La serie The Last of Us, de HBO y disponible en HBO Max, tenía un reto que parecía insuperable antes de ser estrenada. El de adaptar, respetando lo esencial de la historia, uno de los videojuegos más exitosos de los últimos años. Que, desde su lanzamiento en 2013 presume de factura cinematográfica, lo que planteó algunas preguntas. ¿Se convertiría en una de tantas propuestas ambientadas en un futuro distópico? ¿Lograría encontrar su lugar en el género de la ciencia ficción con independencia del material original?
La producción, encabezada por Craig Mazin y Neil Druckmann, lo consiguió, y muy por encima de la mayoría de las expectativas. The Last of Us es mucho más que una trama bien narrada. Es la exploración de un mundo en ruinas, que va más allá de las amenazas de los sobrevivientes o los monstruos infectados. Es un recorrido cuidadoso acerca del valor de la esperanza, la promesa de un futuro a pesar de la violencia y la importancia del amor en situaciones límite.
The Last of Us es el estreno del año y solo puedes verla en HBO Max
The Last of Us, la recreación de una de las mejores historias de los videojuegos
Pero la serie adaptada del videojuego hizo algo más. Mantuvo la sensación de conexión íntima con una variedad de eventos dolorosos en medio de una tragedia mundial. The Last of Us dejó a un lado las escenas violentas, el gore o el derramamiento innecesario de sangre para construir, con mimo, la relación que vincula a sus personajes.
Exploró los diversos escenarios de la supervivencia de una población diezmada y asediada por un peligro que parece imposible de detener. El resultado es un relato cuidadoso acerca de los años posteriores a la caída de la civilización, que abarca historias de amor y procesos de duelo en consecuencia de miles de muertes trágicas. Todo en el contexto de la búsqueda de una segunda oportunidad para la población mundial.
Desde las ruinas de la ciudad de Boston hasta la pacífica vida en Jackson. El guion de The Last of Us atraviesa la multitud de escenarios posibles tras un colapso biológico que nadie pudo prever. Lo hace de forma realista, ajena al dramatismo y con acento en lo práctico. La producción se preocupa por brindar un sentido de error y equívoco humano a cada una de las circunstancias que muestra.
Los clickers (chasqueadores), fruto del contagio del Cordyceps, no son tan importantes —al menos en lo que muestra la serie— como la agresión humana. A lo largo de la primera temporada de The Last of Us, buena parte de la violencia proviene de sobrevivientes armados o de grupos fanatizados y sin escrúpulos. Una perspectiva que da al argumento un punto de vista fatalista sobre la crueldad y el miedo.
El formato de serie permite dar más contexto narrativo que en un videojuego
Uno de los elementos que más sorprendió de la adaptación de The Last of Us fue toda la información extra que se agregó a lo largo de la primera temporada. Eso incluyó una mayor contextualización acerca de cómo, por qué y en qué condiciones estalló la infección fúngica y la manera en que se propagó.
Por medio de dos prólogos en el primer y tercer capítulo, la trama consigue lograr lo que en el juego solo podía inferirse. Construir una serie de razones realistas y científicamente comprobables sobre la posibilidad de un desastre biológico de gran envergadura.
También, y en contra de otras producciones del estilo, se puso mayor atención al contagio. En The Last of Us, el estallido es consecuencia de un proceso que tardó décadas en gestarse a causa del calentamiento global. El argumento también concreta cómo la infección se volvió una pandemia, al narrar con detalle un desastre a gran escala.
Todo esto crea una atmósfera con una fidelidad terrorífica que casi documenta un desastre a tiempo real. También profundiza en sucesos que podrían empeorar una situación semejante. La violencia en las calles, el gobierno convertido en ente totalitario, la destrucción fulminante de la civilización. The Last of Us ha logrado que su trama sea algo más que una experiencia emocionante, la ha convertido en una temible. Asimismo, es un argumento doloroso con tintes de catástrofe que, a pesar de los esfuerzos, termina por arrasar en todo el mundo.
La supervivencia en las peores condiciones
Pero el mayor aporte de la adaptación de The Last Of Us al material del cual proviene es la forma en que contextualiza a sus personajes. Joel, interpretado por Pedro Pascal, cobra vida en dimensiones un tanto distintas al juego, sin perder por ello su esencia. La historia inicia mostrando las consecuencias de un trauma personal, acabando en su redención como protector de una niña en mitad de las ruinas del mundo en el que nació.
Por su parte, Ellie (Bella Ramsey) es una superviviente que nació sin conocer otra cosa que un mundo postapocalíptico. A pesar de ello, la joven actriz brinda optimismo, independencia y energía a su papel. También, la profundidad suficiente como para abarcar las heridas emocionales que una huérfana en medio de una hecatombe podría sufrir.
La decisión de los creadores de añadir figuras secundarias que en el material original son meramente referenciales ha enriquecido el panorama narrativo de The Last of Us. El episodio de la historia de Bill (Nick Offermann) y Frank (Murray Bartlett) dio como resultado uno de los mejores momentos de la historia de la TV.
El argumento no se limita a un encuentro breve con Bill, como sucede en el videojuego. En lugar de eso, construye con cuidado una historia paralela a la trama central, con la que logra mostrar lo que ocurre más allá de las zonas de cuarentena o la anarquía en las ciudades abandonadas.
Este giro brinda a la producción una profundidad que emula varios de los momentos más celebrados del material original. Con su ritmo pausado y su búsqueda de un objetivo a pesar de la desesperanza, la adaptación de The Last of Us retrata la vida en mitad de la desolación del apocalipsis.
¿Qué distingue The Last of Us de otros argumentos apocalípticos?
Durante años, The Last of Us marcó el camino a seguir a otras experiencias para consolas de videojuegos. Con un guion profundo y emotivo, un apartado visual rico en detalles y que explora el paisaje de la destrucción con mucho detalle, el juego se convirtió en un hito. Su adaptación a serie consigue lo mismo, pero amplía la redención y la convierte en el final de un camino íntimo. Un matiz que agrega profundidad a sus personajes, a los nuevos lugares por descubrir y, en especial, al conflicto central.
¿Qué harías por mantener lo poco que queda del mundo en pie? Es la gran pregunta que se ha planteado la primera temporada de la serie The Last of Us. La respuesta llega en nueve capítulos que recorren la naturaleza humana desde sus puntos más altos hasta los más perversos.
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Al final, la conclusión es parte del poder de la obra de Neil Druckmann en su conjunto. Todos los recorridos llevan a la búsqueda de un motivo para continuar, a pesar de las tragedias a cuestas. Un elemento que gravita sobre todo en el último capítulo de la temporada y cierra con de forma brillante la premisa de la producción.