La relación entre Microsoft y el Departamento de Defensa de Estados Unidos es más estrecha de lo que la gran mayoría imagina. No obstante, en los últimos años se ha vuelto evidente el desencanto de sus propios empleados por la militarización de sus desarrollos. El caso de IVAS, el casco de realidad mixta basado en HoloLens para el Ejército, es de los más resonantes, sin dudas. Pero ahora la compañía ha salido al cruce de un par de pedidos para investigar sus contratos militares.

En documentos enviados a la SEC, la junta directiva de Microsoft rechazó dos propuestas para la realización de informes independientes sobre sus vínculos con la milicia. Pero los ejecutivos ahora están instando a los accionistas a tomar la misma determinación, considerando que ellos tendrán la palabra final sobre el asunto. La votación para aprobar o no las investigaciones se realizará el 13 de diciembre, durante la reunión anual de accionistas.

Una de las propuestas fue presentada por Impact Investors y Boston Common Asset Management, mientras que la otra ha sido impulsada por Harrington Investments. La primera se centra en la preocupación generada por el involucramiento de la firma de Redmond en IVAS y el programa Joint Enterprise Defense Infrastructure, o JEDI.

Este último consistía de un plan por 10.000 millones de dólares para crear una plataforma de computación en la nube para el Departamento de Defensa. Si bien el contrato militar se otorgó a Microsoft en 2019, la iniciativa se dio de baja en 2021 por una protesta de Amazon. Los promotores de los informes independientes expusieron su temor a que la compañía pueda quedar involucrada en violaciones de la privacidad y los derechos civiles y humanos.

En tanto que la segunda propuesta para investigar en profundidad los contratos militares de Microsoft expresa su inquietud sobre los riesgos financieros y de reputación a los que se expone la firma al lidiar con proyectos de Defensa. Lo notorio de ambos pedidos es que incluyen testimonios de empleados que no están de acuerdo con que la compañía de Redmond sea contratista militar.

Microsoft defiende sus contratos militares a capa y espada

Microsoft, contratos militares

Al rechazar ambos pedidos de informes independientes sobre sus contratos militares, la junta directiva de Microsoft usó el mismo argumento: que no cree que sea beneficioso para "los intereses de la compañía, los accionistas y otras partes interesadas". Además, los directivos sostienen que la mejor forma de atender las preocupaciones no es limitar el alcance de su tecnología, sino interactuar de forma permanente con las instituciones nacionales.

"En un país democrático como los Estados Unidos, donde el ejército es responsable ante las autoridades civiles, creemos que la mejor manera de abordar esto es no retener nuestra tecnología, sino participar en discusiones con las instituciones del país, incluido el testimonio ante el Congreso y el compromiso con el Poder Ejecutivo, y las propias fuerzas armadas", dice Microsoft en su explicación.

Sobre el descontento de sus empleados, la empresa no desconoció su existencia. No obstante, dejó en claro que su postura es mantener el involucramiento en contratos militares:

"Entendemos que algunos empleados pueden tener puntos de vista diferentes. No pedimos ni esperamos que todos los que trabajan en Microsoft apoyen todas las posturas que asume la empresa. También respetamos el hecho de que algunos empleados no deseen trabajar en ciertos proyectos. Tenemos un enfoque que garantiza que las personas que tienen tales inquietudes puedan plantearlas, y trabajamos con ellos en la medida de lo posible para abordar estas inquietudes. Somos transparentes sobre nuestra toma de decisiones y continuaremos teniendo ese diálogo".

Microsoft, sobre sus contratos militares.

El enojo de los empleados de Microsoft sobre la militarización de sus desarrollos comenzó a hacerse público en 2019, tras el anuncio del proyecto IVAS. Al punto tal que pidieron que se rompa el contrato para desarrollar las gafas de realidad mixta basadas en HoloLens. "No fuimos contratados para desarrollar armas, y exigimos poder decidir cómo se usa nuestro trabajo", manifestaron en una carta pública.

Sin embargo, los de Redmond hicieron oídos sordos. Y no sorprende demasiado. No olvidemos que tras el casco para la milicia estadounidense existe un contrato por más de 20.000 millones de dólares. Aunque, hasta ahora, la iniciativa ha demostrado ser bastante problemática. Según un reciente informe, más del 80% de los soldados que lo utilizaron han sufrido náuseas, fatiga visual y fuertes dolores de cabeza.