Últimamente, se está hablando mucho sobre un virus que convierte a las palomas inglesas en zombis. En realidad, no es algo que parezca fuera de lugar, puesto que las historias de zombies suelen empezar precisamente con un virus o, en ciertos casos, un parásito. ¿Pero hay algo de cierto en esta ocasión? Y, también muy importante, ¿cómo de peligrosa es la enfermedad para las palomas, para otras aves y para los propios seres humanos?

Bien, lo primero que debemos tener en cuenta es que esta no es una enfermedad nueva. Lo que tienen estas palomas es algo conocido como enfermedad de Newcastle. Fue descubierta en 1926, aunque algunos de los mayores brotes en palomas se han descrito a partir de los años 80

Por otro lado, normalmente cuando hablamos de patógenos que transforman a sus hospedadores en zombis, suele tratarse de aquellos que les manipulan para su propio beneficio. Un ejemplo es el protozoo de la toxoplasmosis, que provoca en los roedores la pérdida de miedo hacia los felinos. O el virus de la rabia, que provoca agresividad, para poder expandirse a través de los mordiscos. En este caso, si se dice que transforma a las palomas en zombis es más bien porque cometen movimientos erráticos, parecidos a los de estas criaturas en las películas. Más allá de eso, el virus no controla su comportamiento en su propio beneficio. Entonces, ¿qué debemos saber sobre él?

Muy peligroso para las aves, pero poco para los humanos

En 1926 fue descrita por primera vez en Indonesia una enfermedad muy contagiosa, causada por un paramixovirus, que provocaba un amplio abanico de síntomas entre las aves. Sin embargo, no se le dio nombre hasta un año más tarde, cuando afectó a la población de aves de la localidad de Newcastle-on-Tyne, en Reino Unido. Así, pasó a conocerse como enfermedad de Newcastle, aunque se le dan otros nombre, como pseudopeste aviar o ranikhet.

Es extremadamente contagiosa entre aves, aunque puede serlo aún más dependiendo de la cepa del virus, la especie de ave de la que estemos hablando y el estado de su sistema inmunitario. Además, los brotes pueden ser más graves en invierno, ya que el virus aguanta más tiempo en el ambiente a bajas temperaturas.

Puede contagiarse a través de las secreciones respiratorias de aves infectadas, pero también por las heces. Y eso es lo que la hace tan contagiosa, pues estas pueden contaminar el ambiente y que se produzca el contagio entre animales que no han estado en contacto directo.

Dicha contagiosidad se da durante el periodo de incubación y en las etapas más tempranas de la recuperación. No obstante, según la Organización Mundial de Sanidad Animal, las palomas pueden transmitir el virus de forma intermitente durante un año más

Prácticamente, cualquier especie de ave puede contagiarse. En cuanto a los humanos, no es fácil que se produzca dicha transmisión; ya que, como mucho, puede producirse conjuntivitis en personas que han manipulado aves infectadas.

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El virus de las palomas zombis no tan zombis

Los síntomas son muy variados porque no todas las cepas afectan a los mismos sistemas del organismo. Algunas provocan síntomas principalmente respiratorios, como jadeos, tos, estornudos y ruidos al respirar.

Otras, en cambio, provocan problemas digestivos, como diarrea. El brote que está enfermando a palomas actualmente en la isla de Jersey, en Inglaterra, provoca diarrea, con heces verdosas, pero también síntomas neurológicos, como torcedura del cuello o movimientos erráticos en círculos. Este es el motivo por el que se dice que son palomas zombis, pero en realidad no hay un control sobre ellas para que expandan el virus. 

Ahora bien, sí que es una enfermedad a la que hay que prestar mucha atención, ya que su mortalidad puede llegar a ser del 100%. Además, se acerca la temporada más fría del año, por lo que los brotes pueden expandirse más. 

Generalmente, en producción avícola se lleva a cabo la vacunación profiláctica. Pero, cuando se trata de aves salvajes, es más complicado evitar contagios. Las medidas que ya han empezado a llevarse a cabo en Inglaterra pasan por localizar a las aves enfermas y aislarlas o sacrificarlas. Además, se deben llevar a cabo tarea de desinfección en las zonas afectadas. De momento, este brote no ha hecho más que empezar. Tendremos que esperar para ver cómo evoluciona. Lo que está claro es que, con más razón que nunca, no son zombis, son infectadas.