La serie 1899, de Netflix, sorprendió por reformular el concepto del tiempo, el espacio y la memoria a un nivel por completo nuevo. Y hacerlo, además, a través de una historia que basa su efectividad en relatar la multiplicidad de ideas que se interconectan en la realidad. Pero eso supone que la serie debe redefinir su propio concepto sobre lo que existe y lo que no para poder sostener su premisa. 

Mucho más cuando debe vincular la idea de la narración central que intenta mostrar con algo mucho más amplio. En particular, la concepción sobre lo que ocurre más allá de las interminables versiones sobre el presente que el argumento muestra como parte de su recorrido narrativo.

Pero lo que resulta más complicado es explorar la posibilidad de lo comprobable en una serie de versiones sobre hechos cuestionables. El proyecto Kerberos, punto central de 1899, está enfocado en reproducir la memoria hasta crear elementos coincidentes entre sí. Y por si eso no fuera suficiente, conectar todas las posibilidades en percepciones incompletas que se enlazan en constantes reinicios. Lo que quiere decir que cuando un personaje muere, en realidad, lo que ocurre es que vuelve a ser incluido en una realidad alternativa.

La mirada del tiempo en 1899

Estas múltiples simulaciones se convierten en un ciclo interminable basado en las decisiones de los personajes. Pero, como también se trata de un sistema probabilístico, termina por enlazar con las obsesiones de cada mente sometida a la simulación. 

De modo que el proyecto Kerberos plantea la amplitud de todas las versiones de la realidad que un solo hecho puede concebir. A su vez, todas las veces en que una misma decisión refleja la incapacidad de la mente humana para evitar cometer los mismos errores. Siendo así, ¿cuál es la realidad? Mejor dicho, ¿cuál es la realidad en 1899? ¿Dónde comienza y en qué punto termina lo que ocurre más allá de las simulaciones?

1899 barco

La realidad, la última frontera

La serie 1899 responde la pregunta con una escena de su último episodio. En ella, se muestra cómo Maura se desconecta de la máquina que mantuvo cautiva su conciencia dentro de la simulación. Lo que la lleva directamente a una cámara en las que se encuentran parte de la tripulación y pasajeros que conoció en el Kerberos.

El lugar está dentro de una nave espacial, que pertenece, ahora sí, al proyecto Prometheus. En la estructura también pueden verse múltiples cámaras idénticas, lo que quiere decir que es el sitio inicial en que las mentes son conectadas a la simulación.

Aunque la primera versión del proyecto Kerberos se identifica con el año 1899, la realidad se sitúa en 2099, doscientos años en el futuro. Con lo que, además, Maura comprueba que el proyecto creció de un puñado de participantes a más de dos mil. Todos viajan a través del espacio profundo a un punto desconocido, lo que plantea una nueva capa de significado para la serie y su probable segunda temporada.