Estamos comprando menos smartphones que nunca. Y no es solo por la coyuntura económica actual. Una mirada a medio plazo muestra cómo, desde 2017, las ventas de teléfonos móviles a nivel global se ha estancado y tiende la baja.

Poniendo el foco en lo más cercano, este mismo año, la consultora IDC publicaba recientemente una nueva caída en la venta de estos dispositivos. En concreto, hablamos de una caída del 9,7% interanual hasta los 301,9 millones de unidades en el tercer trimestre de este curso. La caída supone el mayor descenso de la historia en un tercer trimestre y el quinto consecutivo para el mercado. Durante lo que va de 2022, todos los trimestres rondan caídas en torno al 10%.

Si ampliamos el plano, el resultado es que desde 2017 la tendencia ha sido a la baja, pasando de un global de más de 1.500 millones de dispositivos vendidos a apenas rondar los 1.300. El peor año de esta serie fue 2020 por motivos obvios, con buena parte de la población reteniendo el consumo ante la incertidumbre cuando no era imposible si no se hacía online. Pero, teniendo en cuenta los datos hasta ahora aportados por IDC y las estimaciones que también aporta Counterpoint, 2022 podría marcar un nuevo mínimo.

A nivel de fabricantes, solo Apple resiste con un crecimiento de 1,6% interanual en el último trimestre analizado. El resto, caen.

Ahora bien: ¿A qué se lo achacamos? 

Desde la propia IDC descargan las causas en el actual contexto económico, marcado por la inflación y el descenso de las ventas especialmente en Asia, señalando los vendedores chinos como los más perjudicados.

"La mayor parte del descenso se produjo en los mercados emergentes, donde la falta de demanda, el aumento de los costes y la inflación afectaron a los consumidores con menos ingresos disponibles”, explicaban en un comunicado. 

Entre el precio y la falta de innovación

El contexto económico debe ser desde luego tenido en cuenta, así como los traspiés que han recibido grandes fabricantes como Huawei en los últimos años. Pero hay otros ligados, como el aumento de precios ligado a una innovación no demasiada marcada, que puede estar haciendo que cada vez la necesidad de renovar un dispositivo sea menor.

La llegada de los smartphone plegables en los últimos dos años han contribuido a añadir color a la gama de opciones, pero el móvil, como dispositivo, hace mucho que no da un salto adelante realmente importante.

Un recorrido por la historia ya amplia de estos dispositivos marca como cada 5/8 años se produce un gran cambio de formato o diseño. De los primeros teléfonos, a los que contaban con formato cocha, Blackberry, el primer iPhone, las denominadas phablets y la introducción de la pantalla cada vez con menos marcos. El teléfono plegable parece el nuevo salto que, no obstante, no parece haber encontrado aún un encaje o quizá no lo encuentre. 

Aquí se puede ver una evolución de estos formatos representadas por los modelos más vendidos por años

La falta de competidores innovadores en el mercado smartphone

Por otra parte, el mercado también lleva varios años estancado sin la aparición de un nuevo competidor disruptivo. Hoy los grandes dominadores son Apple y Samsung, con cuotas de mercado que rondan el 20% y que varían en función de sus lanzamientos. Esta dicotomía a nivel mundial, sin embargo, no era tal hace 20 años. Entonces era Nokia la que vendía 3 de cada 10 teléfonos, casi dejando su modelo 3310 como una especie de huevo de pascua de su dominancia.

Por el camino, los teléfonos chinos aparecieron desde 2010 fuera de su mercado para aportar nuevas opciones. Ahora, los móviles chinos manejan su cuota de mercado, pero hace tiempo que no entra un nuevo acto en liza. ¿Nothing puede ser uno? Quién sabe. Por ahora, ni siquiera los Pixel de Google han conseguido ser un actor relevante y menos un motor de innovación en un mercado que ha expulsado a gigantes como Microsoft.

Nokia mantuvo su dominio del mercado mundial durante la mayor parte de la siguiente década. La empresa alcanzó el 40% de cuota de mercado en 2007, pero para entonces el gigante finlandés ya había dado muestras de problemas de fondo. Su línea de teléfonos 3G con diseños experimentales no había tenido el éxito y la popularidad que Nokia esperaba, pero el verdadero problema era el sistema operativo Symbian, que acabó quedando a un lado con la presentación del iPhone y la llegada de Android.

A diferencia de Apple, Nokia subestimó la importancia del software en la era de los teléfonos digitales. El hardware de Nokia era tan resistente que ha generado sus propios memes, pero su soporte para el uso de aplicaciones se desveló pronto como deficiente.

Veremos si el aparente mercado bajista hace que se incentive la innovación. En cierto modo, la aparición del primer iPhone se dio también antes de un contexto económico dramático (justo antes de la crisis de 2008) y cuando los móviles de la época parecían haber encontrado un entorno cómodo del que no se movía.