Pocos son los grandes estudios de cine y/o entretenimiento que no cuentan con su propia plataforma de streaming. Y los que no contaban con ella, han sido comprados o asimilados por otros que sí que tenían. MGM pertenece ahora a Amazon, Warner Bros. Discovery se han fusionado formando un gigante, Disney adquirió 21st Century Fox, Paramount es propiedad de ViacomCBS y Universal Pictures está controlada por Comcast. En medio de este continuo baile, Sony sigue independiente y sin una gran plataforma. O sí.

Sony Pictures, la rama cinematográfica del conglomerado nipón, ha hecho negocios con Disney gracias a sus derechos sobre el personaje de Spider-Man, tiene acuerdos con Netflix para que sus películas pasen tras los cines primero por la plataforma roja. También co-produce muchos de los éxitos de otros estudios y ha estrenado en la peor situación de la pandemia sus películas al mejor postor, como hizo con Greyhound, la película protagonizada por Tom Hanks, en Apple TV+. Ah, y casi se me olvida, Sony también ha participado como estudio en The Boys, la afamada serie de Amazon.

Y, por si fuera poco, en este contexto de guerras del streaming en el que participa desde fuera, también tiene una plataforma. El año pasado Sony anunció la compra de Crunchyroll, plataforma líder en anime, uniendo su oferta con Funimation, plataforma que ya había adquirido hace unos años de contenido similar.

Observando las ‘streaming wars’ desde el anime

El precio de compra de la transacción fue estimado por Sony en 1.175 millones de dólares a AT&T, quien había invertido en ella años antes y poseía la mayoría de sus acciones.

La plataforma de anime cuenta con un 100 millones de miembros gratuitos y los 5 millones de suscriptores de pago. Aunque la entrada de Sony en el streaming de anime pueda parecer repentina, la empresa lleva décadas involucrada en la producción de anime. En 1995, Sony Music Entertainment Japan (SMEJ) estableció Aniplex, una filial creada para gestionar las producciones de anime y música. 

Sony ya probó el terreno del streaming a lo grande y no le gustó. Fue uno de los primeros en entrar en la guerra del streaming, lanzando el servicio Crackle el mismo año en que Netflix inició su oferta online. Pero el servicio no se convirtió en nada serio y acabaron deshaciéndose de él.

En los últimos cinco años, Sony ha reforzado su cartera de servicios de streaming internacionales mediante adquisiciones, empezando en 2015 con el servicio de streaming de anime francés Wakanim. En 2018, la compañía compró la distribuidora australiana de anime Madman Anime y su servicio de streaming, AnimeLab. Un año antes, una filial independiente, Sony Pictures Television, adquirió la distribuidora de anime estadounidense Funimation que ya hemos citado. Más tarde, en 2019, Aniplex y Sony Pictures Television consolidaron todos estos servicios de streaming juntos bajo el nombre de Funimation.

Y manteniendo vivo el cine

Al mismo tiempo, sin su propio servicio de streaming a gran escala, Sony está apostando más fuerte que sus competidores por el regreso del cine. Los ejecutivos de Sony describen su compromiso con las salas de cine como parte de una estrategia para atraer talento y para asegurar precios altos cuando venden películas a los servicios de streaming, que suelen pagar en función de los ingresos de taquilla.

Aunque sus películas más conocidas de este último año, como Morbius o Uncharted no han salido del todo bien paradas, su plan es claro.

En lugar de enfrentarse a Disney, Warner Bros., Universal Pictures o Paramount —todos los cuales están tratando de utilizar las películas que han producido para atraer a los consumidores a sus propios servicios de streaming—, Sony dice sin tapujos que espera sacar tajada de esa situación.

"Ninguno de ellos puede hacer frente a los demás, pero todos ellos pueden hacer frente a nosotros", dijo Tom Rothman, presidente y director ejecutivo de Sony Pictures, añadiendo que el futuro de su compañía estará bien servido si vende películas a sus rivales. "Ciertamente, ha sido una estrategia de zig-zag. Ha resultado muy lucrativa para nosotros”, comentaba en declaraciones al Wall Street Journal hace unos meses.

Sony pactando con todos

Recientemente, Sony cerró un par de grandes acuerdos para proporcionar películas a Netflix y Disney. Los títulos de Sony estrenados a lo largo de cinco años, a partir de 2022 —incluidas las nuevas películas de Spider-man— estarán disponibles en Netflix tras su paso por las salas de cine.

Sony también acordó dar a Netflix una primera opción para recoger las películas que el estudio está haciendo específicamente para las plataformas de streaming. Después, además, tras su paso por Netflix, los estrenos de Sony en los cines irán a parar a Disney, que podrá mostrarlos en Disney Plus. Doble negocio.

Los acuerdos de Netflix y Disney, combinados, tienen un valor de cerca de 3.000 millones de dólares en varios años.

Además, Sony sigue cerrando acuerdos para hacer series de televisión que se emitirán en varios servicios de streaming, como HBO Max y Netflix, dejando claro que, a veces, quedarse fuera de un negocio por el que todos apuestan puede ser también una muy buena decisión.