Google empezó siendo un simple buscador. Simple porque su página principal era minimalista. Pero no por ser simple en su funcionamiento, accionado mediante algoritmos que cambiaron la manera en que buscamos cosas en internet. Hoy, Google es mucho más que eso. Para empezar, su matriz se llama Alphabet. Y ofrece servicios online para millones de personas, empresas y organismos públicos. Publicidad online, computación en la nube, software, aplicaciones móviles y online, comercio electrónico, dispositivos electrónicos… Incluso es un proveedor de internet. Pero no todos los proyectos de Google han acabado bien. Un ejemplo reciente es Stadia. Otro fue Project Loon. Un proveedor de internet a través de globos de helio.
En Estados Unidos, Google hace de proveedor de internet y de televisión por IPTV bajo el nombre Google Fiber. Lo hace desde 2010 y tiene clientes en ciudades como Atlanta, Nashville, San Antonio, Kansas City o el Condado de Orange, en California. E indirectamente a ciudades tan importantes como Chicago, Denver, Miami, Seattle, San Francisco o San Diego. Todavía no está a la altura de AT&T, Verizon o Xfinity en cuanto a cobertura o número de clientes, pero poco a poco va abriéndose camino. Una estrategia inteligente si tenemos en cuenta que prácticamente la totalidad de áreas de negocio de Google se basan en internet.
No es casualidad, pues, que en un ya lejano 2011, Google decidiera poner en marcha el Proyecto Loon, Project Loon, en inglés. Había surgido precisamente en X, o Google X, el laboratorio de ideas del que debían salir los éxitos futuros de Google. Cuantas más personas puedan acceder a internet, más clientes potenciales tendrás. Más tarde se escindiría en forma de empresa independiente. Y en 2021, le llegó la hora y desistió en su intento de llevar internet con globos de helio.
Internet para todos en globos con helio
En enero de 2022, la población mundial era de aproximadamente 7.910 millones de personas. De ellas, 4.950 millones son internautas, usuarios de internet. Es decir, un 62,5% del total. Hay países que tienen una penetración de internet del 100%, como Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Qatar o Liechtenstein. Si nos fijamos en los países más relevantes, por unos u otros motivos, China tiene un 54% de internautas, Estados Unidos un 87%, Rusia un 81%, España un 86%, México un 80%, Argentina un 74% y Chile un 82%.
En resumen. Hasta llegar al 100% de la población en todo el mundo, hay mucho por hacer. Y más si tenemos en cuenta que hay países donde existe un amplio despliegue de fibra óptica. Otros en los que predomina el uso de tecnologías móviles como el 4G y el 5G y, finalmente, hay zonas del planeta que siguen dependiendo de conexiones lentas y de mala calidad. De ahí el intento por parte de Google de ofrecer una solución económica y práctica para llevar internet a zonas remotas y rurales a velocidades aceptables.
Proyectos posteriores como Starlink, se basan en el despliegue de satélites específicamente pensados para brindar cobertura y acceso a internet. Y por las últimas informaciones que sabemos de este proyecto de Elon Musk, todo apunta a que va bastante bien. Pero proyectos como Starlink, que cuenta con más de 12.000 satélites en órbita alrededor de la Tierra, requieren de mucha inversión.
Primer vuelo de Project Loon: Nueva Zelanda
Project Loon (2011) que luego pasaría a ser una empresa con el nombre Loon LLC (2018), quería buscar una alternativa más viable económicamente. Y apostaron por los globos con helio. Se colocarían a unas alturas de entre 18 y 25 kilómetros, y juntos harían posible una red inalámbrica que permitiera conexiones inalámbricas a velocidades similares a las redes 3G. Eso en un principio.
El primer despliegue de Loon fue dos años después de su creación como proyecto dependiente del laboratorio de ideas o incubadora de nombre X o Google X. En el verano de 2013, Google iba a desplegar una primera red de globos inflados con helio. Globos de helio de grandes dimensiones. Unos 30 en total. El lugar elegido fue Christchurch, en Nueva Zelanda. Los globos estaban alimentados con paneles solares y eran visibles al ojo humano. Una vez desplegados, formaban una red que abastecería a unas 50 personas, los primeros participantes en el proyecto como clientes en fase de pruebas.
Según explican varios medios en noticias de la época, los responsables de Project Loon tenían pensado desplegar un total de 300 o 400 globos. Algo que podía parecer costoso en cuanto a despliegue y mantenimiento. Pero estamos hablando de zonas remotas en las que el despliegue de fibra óptica sí que era realmente caro. Y que beneficiaban a unas pocas personas. Si todo iba bien, Project Loon seguiría su trabajo en otros países como Australia, Sudáfrica o Argentina.
El legado de Project Loon
Casi nueve años después de poner a volar los primeros globos del Proyecto Loon, a principios de 2021, sus responsables anunciaban el final del proyecto. En su blog oficial, hospedado en el sitio de X, el comunicado repasa la labor de Loon en Nueva Zelanda y posteriormente en Puerto Rico, Perú y Kenia. También probó suerte en Brasil y Sri Lanka. En el segundo caso, en marzo de 2016 logró ser el segundo país del mundo con cobertura vía LTE, una tecnología que ofrece velocidades mayores que el 4G sin llegar a la actual 5G.
Y a nivel técnico, se fueron perfeccionando las redes de globos conectándolos entre sí mediante un sistema de láser. En un artículo más reciente en el mismo blog, con fecha de septiembre de 2021, el equipo que trabajó en Loon recuerda que el proyecto fracasó pero que, por el camino, sirvió para aprender mucho sobre la estratosfera. En este sentido, los datos obtenidos con los sensores que incorporaban los globos se hicieron públicos para quien quiera consultarlos. Científicos e investigadores, principalmente. En concreto, datos obtenidos por más de 2.100 vuelos y que cubren el periodo de tiempo entre agosto de 2011 y mayo de 2021.
Por otro, cualquiera puede consultar información relacionada con el proyecto a través de The Loon Library, un documento de más de 400 páginas que repasa a nivel técnico todo lo que envuelve el proyecto: sistema de vuelo, comunicaciones, software empleado y todo lo que se aprendió por el camino.
Una nueva esperanza en el horizonte
La pregunta del millón es, ¿qué salió mal? La respuesta es simple. Project Loon tenía un propósito encomiable. Pero hacer el bien a veces sale mal porque no da beneficios económicos. La idea era llevar internet a zonas donde desplegar fibra óptica o antenas móviles era demasiado caro. Caro para zonas en las que vivía un número reducido de personas. Es decir, que la inversión no se amortizaría nunca. Precisamente, uno de los primeros beneficiados por Project Loon, un granjero neozelandés, pagaba cantidades astronómicas por tener internet vía satélite.
Así que si bien Loon siguió investigando y reduciendo los costes del despliegue de sus globos y demás infraestructura en tierra, seguía existiendo un gasto que seguía siendo prohibitivo para las personas que podían beneficiarse del mismo. Google podría haber financiado el proyecto con sus millonarios beneficios, pero al no tener salida económica viable, decidió abandonar la idea. Por otro lado, en algunas zonas en las que había desplegado sus globos, ya se empezaban a instalar redes 3G y 4G que hacían innecesario el despliegue aéreo de Google.
Pero no todo está perdido. Si el cierre de Loon se produjo a principios de 2021, en septiembre de 2022, algunos medios se hicieron eco del regreso de este proyecto con otro nombre: Aalyria. Su responsable, la startup Aalyria technologies, fue fundada a principios de 2022 por antiguos empleados de Google. Pero aunque se relacionan ambos proyectos, en realidad poco tienen que ver uno con el otro. Para empezar, no hay globos de por medio. Y Google no participa en el proyecto. Eso sí, el objetivo es ofrecer internet de banda ancha empleando software que se usó en el Proyecto Loon para convertirlo en un sistema en la nube que gestione redes que conectan satélites, aviones o barcos.