Hasta hace no demasiado tiempo se pensaba que los humanos éramos los únicos capaces de sentir el ritmo de la música y, por lo tanto, los únicos con la capacidad de bailar. Unos mejor que otros. Como mucho, podría ser algo extrapolable a otros primates, por aquello del parentesco, pero no se pensaba que hubiese muchos más animales con esta capacidad. Sin embargo, las cacatúas vinieron a demostrar que, en realidad, el ritmo también corre por sus venas. ¡Y de qué manera! Asumimos que ellas también podían, pero que seguía siendo algo excepcional. Sin embargo, ahora sabemos que en realidad hay más animales musicales.

De hecho, dos estudios recientes han sumado a la lista tanto a las ratas como a las focas. Las primeras se asemejan bastante a las cacatúas, en el sentido de que pueden seguir el ritmo de la música con su cuerpo. ¿Significa eso que bailan? Según lo que entendamos por bailar. En cuanto a las focas, no bailan, pero sí que se interesan por patrones rítmicos y de duración concretos. Solo eso ya es mucho más de lo que hacen la mayoría de animales.

Por lo tanto, no, no somos los únicos animales con la capacidad de sentir el ritmo de la música y bailar. De hecho, posiblemente haya algunos animales más dotados para la danza que muchos de nosotros.

Las cacatúas bailan mejor que tú

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Snowball es una cacatúa Eleonora que se ha hecho famosa por protagonizar varios estudios sobre la capacidad para el baile de las aves de su especie. El primero de estos estudios se publicó en 2009 y mostraba simplemente que podía seguir el ritmo de la música con su cuerpo sin ningún entrenamiento previo. Esto es importante, pues sí que hay algunos animales que pueden bailar si se les enseña, pero no nacen con la capacidad de hacerlo.

Pero Snowball no solo puede moverse al ritmo de la música. En un segundo estudio, publicado en 2019, se demostró que la cacatúa podía incluso coreografiar las canciones. En cada tema, usaba unos pasos de baile concretos, por lo que hacía mucho más que sentir el ritmo.

Las ratas también sienten el ritmo de la música

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En un estudio reciente se demuestra que las ratas también pueden moverse al ritmo de la música. Vale, no lo hacen con el mismo arte que Snowball y tampoco usan sus propias coreografías. Pero el simple hecho de que se muevan al son de la melodía ya es bastante interesante.

En dicha investigación, recién publicada en Science Advance, se analiza también si el ritmo que despierta los movimientos de los roedores es equivalente al tiempo del cerebro o del cuerpo. El primero describe la velocidad a la que las células nerviosas pueden responder a un estímulo y, curiosamente, es muy similar entre diferentes especies animales. En cuanto al segundo, se refiere al movimiento del cuerpo y la frecuencia de los pasos; por lo que, lógicamente, es mayor en animales más pequeños.

Para comprobar cuál de los dos ritmos se ajustaba más, expusieron a un grupo de ratas a 60 segundos de La Sonata para dos pianos en re mayor de Mozart, variando su velocidad. Concretamente, la escucharon al 75%, al 100%, al 200% y al 400%. La velocidad habitual a la que se interpreta este tema es de 132 pulsos por minuto. En cuanto a las ratas, movieron la cabeza de forma más acorde con la música cuando esta se escuchaba a una velocidad de entre 120 y 140 pulsaciones por minuto, por lo que se encontraba en rango. 

Por otro lado, en el experimento intervinieron también humanos, que movieron la cabeza de un modo similar a las ratas, disminuyendo el nivel de las sacudidas a medida que aumentaba la velocidad de la melodía. Esto demuestra que, efectivamente, tienden a seguir el son de la música en consonancia con el ritmo del cerebro, no del cuerpo.

Esto es lo que vieron con Mozart, pero también querían analizar los resultados con algo más actual, como Lady Gaga o Queen. De hecho, el tema elegido de la banda británica fue Another One Bites the Dust, justo una de las canciones favoritas de Snowball. De nuevo, se detectó esta sincronización innata, aunque sin las coreografías de la cacatúa. 

Las focas no necesitan entrenamiento

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Un estudio, publicado recientemente en Biology Letters, analiza también cómo sienten el ritmo las focas. Pero en su caso es algo diferente. Para empezar, no se empleó música generada por el ser humano, sino melodías provenientes de los gritos de llamada de las crías. Lo único que se hizo fue variar parámetros como la velocidad o la duración de las notas. Es decir, la cantidad de pulsos por unidad de tiempo y el número de pulsos de un solo sonido. Además, se utilizaron secuencias regulares e irregulares.

El objetivo era comprobar si las focas se sentían atraídas de forma innata por esta música. Y, en caso afirmativo, cuáles serían sus parámetros preferidos. Para ello usaron focas comunes (Phoca vitulina) que se encontraban en un centro de rescate antes de ser liberadas de nuevo a su hábitat. No eran animales adiestrados. 

Se vio que, efectivamente, cuando escuchaban la música tendían a mirar hacia su origen y lo hacían especialmente cuando los sonidos eran más largos, rápidos y regulares. Eso indica que, efectivamente, son capaces de distinguir el ritmo, ya que no se sentían atraídas por la música sin más. No obstante, no movían su cuerpo al unísono, por lo que no se podría decir que pueden bailar, como las ratas o las cacatúas

Aun así, de nuevo, es posible que tengan un sentido del ritmo mejor que el de muchos seres humanos. Basta con pasarse por un karaoke a las 2 de la mañana para comprobar que no tenemos tantas dotes musicales como nos gustaría creer. Otros animales nos superan con creces. 

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