva tiempo empleándose, como son las sanitarias, no se muestran tampoco muy preocupados. Creen que la IA puede ser una herramienta que haga más fácil su tarea.

Ahora bien, ¿qué pasa con los informáticos? Es en su sector en el que más profundamente está calando la inteligencia artificial. Pero, a su vez, son los responsables de su llegada. Es por eso por lo que no es extraño que haya división de opiniones. Por ejemplo, Claudio tiene 25 años y aún es estudiante, pero ya se muestra un tanto pesimista. “Creo que es una oportunidad, pero al mismo tiempo es una tecnología que reduce la necesidad de mano de obra, con lo que no habrá espacio para todos”, relata. “Además, exigirá una cualificación más alta. Y en ese contexto los estudiantes que aún tenemos camino que recorrer hasta asentarnos en el mercado laboral partimos con desventaja”. 

Raúl (nombre ficticio) también cree que los nuevos informáticos lo pueden tener más complicado. Él tiene 44 y trabaja como administrador de sistemas en unos conocidos productos informáticos de gestión empresaria. Considera que hay tareas que no pueden ser fácilmente sustituidas por la inteligencia artificial, mientras que las más simples sí que pueden automatizarse fácilmente. 

“Son las tareas más repetitivas y, a priori, más fáciles, las más susceptibles de ser automatizadas, y desde mi punto de vista veo que afecta más a las nuevas incorporaciones de gente joven, recién salidos de la carrera y que empiezan a hacer prácticas en empresas como la mía”, opina. “Cuando se incorporan a un puesto de trabajo que requiere de cierta formación interna, cada vez dejan menos margen de maniobra para dar esa formación y que vayan aprendiendo desde tareas más sencillas a otras cada vez más complejas”.

Además, añade que “incluso para algunas de estas tares más complejas, se pretende que cada vez requieran de menos interacción humana”.

Pero otros informáticos esperan la inteligencia artificial con los brazos abiertos. Es el caso de Birû. Tiene 46 años y se define como uno de esos informáticos de pueblo a los que todo el mundo pide ayuda. Y, en ese sentido, cree que puede ser muy beneficiosa.

“Para hacer montajes de vídeos con fotos arregladas con superresolución y separación de pistas de audio viene muy bien. Todos los días salen herramientas nuevas con nuevas aplicaciones, me gusta estar al tanto. Pienso que los últimos avances de la IA no quitarán empleos, sino que crearán nuevos”.

Birû, informático
Inteligncia artificial
Sorin Gheorghita (Unsplash)

¿Está justificada la ansiedad por Inteligencia Artificial?

Algunas de las personas que han dado su testimonio para este artículo reconocen sentirse ansiosas por la llegada de la inteligencia artificial. Una de ellas es Andrea. “Me genera bastante ansiedad, ya que disfruto bastante de lo que hago y no me gustaría vivir amargada haciendo un trabajo que no disfruto para poder sobrevivir”. 

También Claudio cuenta que siente ansiedad. “Me genera bastante ansiedad”, reconoce. “Cuando empecé mi formación tenía buenas expectativas laborales, pero ahora eso se ha convertido en incertidumbre. No quiero dejarme llevar por prejuicios hacia una tecnología que quizás tendrá más cosas positivas que negativas, como tantos opinan. Pero no puedo evitar ser pesimista y precavido”.

En cuanto a Raúl, aunque no piense que su puesto de trabajo peligre, también hace referencia a la incertidumbre. “Esto no ha hecho más que empezar y creo que aún hay mucha incertidumbre al respecto. Quizá esto es lo que más preocupación genera... la incertidumbre”.

Parece claro que es la incertidumbre la que genera esa ansiedad. Así lo ha explicado a este medio el psicólogo Miguel Omar Herrero

“Una de las variables que más impacto tienen cuando hablamos de ansiedad es la incertidumbre. No saber qué va a pasar mañana. Y en el terreno laboral venimos encadenando ya muchos años de precariedad e inestabilidad. Con estos antecedentes es normal que la irrupción de estas tecnologías añada un plus de incertidumbre. En el siglo XIX, con la revolución industrial, surgió el ludismo como forma de protesta ante el miedo de que muchos trabajos fuesen sustituidos por máquinas. La diferencia es que ahora son los puestos más cualificados los que se ven amenazados”. 

Miguel Omar Herrero, psicólogo

Además, aclara que “la ansiedad que se genere no depende solo del hecho en sí, sino de las circunstancias que la rodean”. Por ejemplo, “no es lo mismo perder tu trabajo y quedarte sin recursos que el hecho de que la tecnología te sustituya en X función y se creen nuevos puestos que puedas ocupar. O incluso que te sustituya y sepas que la masa laboral asumida por la máquina produzca una fuente de ingresos para esa gente, como la Renta Básica Universal”. 

Es mejor no anticiparse a los acontecimientos

Incluso aquellas personas que sienten ansiedad por la inteligencia artificial son conscientes de que es pronto para saber qué pasará. Andrea, por ejemplo, dice que es a eso a lo que se agarra. “Me calma bastante pensar en el presente, en que todavía las IA fallan bastante y hay medios que todavía quieren ser profesionales y no quieren utilizar esa herramienta para volver a su empresa más hostil”, reflexiona. “Una IA todavía no sabe pintar un cuadro a mano o pintar un mural o hacer un tatuaje, todavía hay esperanza en mi sector”.

Es algo con lo que está de acuerdo el psicólogo entrevistado por este medio. “Al margen de todo esto, estamos en un momento donde hay muchísimo hype y parece que esto sea nada menos que Matrix”, especifica. “Podemos opinar, creer o estimar muchas cosas. Yo sí opino que a largo plazo puede afectar, al igual que muchas personas consideran lo contrario, pero quizá lo mejor sea esperar un tiempo y ver cómo se va adaptando en nuestras vidas”.

Inside Out

¿Puede la inteligencia artificial plasmar las emociones?

El consuelo que le queda a los creadores de contenido es que, quizás, la inteligencia artificial no sea capaz de plasmar las emociones como lo hace un ser humano. Sin embargo, se está avanzando mucho en ese sentido. Además, como recuerda Miguel Omar Herrero, las emociones las construye el propio individuo y pueden venir de cualquier parte. De hecho, lo explica con un ejemplo muy sencillo:

“Si yo escribo <<piscina, montaña, bici, pueblo, Grand Prix>> estaremos todos de acuerdo en que he redactado algo muy mecánico, telegráfico, incluso. Una enumeración de palabras seguidas de una coma. Pero seguro que a muchos les han venido a la cabeza recuerdos de sus vacaciones de verano cuando eran niños. Quizá hasta esbocen una sonrisa. Las variables contextuales o ambientales son muy importantes, pero también cómo una persona en concreto percibe dicha variable”.

Miguel Omar Herrero, psicólogo

En definitiva, “podemos emocionarnos con algo creado por ellas, al igual que lo hacemos escuchando el maullido de un gato o simplemente mirando las estrellas”. No solo las creaciones humanas nos emocionan.

Por si alguien no está de acuerdo, en este enlace se puede hacer la prueba. Se muestran varias imágenes, algunas hechas por pintores y otras realizadas por inteligencia artificial. ¿Seríamos capaces de reconocer las que no son humanas? ¿Realmente no nos generarían ninguna emoción? Podemos hacer la prueba. Posiblemente, nos sorprenda.

Ahora bien, ¿quiere decir esto que debemos temer a la inteligencia artificial? No necesariamente. Del mismo modo que se ha hablado de la importancia de dejar claro los objetivos de los algoritmos para que no ejecuten tareas perjudiciales, también se puede legislar para que no sea un avance que, en su conjunto, perjudique a los seres humanos.

El objetivo de la inteligencia artificial debe ser un beneficio, como en su día lo fue la Revolución Industrial. Lo cierto es que nadie quiere volver a los tiempos anteriores a ella (aunque sí habría que combatir la contaminación que genera). Puede que, dentro de un tiempo, no recordemos lo que era vivir sin inteligencia artificial y, si lo hacemos, no lo echemos de menos. Aun así, esto es solo el resultado de lanzar la imaginación al vuelo. Será mejor que dejemos que todo avance a su ritmo y, mientras tanto, permanezcamos tranquilo, sin despegar los pies del suelo.