Desde la irrupción de los primeros vehículos eléctricos, hasta la actualidad, donde ya es habitual ver por las calles de las ciudades españolas modelos que renuncian a la combustión, la sombra de la llegada de los coches eléctricos chinos ha estado ahí. Pues bien, ya han llegado.

Mientras Tesla se hacía con el trono y aparecieran las primeras apuestas de las marcas europeas y norteamericanas, en el gigante asiático un inventario de marcas amplio y complicado de seguir crecía ofreciendo a sus ciudadanos cada vez más opciones. La promesa de su llegada a Europa era clara: podrían bajar los precios. 

Vamos a hacer un breve repaso de cómo hemos llegado hasta aquí. Pero, antes, veamos qué marcas chinas han puesto ya sus pies en Europa y Europa.

Repescando viejas marcas y situando nuevas: así están desembarcando los coches eléctricos chinos

Lo primero que hay que tener en cuenta es que en China existen grandes fabricantes que hasta hace nada eran desconocidos en occidente, pero que lideraban el listado de ventas mundiales junto con los grandes nombres europeos y americanos.

BYD, SAIC, Chery o Geely son alguno de ellos. Ahora, a Europa, algunas de estas grandes marcas han apostado por entrar con nombres de antiguas casas que compraron en horas bajas.

Por ejemplo, SAIC ya está vendiendo en España bajo la marca MG de origen británico. Geely lo ha hecho con Polestar, marca que pertenecía al grupo Volvo, que a su vez adquirió en 2010 también. Link & Co, la empresa que promueve el alquiler y car sharing que ya está llegando a algunas ciudades españolas, también está participada mayoritariamente por Geely, que también vende en España los pequeños Invicta, los modelos más baratos de origen chino.

Otros gigantes como BYD, también referente en el mercado de las baterías, aún está por llegar a España, aunque se espera que lo haga en los próximos meses.

Los precios de los coches chinos: no todo es tan barato

Wuling HongGuang

A nivel de precios, su llegada viene amparada por el Plan MOVES III, con ayudas de hasta 7.000 euros con achatarramiento de un vehículo anterior.

Así, podemos encontrar modelos como el MG4 por menos de 30.000 euros con ayudas incluidas. El año pasado ya llegó también la versión europea del Wuling HongGuang estará disponible próximamente en España. El pequeño automóvil eléctrico se vendería por menos de 9.000 euros, pero siendo una versión muy limitada que solo es válida como vehículo en la ciudad.

Sin embargo, también van a llegar modelos para bolsillos mayores. Xpeng va a traer su modelo P7 a España en dos versiones, una de tracción trasera por 64.000 euros y una más potente y 4×4 por 72.400 euros.

Cómo hemos llegado hasta aquí

El BYD Han

Pekín ha conseguido llegar hasta aquí gracias a una política de ayudas, restricciones a la movilidad de combustión, y la imposición a las marcas extranjeras de tener que aliarse con sus fábricas y marcas locales por obligación para poder vender en su mercado. Un movimiento este último que ha llegado a ser tildado como una fórmula para apropiarse de patentes y conocimiento industrial. 

Pero aunque esto parezca indicar que China haya dado un golpe de timón hacia una política más ecológica y de emisiones cero -que también- lo cierto es que detrás se encuentra un plan mucho más terrenal: dominar por completo la fabricación y venta de vehículos eléctricos y, lo que es casi más importante, sus baterías.

Seguramente llegados hasta aquí nos preguntemos por qué con semejante músculo automovilístico los coches chinos se vean tan poco hasta ahora fuera de su propio país. En América Latina algunas marcas como Chery ya han conseguido su cuota de mercado, pero en Europa y Estados Unidos son prácticamente inexistentes. ¿Qué les ocurre entonces?

La respuesta corta podría ser que de momento China se ha bastado consigo misma para dar demanda a sus fábricas. El mayor mercado del mundo compra cada año 25 millones de coches, más de una tercera parte del total mundial. Ahora, es cuando van también a por mercados como el nuestro.

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