The Last of Us nos presenta un apocalipsis diferente al de otras historias de zombis. La razón es que, en este caso, la infección causante de la epidemia inicial no la provoca un virus, sino un hongo. Concretamente uno del género Cordyceps. Al principio del primer capítulo vemos a dos epidemiólogos, cuarenta años antes del inicio de las infecciones, hablando de lo grave que sería una epidemia causada por hongos. En cierto modo, uno de ellos predice lo que va a pasar. Y eso nos lleva a hacernos una pregunta inevitable: ¿es posible una epidemia causada por el hongo de The Last of Us?

Bien, es verdad que ese género de hongos es real. Y también que en cierto modo manipula a las hormigas, como señalaban primero en el videojuego y ahora en la serie. Ahora bien, hay otras muchas cosas que deberíamos temer antes que la posibilidad de que Cordyceps mute para convertir a los humanos en infectados, como el hongo de The Last of Us.

De hecho, en esa entrevista con la que empieza el primer capítulo hay algunos errores que es importante comentar. En los últimos años ya hemos visto que a veces la realidad puede superar a la ficción, pero no parece que vaya a hacerlo en esa línea.

Así es en la vida real el hongo de The Last of Us

Varios hongos del género Cordyceps infectan a insectos, alterando su comportamiento. Concretamente, el que más se parece al hongo de The Last of Us es el Ophiocordyceps unilateralis.

Este infecta a las hormigas mediante sus esporas, que posiblemente penetran en su cuerpo a través de la cutícula. Una vez ahí, comienza a consumir tejidos no vitales y sintetiza sustancias que, de algún modo aún sin descubrir por completo, alteran el comportamiento del animal y le obligan a subir a las copas de los árboles. Ya en lo más alto, las hormigas se enganchan de las hojas con su boca y es aquí cuando el hongo ya comienza a consumir los tejidos vitales, acabando con su vida y proliferando hacia el exterior, como se ve que ocurre con los humanos en The Last of Us.

En cuanto emerge del cadáver de los insectos, libera nuevas esporas. Al encontrarse en alto, estas se dispersan mucho mejor y el hongo puede seguir proliferando.

hongo the last of us
Wikimedia Commons

Pandemias por culpa del calentamiento global

En la entrevista del primer capítulo de The Last of Us, uno de los epidemiólogos habla de la posibilidad de que se produzca una epidemia por hongos que manipulen el cerebro de los humanos. Básicamente, se podía decir que predice lo que va a pasar. Sin embargo, hay varios errores a tener en cuenta.

Por un lado, empieza diciendo que lo que buscan los hongos no es matar, sino manipular. Esto es un error a muchos niveles. Es cierto que estos no buscan matar. Ningún parásito lo hace. Lo que buscan es debilitar a sus hospedadores y aprovechar sus recursos para su propia proliferación. Pero esto no se hace controlándoles la mente.

En definitiva, habla de esa supuesta capacidad para manipular el cerebro como si eso fuese algo relativamente común en ellos. Y lo cierto es que no lo es. De hecho, empieza poniendo de ejemplo el ergot (Claviceps purpurea), pues es el hongo del que se obtiene el LSD. Sin embargo, a pesar de los efectos de esta sustancia sobre el cerebro, no se puede decir que el hongo sea capaz de manipular animales como marionetas. No es más que un hongo que infecta a plantas. Hay muchas sustancias con efectos psicoactivos derivadas de hongos o plantas, pero eso no significa que esos hongos o plantas puedan manipular el cerebro.

¿Qué ocurre con la temperatura?

Por otro lado, el epidemiólogo señala que, en un principio, no hay que temer a los hongos, ya que solo pueden infectar organismos cuya temperatura corporal no exceda los 34 °C. Eso salvaría a los seres humanos, pero solo de momento, pues el calentamiento global y una posible mutación podrían cambiar las cosas. Por eso, en The Last of Us se presenta el apocalipsis como una consecuencia del cambio climático. Pero esto tampoco tiene sentido. Sí que hay muchos hongos que pueden afectar a los seres humanos, no está establecido que necesiten esa temperatura concreta para infectar. Y, en todo caso, el cambio climático podría favorecer epidemias, pero no precisamente porque se caliente el organismo de posibles hospedadores ni porque cambie la temperatura en la que puedan proliferar los hongos. 

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Aunque el cambio climático sí puede traer epidemias

Que el tema del hongo en The Last of Us esté un poco cogido con pinzas en lo concerniente al cambio climático no significa que el calentamiento global no pueda traer enfermedades. De hecho, sí que es posible y, además, ya ha empezado a hacerlo. Puede ocurrir a dos niveles.

Para empezar, hay enfermedades transmitidas por mosquitos que son endémicas de zonas tropicales, pues es a esa temperatura a la que mejor viven estos insectos. Al aumentar la temperatura global, habrá cada vez más zonas tropicales y empezaremos a ver dichos mosquitos en lugares en los que no eran habituales. De este modo, algunas enfermedades, como el dengue, el chikungunya o la fiebre del Nilo occidental, ya han empezado a aumentar sus casos en ubicaciones poco frecuentes.

Por otro lado, el calentamiento global está llevando a que poco a poco se derrita el permafrost. Es decir, la capa de suelo que se encuentra permanentemente congelada. Bajo esta capa puede haber restos de animales fallecidos por microorganismos que se han mantenido intactos durante muchísimos años. Estos son patógenos prácticamente erradicados, para los que nuestro organismo ya no tiene una respuesta defensiva. Por eso, si esto llega a ocurrir, podría darse una situación muy grave. Quizás no un apocalipsis zombie, como con el hongo de The Last of Us, pero sí brotes o epidemias muy preocupantes.

hongo The Last of Us

El peligro más allá del hongo de The Last of Us

Que el hongo de The Last of Us no parezca peligroso para los humanos no quiere decir que no haya hongos de los que debamos preocuparnos.

Estamos constantemente rodeados de ellos y generalmente no nos hacen daño. Pero sí hay hongos a los que debemos prestar atención. Algunos, aparentemente inofensivos, pueden ser muy peligrosos. Por ejemplo, aunque no puedan causar una epidemia, algunos de los hongos que proliferan en la fruta secretan toxinas que se acumulan en el hígado y pueden incluso acabar causando cáncer. Es por eso por lo que se recomienda no comer nunca una fruta con moho, incluso si se ha retirado la parte visiblemente afectada.

Estos y otros hongos del género Aspergillus pueden ser peligrosos también para personas inmunodeprimidas. Pueden estar en paredes, ventanas y otros lugares con humedades y, en principio, no causar daños. No obstante, si las personas con el sistema inmunitario débil inhalan sus esporas, pueden enfermar, a veces gravemente. Tampoco podemos olvidar el género Candida, causante de multitud de infecciones en las mucosas humanas. 

Todos ellos pueden tratarse con antifúngicos. El problema es que, del mismo modo que ocurre con las bacterias y los antibióticos, algunos hongos están empezando a desarrollar resistencias. Y eso sí que puede ser peligroso a la larga.

Un enemigo que pasa desapercibido

No obstante, en lo que a resistencias se refiere, hay una gran pandemia que ya ha empezado y a la que deberíamos temer más que a una mutación rocambolesca como la del hongo de The Last of Us. Las bacterias resistentes a antibióticos ya están causando miles de muertes en todo el mundo. Infecciones que antes eran inofensivas pueden convertirse en plagas mortales si seguimos avanzando en esa dirección.

Evitar que ocurra está en manos de los científicos, que buscan alternativas a los antibióticos, pero también en las de la población, que debe comenzar a usarlos con responsabilidad. Así, evitaremos una pandemia que sí que podría convertirse en película de terror. Mientras tanto, sigamos disfrutando de la ficción. 

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